La entrada en vigor de la normativa MIFID2 ha traído muchas novedades que a buen seguro has notado en tu banco o bróker.
Qué es MIFID2
La finalidad de esta norma es reforzar la regulación, y en última instancia proteger a los clientes, mejorando la supervisión y la transparencia.
Para ello, la norma clasifica a los clientes en tres niveles de protección: minoristas, profesionales y contraparte elegible. Por poner un ejemplo, en el caso de Self Bank todos los clientes reciben la clasificación de minoristas, con lo que tienen el máximo rango de protección.
Clasificación de productos
Productos no complejos
Los productos a los que la norma otorga la etiqueta de no complejos, reúnen todas y cada una de las siguientes características:
- Se pueden reembolsar de forma frecuente a precios conocidos por el público. En general, es fácil conocer su valor en cualquier momento y hacerlos efectivos.
- El inversor no puede perder un importe superior a su coste de adquisición, es decir, a lo que invirtió inicialmente.
- Existe información pública, completa y comprensible para el inversor minorista, sobre las características del producto.
- No son productos derivados.
Productos complejos
Son aquellos que no reúnen las cuatro características a la vez que acabamos de ver. Aquí encontramos desde productos estructurados a participaciones preferentes, por ejemplo.
Implicaciones de ser un producto complejo
Lo que pretende la norma es proteger al máximo al inversor minorista, y con ello intenta evitar que productos complejos, que pueden ser difíciles de entender, se comercialicen en masa.
Todos tenemos en mente lo sucedido con emisiones preferentes o estructurados, que se comercializaban de una forma poco clara y podían tener consecuencias muy negativas y poco previsibles para el ahorrador conservador.
Por ello, todas las entidades están obligadas a establecer controles efectivos para clasificar de forma correcta a sus clientes, y asegurarse de que reciben toda la información necesaria para que sepan qué están contratando en cada momento.
Las entidades están obligadas a evaluar a la conveniencia mediante un test que el cliente debe hacer, con el fin de evaluar sus conocimientos y experiencia en la operativa sobre ese producto. Cuando el resultado del test es “No conveniente”, el cliente puedo contratar el producto, pero ha de escribir de su puño y letra (o teclear) “Este producto es complejo y se considera no conveniente para mí”.
El papel de la CNMV
La CNMV es el organismo que vela por el cumplimiento de la normativa y tiene facultades supervisoras y sancionadoras. De hecho, son frecuentes sus multas a entidades financieras por deficiencias en los procesos de comercialización.
Por ello, las entidades están adoptando lo requerido por la norma, dado que saben que de no hacerlo, se ven expuestos a multas y posibles demandas de los clientes.