La sostenibilidad no es un concepto de reciente creación y ni siquiera es fruto del siglo XXI, y mucho menos en el mundo de las inversiones. Las primeras inversiones sostenibles surgieron en 1.800 cuando distintos grupos religiosos buscaban que sus inversiones tuviesen un impacto positivo. A partir de ahí, el concepto se fue desarrollando con el tiempo y ganando importancia con acontecimientos como el movimiento anti-apartheid, accidentes como Chernobyl o el vertido de petróleo de Exxon Valdez en los 80. Sin embargo, no fue hasta los 2000 cuando surgió el concepto ESG, enunciado por primera vez por el Secretario General de las Naciones Unidas Kofi Annan.
¿Qué es ESG?
ESG es el acrónimo de Environmental, Social y Governance por sus siglas en inglés. En España, a este concepto también se le conoce con las siglas ASG (Ambiental, Social, Gobierno Corporativo). Dicho concepto se refiere a todo aquello que tiene que ver con la sostenibilidad, de esta forma, cuando se habla de ESG se habla de inversión sostenible, inversión socialmente responsable o inversión de impacto entre otros conceptos.
Environmental hace referencia a temáticas relacionadas con el medioambiente. Cuando un inversor selecciona este criterio ESG, busca que sus inversiones generen el menor impacto negativo posible en el medioambiente. Cuando invertimos siguiendo este criterio, lo hacemos en empresas que utilizan o promueven energías renovables, que reducen su huella de carbono, que promueven la economía circular o que buscan reducir su huella ambiental mediante una reducción en sus emisiones de carbono, por citar algunos ejemplos.
Por ejemplo, en la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en París en 2015 se acordó que la temperatura mundial hasta 2100 no podía aumentar más de 1,5ºC.
Social es el criterio que siguen aquellos inversores centrados en mejorar la calidad de vida de la sociedad. Si bien es cierto que es el criterio menos tenido en cuenta por los inversores, ha ido ganando importancia en estos últimos meses y es el criterio por el que quieren apostar muchos inversores a lo largo de 2021.
Entre los aspectos abarcados por este criterio podemos encontrar: la mejora de las condiciones laborales de los empleados, la abolición del trabajo infantil o el abuso de la mano de obra barata, la inclusión de personas con discapacidad dentro de las empresas, la igualdad salarial y de condiciones entre hombres y mujeres o la no discriminación por cuestión de raza o condición sexual en el puesto de trabajo.
Governance es quizá sea el criterio más complicado de medir. Cuando hablamos de gobierno corporativo hablamos de la gestión que hacen los altos cargos de la compañía. En concreto, se centra en que se lleve a cabo una gestión transparente y diligente de la empresa. Este criterio pone el foco principalmente en las responsabilidades y funciones del consejo de administración, su composición y nombramientos o la remuneración de sus miembros.
Un ejemplo de mal gobierno corporativo fue el Caso Enron. Esta empresa energética de Texas teóricamente facturaba 100.000 millones de dólares en el 2000, pero se declaró en quiebra al año siguiente. ¿Cómo pudo pasar esto? El principal problema fueron las cuentas falsas que se presentaban a los inversores, las cuales mostraban una empresa que generaba miles de millones de ingresos y con miles de millones de activos, cuando realmente la deuda era mayor que sus activos y no se generaban tantos ingresos como para pagarla. Si a esto sumamos el fraude y la corrupción en que incurrieron sus ejecutivos, obtenemos uno de los peores casos de gobierno corporativo de la historia.
¿Cómo se aplica el concepto ESG en la gestión de un fondo de inversión?
Para incluir los criterios ESG en un fondo de inversión hay 3 aspectos fundamentales: el análisis financiero, el análisis extra-financiero y la estrategia que vamos a utilizar. El primero de ellos es el más conocido, ya que es el análisis al uso que se hace de una compañía cuando se quiere incluir en la cartera de un fondo de inversión tradicional.
Sin embargo, los criterios ESG se van a aplicar en los otros dos aspectos. En primer lugar, el gestor debe seleccionar la estrategia de inversión sostenible que quiere utilizar en su fondo y, una vez que tenga su o sus estrategias seleccionadas, realizará el correspondiente análisis extra-financiero aplicando esos criterios ESG. Algunas de las estrategias utilizadas son las que siguen:
- Exclusión. Se excluyen del universo de inversión aquellas empresas que lleven a cabo actividades perjudiciales para el medioambiente o la sociedad. También esa exclusión se puede basar en normas que dejen fuera a aquellas compañías cuya actividad sea contraria a ciertas normas de carácter internacional, como la Declaración Universal de Derechos Humanos.
- Selección Best-in-class. El gestor que utiliza esta estrategia incluye en su cartera del fondo las compañías con mejor puntuación ESG dentro de su sector o mercado.
- Integración de criterios ESG. Mediante esta estrategia, se aplican filtros y análisis de sostenibilidad, a la vez que se lleva a cabo el análisis financiero de una compañía.
- Inversión temática. En estos casos, la inversión está ligada a una temática sostenible específica. Algunas de ellas serían:
- Agricultura
- Agua
- Salud
- Energías renovables
- Tecnología
- Inversión de impacto. Si bien es cierto que se suele tratar como un tipo de inversión sostenible aparte por sus características, también se le aplican criterios ESG. La inversión de impacto trata de ofrecer un retorno financiero mientras genera un impacto positivo medioambiental o social, centrándose en un proyecto específico. A diferencia de la filantropía, el inversor conserva la propiedad del activo en el que invierte y obtiene una rentabilidad.
Decíamos al principio que la inversión sostenible se desarrolló hace más de dos siglos; sin embargo, ha tenido su boom en 2019 y con la pandemia del COVID-19 ha cobrado un nuevo impulso. Una de las grandes preguntas que se hacen los inversores es si comprar un fondo sostenibles supondrá una menor rentabilidad; en este sentido, los estudios nos dicen que no es así. De hecho, los fondos de inversión que han aplicado criterios ESG en 2020 han obtenido retornos superiores, en muchos casos, a los de los fondos tradicionales.
Si bien es cierto que todavía es pronto para hablar de un predominio del ESG en la industria de la gestión de activos, cada vez son más los fondos de inversión que aplican estos criterios y cada vez más las gestoras que destinan parte de su plantilla para el análisis de dichos criterios. Incluso empresas como las petroleras están invirtiendo miles de millones de dólares en la compra de fuentes de energías renovables, para no quedarse fuera de esta tendencia que es, ya, algo imparable e inherente a nuestro mundo.