El concepto conocido con el término de pricing consiste en las técnicas usadas principalmente por los responsables de marketing de las empresas, que tienen como finalidad fijar los precios de los productos y servicios en base a una serie de factores, que van desde los costes intrínsecos asociados hasta conceptos científicos de neuromarketing para poder impactar de una manera más efectiva en los consumidores.
Por lo tanto, aunque parezca que el pricing es algo que “no va con nosotros”, se trata de uno de los elementos principales en la compra de cualquier producto o servicio y afectará directamente a nuestro bolsillo.
Debemos ser conscientes en todo momento de que los especialistas de pricing van a manejar hábilmente sus estrategia de precios para ejercer en nosotros una receptividad a la compra de los bienes que comercializan. Y en todos los casos, cualquier decisión que implica directamente una modificación de los precios está apoyada en estudios y análisis previos que sugieren que con ella se alcanzará el objetivo deseado.
Son muchos los estudios que apuntan al pricing como uno de los elementos más críticos para impactar en la rentabilidad de una empresa, llegando incluso Deloitte a afirmar que su impacto puede ser cuatro veces mayor que el de cualquier otra inversión.
Las técnicas de pricing más habituales
Entre los “trucos” de marketing más habituales que tienen como sustento el pricing, destacan las siguientes estrategias que a buen seguro te encontrarás frecuentemente en tiendas físicas y online:
- Usar precios terminados en 9, 99, o 95 (por ejemplo 59€, 2,99€, 7,95€, etc)
- Reducir el dígito de la izquierda en uno (es decir, en lugar de 20€ poner un precio de 19,99€)
- Escoger precios con menos sílabas a la hora de pronunciarlo (6,20€ mejor que 7,35€)
- Presentar el precio comparado con otro de referencia para el comprador
- Transformar pagos mensuales a precio diario (en lugar de 30 €/mes hablar de 1 €/día)
- Ofrecer la facilidad del pago a plazos
- Ofrecer una alternativa a un precio voluntariamente elevado para que el producto que se desea vender sea interpretado como más barato.
La combinación de estas estrategias y muchas otras existentes en las técnicas de pricing más actuales son objeto de nuestra atención a diario, aunque no seamos conscientes de ello.