El verano queda a la vuelta de la esquina. Y con él, el período de vacaciones más largo para la mayoría de los españoles. Mayor demanda de viajes implica precios más altos, es lógico. Pero siempre hay excepciones, gangas que el ahorrador viajero sabe aprovechar bien.
Invertir en ocio en vacaciones.
Durante el año hemos invertido muchas horas cada día al trabajo. A cambio hemos recibido una remuneración económica que nos ha permitido asumir los gastos diarios, ahorrar e invertir para que nuestros ahorros crezcan. Ahora que se acercan las largas vacaciones de verano, es el momento de dedicar parte de esos ahorros en otra inversión: un viaje para descansar y desconectar a la vez.
Las agencias lo ponen todo muy fácil, pero vimos que reducen la capacidad de ahorro frente a organizar el viaje uno mismo. Sin prisas, pero sin pausas, a dos meses vista de las vacaciones, es posible ahorrar en alojamiento. Y aunque las políticas de precios de las aerolíneas son más inciertas, siete semanas antes del viaje resulta acertado comprar el billete de avión.
Destinos ganga para el verano.
La clave para elegir un destino barato está en encontrar aquél que minimiza la suma de los cuatro gastos más significativos de todo viaje:
- Transporte de ida y vuelta a casa.
- Alojamiento.
- Comidas.
- Visitas, transporte y actividades en el destino.
El primero, habitualmente un billete de avión, es independiente de los restantes. Hay billetes muy baratos a destinos muy caros y viceversa. Los tres restantes nos permiten cierto margen de actuación, pues dependen del nivel de precios en el destino, del tipo de cambio y del tipo de viaje deseado, y varían en función:
- De nuestro presupuesto.
- Del confort elegido en alojamiento.
- De la calidad de los restaurantes.
- De las actividades que realicemos.
Sudeste asiático: exótico, fácil y barato.
Viajar a Asia es como viajar a otro mundo. La realidad que traemos de casa pierde allí todo su sentido. Precisamente por ello es muy recomendable para desconectar y olvidarse de la rutina.
Tailandia suele ser la primera opción que se viene a la cabeza cuando se piensa en unas vacaciones en esta esquina de Asia. ¿Pero por qué centrarnos en uno solo y obviar los países cercanos? Myanmar está en boca de muchos viajeros y también Vietnam. Malasia parece quedar relegado a un segundo plano, pero tiene de todo: playa, montaña, comida y una riqueza cultural que merece la pena conocer por poco dinero.
Entonces, ¿a dónde vamos? Pues el billete de avión puede ayudar a tomar la elección. Kuala Lumpur y Bangkok son los principales hubs de viajeros del sudeste asiático, con infinidad de conexiones domésticas e internacionales. Llegar hasta alguna capital del Sudeste en temporada alta sale por 400-500 euros, ida y vuelta, siendo muy recomendable pasar allí unos días y luego seguir la ruta en carretera o volar hasta el siguiente punto con alguna compañía low cost. Hay vuelos entre capitales por menos de 30 euros, al cambio.
Moverse por el sudeste asiático es fácil, porque a pesar de ser destinos exóticos, miles de viajeros recorren las mismas zonas en una red de transporte barata y eficiente. Además, la mayoría de países permiten obtener el visado en la frontera, al entrar al país.
Lo mejor del sudeste asiático es que el presupuesto viajero es perfectamente personalizable. Desde guest houses y comida callejera a hotelazos y restaurantes exclusivos. Dicho de otro modo, está en manos del viajero elegir cuánto gastar. No obstante, hay que tener presente que el nivel de desarrollo de muchas zonas implica un mayor desembolso si se busca cierto nivel de comodidad.
- Para este verano, Tailandia, Malasia y Myanmar podrían estar en tu lista de destinos baratos.
La Península, sin ir más lejos.
Estamos de acuerdo en que al otro lado del mundo se vive de forma muy distinta. Hay países muy baratos como los mencionados, pero el billete de avión supone un gran desembolso inicial. La red ferroviaria española y especialmente la alta velocidad pone a nuestro alcance toda la geografía española en poco tiempo y por poco dinero. Eso sin mencionar que las aerolíneas low cost nos mueven por prácticamente toda la Península en verano por menos de 100 euros ida y vuelta. O la aventura de salir de casa en tu propio coche.
En variedad paisajística y gastronómica es difícil igualar a España y Portugal, también por sus grandes diferencias en clima y zonas geográficas, que resultan atractivas para los habitantes de otras partes de la Península.
Con la proliferación de apartamentos turísticos la capacidad de alojamiento de muchas zonas ha crecido. Esa mayor oferta está provocando un reajuste de precios que, como viajeros, nos favorece. Ya no solo hay hoteles que nos aseguran un buen descanso en una buena ubicación, también hay viviendas perfectamente capacitadas para dicho fin a precios competitivos.
Marruecos, lo exótico no queda tan lejos.
La diferencia cultural atrae muchos viajeros europeos a Marruecos. Es todo un contraste, una verdadera revolución para los sentidos que, a poco más de una hora en avión, exista un mundo tan distinto. La cercanía favorece el presupuesto viajero, pues a partir de 25 euros hay vuelos a Fez. Ampliando un poco la búsqueda para julio y agosto, es posible llegar a cualquier destino turístico por menos de 100 euros, para luego continuar por carretera y regresar desde otra ciudad.
Aunque curiosamente hay quien prefiere viajar a Tarifa, cruzar las Columnas de Hércules en ferri y seguir por tierra con su propio vehículo, en uno alquilado o en transporte público.
El euro a 11 dírhams juega a nuestro favor, permitiendo que los gastos fijos diarios (comida y alojamiento) se reduzcan a unos 60 euros por persona al día (15 euros por comida, y 30 por dormir en un riad).
Descartando lugares más recónditos, o guardándolos para un segundo viaje, Fez, Mequinez y Rabat son imprescindibles. Y una experiencia en sí misma, Chauen y Marrakech.
Albania, destino barato por descubrir.
Todo pinta bien cuando encontramos vuelos a partir de 200 euros ida y vuelta desde España en temporada alta. Mejor, cuando comprobamos que hay hoteles de cuatro estrellas en Tirana por 60 euros, en habitación doble con desayuno incluido. Y servirá para decidirse por Albania saber que 10 euros es un presupuesto razonable para una comida en restaurante. Sin duda, viajar a Albania sale barato.
¿Pero qué tiene este país tan desconocido para la mayoría de europeos? No le falta de nada. Albania, ávido de turismo internacional, trata de tapar el trágico y oscuro pasado, ofreciendo al visitante ciudades patrimonio de la Humanidad, castillos, yacimientos, parques naturales y playas.
Tirana, Berat, Krujë y Gjirokastra deberían estar en toda ruta por el país. Otras como Lezhë, merecen la pena por su castillo. Otras son destino de playa, como Borsch o Saranda, de hecho, la zona costera empieza a conocerse como la Riviera albanesa.
Para conocer el país en profundidad se vuelve necesario alquilar un coche (a partir de 120 euros por semana), ya que los puntos de interés están separados en su geografía y mal comunicados, sin obviar que el tráfico es caótico y las carreteras mal conservadas.