La actualización de las previsiones de crecimiento económico mundial del FMI ha confirmado, al igual que la OCDE, una menor contracción esperada del PIB global en 2020. En concreto, el organismo internacional prevé que ésta alcance un 4,4% anual, 0,8 pp inferior a la proyectada en su anterior estimación del mes de junio (5,2% anual). A pesar de ello, el mundo afrontará la crisis económica sincronizada más profunda desde la II Guerra Mundial.

Una revisión a la baja explicada principalmente no sólo por una reactivación de la actividad mayor de la proyectada tras el inicio de la desescalada a partir del mes de junio, sino también por los estímulos monetarios y fiscales sin precedentes diseñados por bancos centrales y gobiernos para mitigar el impacto socioeconómico de la pandemia.

Así, en el conjunto de las economías avanzadas el gasto público discrecional directo alcanzó un 9% de su PIB a cierre del 3T que, junto a las medidas asociadas a líneas de crédito, liquidez o garantía, entre otras, representaron una respuesta fiscal total de aproximadamente un 20% de su PIB. Una actuación fiscal que, según estimaciones de Bloomberg Economics, podría haber tenido un efecto multiplicador sobre la producción de un 0,8 en el caso de la Eurozona (1 € de estímulo se traslada en 80 céntimos a la producción), y de un 0,35 en EEUU. En contraste, la cuantía de las políticas fiscales expansivas en las economías emergentes y en desarrollo se situó en un 5,5% de su PIB.
Entre sus principales regiones, el mayor desplome del PIB se registraría en América Latina y Caribe de un 8,1% anual en 2020, principalmente ante su exposición a la caída del precio de las materias primas, el reducido tamaño medio de su tejido empresarial, el mayor peso de la economía informal y el peso del sector turístico. Sin embargo, en el caso de Asia emergente y en desarrollo la contracción del PIB se limitaría a un 1,7% anual al constituirse China como la única entre las principales economías que registrará un crecimiento de su producción. En este sentido, el FMI ha revisado al alza el avance de su PIB a un 1,9% anual, 0,9 pp superior al previsto anteriormente (1% anual en junio), si bien representará su menor tasa de crecimiento económico de la actual serie histórica desde 1980.

Entre las economías avanzadas, el FMI ha revisado a la baja el desplome de la producción previsto anteriormente para este año, salvo en el caso de España que se mantiene en un 12,8% anual, representando la mayor caída en este grupo de países. Por su parte, el conjunto de la Eurozona sufriría una contracción de un 8,3% anual (vs. 10,2% anterior), destacando junto a nuestro país el fuerte retroceso de la producción de Italia (10,6% anual) y de Francia (9,8% anual), mientras que en Alemania se moderaría a un 6,0% anual (vs. 7,8% anual anterior). Por su parte, EEUU limitaría la caída de su PIB a un 4,3%, en línea con la contracción de la producción global y 3,7 pp inferior a la estimada por el organismo internacional en junio.

Una crisis económica sin precedentes a nivel global, marcada por la asimetría en el grado de impacto de la crisis sanitaria y en la senda de recuperación tanto a nivel regional como sectorial. De ahí que, en un contexto de elevada incertidumbre y fragilidad ante la evolución de la pandemia y la recuperación de los sectores de actividad más afectados por las medidas de distanciamiento social, el FMI rebaja ligeramente el crecimiento esperado en 2021 a un 5,2% anual (vs. 5,4% anual en junio).
En esta coyuntura, en la que la actividad socioeconómica seguirá condicionada por el control de la crisis sanitaria durante el próximo año, las economías avanzadas registrarían un avance promedio de su PIB de un 3,9% anual, produciéndose los mayores repuntes de la producción en España (7,2% anual), Italia (6% anual) y Reino Unido (5,9%). Por su parte, la tasa de crecimiento de la Eurozona se situaría en un 5,2% anual, mientras que la de EEUU alcanzaría un 3,1% anual. En el caso de las economías emergentes y en desarrollo, cuyo crecimiento promedio se prevé de un 6,0% anual, su evolución estaría liderada por India (8,8% anual) y China (8,2% anual).
Un escenario central global sujeto a elevados niveles de incertidumbre y riesgos, destacando principalmente:
- La duración y evolución de la pandemia, que determinará el grado de severidad de las medidas para controlar la crisis sanitaria.
- La persistencia de las medidas de aislamiento social y el repunte de la incertidumbre de los agentes económicos con efectos negativos en la inversión y el consumo privado, especialmente en los sectores más afectados por la crisis del Covid-19. A su vez, la contracción de la formación bruta de capital condicionará el avance de la productividad para impulsar el crecimiento económico potencial futuro.
- La retirada prematura de los estímulos fiscales y monetarios adoptados por gobiernos y bancos centrales.
- El aumento de la morosidad y las quiebras empresariales, y sus consecuencias estructurales sobre el mercado laboral.
- La ausencia de reformas estructurales que garanticen la sostenibilidad futura de los elevados niveles de deuda pública y la cohesión social, especialmente entre los segmentos de la población más afectados por la pandemia como los jóvenes, las mujeres y los desempleados de larga duración.
- La ausencia de una respuesta coordinada a nivel global para adoptar medidas asociadas al control de la pandemia y a la reactivación de un sector clave del comercio de servicios como es el transporte de pasajeros.
- La evolución del escenario comercial y geopolítico, en un contexto en el que será clave el acuerdo final del Brexit o las relaciones entre EEUU y las principales economías avanzadas con China, entre otros factores.
Evolución del mercado laboral en la OCDE y perspectivas del FMI
La disrupción de la crisis del Covid-19 y la necesidad de mantener las medidas de distanciamiento social ante el repunte de los casos de contagio, especialmente en Europa, no sólo han provocado un significativo deterioro del mercado laboral, sino que también condicionan a la baja su evolución futura.
En este contexto, según la OCDE, la tasa de paro promedio de los países que configuran este organismo internacional retrocedió en agosto 0,6 pp hasta un 7,4% de la población activa, principalmente por la reincorporación de los trabajadores acogidos a programas de protección temporal de empleo (ERTE) en EEUU y Canadá, donde a efectos estadísticos sí contabilizan como desempleados. A pesar de ello, la tasa de desempleo de la OCDE se mantiene 2,2 pp por encima de sus niveles pre-pandemia (5,2% en febrero).
Así, mientras que en EEUU y Canadá la tasa de paro continuó reduciéndose progresivamente en el mes de septiembre a un 7,9% y un 9,0% de la población activa, respectivamente, ésta aumentó en la Eurozona hasta un 8,1% en agosto (último dato disponible, vs 8,0% en julio).
Entre sus países miembros, el mayor repunte del desempleo en agosto se registró en Lituania de 0,6 pp hasta un 9,6% de la población activa, seguido del de Francia (+0,4 pp hasta 7,5%) y España (+0,3 pp hasta 16,2%), constituyéndose nuestro país como la segunda economía con mayor tasa de paro de la OCDE tras Colombia (17,5%).
En contraste, los mayores retrocesos de los niveles de desempleo, junto a los de EEUU y Canadá, se registraron en Colombia (-1,9 pp hasta 17,5%), Corea del Sur (-1 pp hasta 3,2%) y Australia (-0,7 pp hasta 6,8%).
Por su parte, el FMI ha actualizado sus previsiones sobre la evolución del mercado laboral a nivel global, tras constatar la Organización Internacional del Trabajo que la disrupción de la pandemia y el gran confinamiento de la población habrían provocado la pérdida de 400 millones de puestos de trabajo a nivel global en el 2T de este año. En este sentido, entre las principales economías avanzadas el organismo internacional proyecta que la tasa de desempleo se sitúe en EEUU en un 8,9% de la población activa a finales de 2020, reduciéndose a un 7,3% en 2021 (vs. 3,7% de 2019). En contraste, en el caso de la Eurozona ésta continuaría avanzando hasta un 9,1% de la población activa el año que viene, tras situarse en un 8,9% en 2020, si bien con una gran divergencia en la evolución del mercado laboral entre sus países miembros:
- En España la tasa de paro se mantendría estable en un 16,8% de la población activa, casi dos veces por encima de la media de la Eurozona, estimando que nuestro país no alcance sus niveles pre-Covid 19 hasta 2025 (14,2% en 2019).

- En Francia e Italia los niveles de desempleo continuarían aumentado hasta situarse en un 11,8% y un 10,2% de la población activa el próximo año, respectivamente.
- En Alemania, la tasa de desempleo disminuiría ligeramente en 0,1 pp hasta un 4,3% en 2021, frente a un 3,1% registrado en 2019.
- Grecia sería la economía de la zona monetaria con una mayor tasa de paro de un 18,3% de la población activa en 2021, si bien ésta retrocedería en 1,6 pp tras proyectarse que alcance un 19,9% este año. En contraste, junto a Alemania, los menores niveles de desempleo se registrarían en Malta (4,2%) y en Países Bajos (4,5%).

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