Fuerte, ligero, barato, con importantes propiedades como la conductividad de la electricidad, flexibilidad y ser el mejor aislante. Todo esto y más es el grafeno, un elemento que con razón se ha ganado el apelativo de material del futuro gracias a la enorme cantidad de aplicaciones prácticas que se van a crear alrededor de este material.
Tan sólo hay que analizar de forma comparada sus propiedades con respecto a materiales que utilizamos actualmente. Las superficies de grafeno no tienen defectos, son 200 veces más fuertes que el acero, son un millón de veces más finas que el vello humano, pesa tan sólo 0,77 miligramos por metro cuadrado, permite doblarse en un 20%, es el material con mejor conductividad eléctrica del mundo, 200 veces más rápido que el silicio, disipa el calor 10 veces mejor que el cobre y forma barreras perfectas. Ni siquiera el helio, un elemento neutro eléctricamente, puede atravesarlo sin romperlo.
El grafeno: Fuente ilimitada y usos infinitos
¿De dónde surge un material tan revolucionario? A diferencia de otros recursos finitos o limitados, el grafeno tiene como materia original el grafito, muy abundante en la naturaleza, que por ejemplo lo vemos a diario en las minas de los lápices. El problema que ha tenido el grafeno desde que el equipo de Hans Peter Boehm de la Universidad Ludwig Maximilians de Munich aislaran e identificaran las hojas de grafeno ha sido su inestabilidad.
Todo ello, llevó a que el grafeno estuviera olvidado durante más de 40 años, hasta que en el año 2004 los experimentos de Andrey Geim y Konstantin Novoselov de la Universidad de Manchester consiguieran aislarlo a temperatura ambiente y con ello, mostrar las aplicaciones industriales que tiene este material. Todo ello les valió el Premio Nobel en el año 2010.
Desde entonces no han parado de presentarse aplicaciones prácticas, convirtiéndose el grafeno en una inversión de futuro. El número de patentes de productos con grafeno superó en 2011 los 2.500 y en este año, el 2016, ya se doblará este número. La telefonía móvil es uno de los campos en los que más se está trabajando con los beneficios de este material (Samsung, por ejemplo, registró la primera patente con grafeno en 2007) pero no es el único. Coches, paneles solares, aviones, satélites… las excelentes propiedades del grafeno se amoldan a todo tipo de usos industriales.
¿Por qué invertir en grafeno?
Además de sus propiedades inigualables, la sostenibilidad juega a favor del grafeno y por tanto le posiciona como una de las mejores inversiones en un futuro muy marcado por unos recursos limitados y cuidado medioambiental. En primer lugar es un material sostenible que puede sustituir a otros materiales contaminantes que se usan actualmente, como los derivados del petróleo. En segundo lugar el grafeno es muy eficiente en diferentes vías. Una de las que veremos más rápidamente está en las baterías de los dispositivos portátiles.
Su capacidad para almacenar energía puede dotar a las baterías de más duración y menos tiempo de carga, generando con ello, además de la comodidad para el usuario, menos consumo eléctrico. Pero no sólo almacena bien, también genera electricidad a través de la energía solar con lo que abre un prometedor desarrollo en el campo de las energías limpias.
Lo mejor es que lo que hemos visto hasta ahora es tan sólo la punta del iceberg. En un plazo relativamente corto veremos los primeros dispositivos en el mercado basados en grafeno, elásticos y ligeros. Este tipo de pantallas abrirá una nueva era en la electrónica y la industria de entretenimiento. Las aplicaciones médicas, especialmente en prótesis, tampoco tardarán en llegar, y tras ello todo un universo de mejoras en conectividad, eficiencia energética y resistencia de los materiales. Un futuro prometedor que pronto será realidad.