la economia real

¿Qué es el desacople entre las bolsas y la economía real?

En muchas situaciones se observa cómo las bolsas de valores y la «economía real» no van de la mano, sino que se mueven en dirección contraria. ¿Qué es el desacople entre las bolsas y la economía?

¿Qué es la economía real?

La economía real es la que estudia la producción de bienes y servicios en una zona determinada (país, región, área económica…) y la interrelación entre los factores productivos, por ello, también es llamada economía productiva. Incluye tanto el sector privado como el público.

De qué se compone la economía real

La economía real se suele contraponer a la economía financiera. La primera se compone de bienes, tangibles y servicios como el transporte, las comunicaciones, la comercialización, etcétera. La segunda (economía financiera), se produce en los mercados financieros, en forma de acciones, bonos, fondos, obligaciones y diversos productos derivados más o menos complejos, y su función principal es proveer financiación a la economía real.

¿Cuál es la relación entre la bolsa de valores y la economía real?

En principio, podemos pensar que las bolsas y la economía real tienen una clara relación. Si tomamos, por ejemplo, las empresas del IBEX 35, vemos que hay entidades bancarias y aseguradoras, constructoras, compañías energéticas, de bienes de consumo, farmacéuticas… Por tanto, si la economía va bien, a las empresas que participan en ella les puede ir mejor; y si la economía va mal, empeorarían sus cuentas de resultados.

Sin embargo, la relación no es tan directa como podría parecer. En un famoso artículo publicado el New York Times en abril de 2020, al comienzo de la pandemia del COVID-19, el premio Nobel de economía Paul Krugman recordaba el desacople entre bolsas y economía, repitiendo tres veces seguidas la frase «la bolsa no es la economía».

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¿Qué es el desacople entre las bolsas y la economía?

El desacople entre bolsas y economía, en la práctica, se suele traducir en que las bolsas «anticipan» de alguna manera la evolución de la economía real, empezando a subir antes de que esta lo haga cuando se está en crisis, y comenzando a declinar cuando aparentemente la economía real todavía está funcionando razonablemente bien.

Precisamente, la etapa en la que la pandemia impactó más fuerte en la economía es una buena muestra de este comportamiento desacoplado. Si comparamos la economía estadounidense con el índice S&P 500, vemos cómo al principio del año 2020, cuando comenzaban a aparecer algunos brotes de COVID, la economía continuaba creciendo, mientras el índice bursátil daba ya muestras de problemas, incluso bajando levemente el primer mes del año.

Cuando el impacto del virus ocasionó el confinamiento en muchos lugares del mundo, ambos parámetros sufrieron un gran bajón, pero el del S&P fue mucho más corto, y en julio ya se situaba por encima de los valores que tenía en enero (terminaría el año subiendo un 16%), mientras que la economía norteamericana bajó un 2,8%, una cifra peor incluso que la que tuvo en 2009 con motivo de la crisis financiera.

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¿Por qué se produce el desacople entre las bolsas y la economía?

Existen diversos factores que dificultan esta transmisión directa entre una y otra, como pueden ser las expectativas (de los consumidores por un lado y los inversores por otro) o las posibilidades de inversión que existen en un momento dado, que pueden llevar a los inversores a apostar por la bolsa ante la ausencia de otras alternativas mejores.

Los movimientos en las bolsas pueden ser extremadamente volátiles en determinados momentos, y factores como el pánico y los stop loss establecidos por grandes operadores del mercado pueden ocasionar en algunos momentos descensos muy rápidos; por el contrario, si las valoraciones de algunas acciones han caído excesivamente o se comienza a percibir que «lo peor ha pasado», o en momentos de euforia bursátil, los valores pueden crecer mucho más rápidamente que la economía real.

Por su parte, la economía real puede ser más lenta a la hora de realizar estas transiciones de un período de bonanza a uno de crisis o viceversa. Elementos como el mercado laboral, la inflación o los tipos de interés no varían su situación de la noche a la mañana, por lo que la evolución de la economía suele ser más «perezosa» que la de los mercados bursátiles.