A lo largo de la historia renombrados economistas han desarrollado modelos teóricos que recogen una determinada realidad, la analizan, prevén su evolución y plantean posibles actuaciones. Sobre esa base teórica se levantan las estrategias de los órganos de gobierno regionales, nacionales o supranacionales, aplicando la teoría económica para lograr un determinado objetivo.
Pero veámoslo de manera sencilla con más detalle. Todos esos modelos que cuantifican una realidad económica se engloban en teorías económicas. Por ejemplo, la teoría clásica de Adam Smith, la teoría de la demanda de Marshall, la keynesiana, la marxista, etc. Y cada modelo de teoría económica tiene un campo de actuación diferente, con unos actores y un enfoque diferente:
- Microeconómico, donde los agentes económicos son dos: los individuos (o familias) y las empresas. Los primeros demandan los bienes y servicios que ofrecen las segundas, el intercambio se produce en el mercado.
- Macroeconómico, donde se observa la economía desde un punto de vista más amplio, como fruto del conglomerado de intercambios individuales producidos en el ámbito microeconómico. En macroeconomía se agregan variables para explicar los acontecimientos económicos (inflación, oferta, demanda, paro, crecimiento económico, exportaciones, etc.).
¿Qué es economía aplicada?
Economía aplicada es el conjunto de medidas del gobierno de un país que ponen en práctica una determinada teoría económica esperando alcanzar un objetivo previamente definido.
Expresado de otro modo, son el conjunto de políticas que actúan sobre las variables económicas para lograr ciertos objetivos deseables para sus habitantes, a corto, medio o largo plazo.
Así puedes verlo todavía más claro: el gobierno pretende alcanzar un cierto nivel de crecimiento durante su legislatura. Para ello elige seguir una estrategia concreta (o política económica) con la que configura los instrumentos que tiene a su disposición, como por ejemplo, una política fiscal para subir los impuestos.
Políticas económicas.
Las políticas económicas se suelen clasificar en cuatro, pudiendo ser cada una, restrictiva o expansiva:
- Política fiscal. Impulsar o relajar la actividad productiva de un país pasa por ajustar el nivel de gasto público y la presión fiscal (impuestos) sobre sus ciudadanos.
- Política monetaria. Actuando sobre la liquidez y la capacidad de inversión, o en otras palabras, ajustando la cantidad de moneda en circulación y los tipos de interés.
- Política de rentas. Los salarios son el parámetro sobre el que actúa esta política, principalmente para mantener controlada la inflación.
- Política exterior. El tipo de cambio y las barreras arancelarias permiten ajustar el comercio exterior con mayor o menor volumen de importaciones y exportaciones.
¿Y cuáles son los objetivos económicos?
Son diferentes para cada país y para cada región, pero de un modo u otro, se pueden englobar en los tres siguientes:
- Crecimiento económico sostenible.
- Estabilidad de precios.
- Aumentar el empleo.