En ocasiones, cuando se habla de determinados ajustes o recortes que hay que hacer para reducir el déficit, se dice que, al igual que sucede en las economías domésticas, no se puede vivir siempre a crédito (o “por encima de nuestras posibilidades”, como dicen otros).
Sin embargo, esto no es exactamente cierto, dado que los Estados sí que pueden tener cierto nivel de deuda “perpetua” (de hecho, la deuda antigua se va pagando a base de emitir más deuda). Además, a lo largo de los años, por efectos del crecimiento económico y de la inflación, el porcentaje de deuda sobre el PIB se puede reducir, aunque la deuda nominal sea la misma o incluso mayor.
No obstante, lo que sí es verdad es que el volumen de deuda no puede crecer indefinidamente, porque si no, se haría muy complicado el pago de los intereses de la misma, aumentaría la prima de riesgo, etcétera. Al igual que en nuestra economía personal, hay que tener un presupuesto de gastos, para tener una previsión de en qué vamos a gastar el dinero, y qué repercusiones tendrá ese gasto.
Qué es el techo de gasto
El techo de gasto es el límite que se fija para el gasto no financiero a la hora de elaborar los Presupuestos Generales del Estado (PGE). De esta manera, se fija un límite máximo de recursos disponibles por parte del Estado para gastar en el siguiente ejercicio. Es un paso previo a la elaboración de los PGE, ya que limita lo que se puede gastar.
Qué consecuencias tiene
El techo de gasto es un instrumento que se recoge en la Ley de Estabilidad Presupuestaria (LOEPSF), del año 2012. Como su propio nombre indica, la Ley trata de garantizar que las Administraciones Públicas no eleven en exceso sus gastos/inversiones en épocas de bonanza, y que los contengan cuando se esté en tiempos de crisis (de alguna manera, para promover el ahorro).
De esta manera, se trata de proteger, en la medida de lo posible, a la economía de los clásicos ciclos de expansión-recesión.
Qué dicen los principales economistas y sus distintas teorías
La mayoría de los economistas están de acuerdo con el techo de gasto, entendiendo que es bueno no gastar en exceso, aun en épocas de bonanza.
Sin embargo, los seguidores de Keynes, uno de los economistas más importantes de la Historia, discrepan en relación a qué hacer cuando la economía entra en una crisis como la actual, ya que el keynesianismo aboga por la reactivación de la economía a partir del Estado incrementando el gasto público, cuando el consumo privado y la inversión se reducen a causa de la crisis.
Cómo se calcula y qué efectos tiene el techo de gasto
La determinación del techo de gasto, como es lógico, está fuertemente relacionada con los Presupuestos Generales del Estado.
En función del techo de gasto que se establezca para el Estado (además de las transferencias que se estimen para Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, y del gasto financiero) y de los ingresos que se prevean, se calcula cuál es el déficit (o superávit, si fuera el caso). El Déficit que debe ir en línea con los objetivos que se marquen desde la Unión Europea.