Hablar de dinero con una nueva pareja es complicado. Sin embargo, es importante conocer cómo lleva sus finanzas, si tiene grandes deudas o cómo se plantea el futuro, por ejemplo. Puesto que el dinero es una de las fuentes de discusiones en los matrimonios y uno de los principales motivos que provocan los divorcios, hay que hablar de ello lo antes posible.
Nadie mejor que tú sabe el momento apropiado para hablarlo, pero cuando lo creas conveniente puedes ir sacando el tema poco a poco. Aquí te dejamos algunas pautas: seis preguntas clave para valorar cómo entiende las finanzas tu nueva pareja, seis ideas que te ayudarán a valorar si valoráis las finanzas de forma similar. Lo importante no es coincidir en las respuestas, sino encontrar la manera de manejar las finanzas a gusto de los dos, a partir de las ideas de cada uno:
1. Si te tocaran 10.000 euros en una primitiva, ¿Cómo lo gestionarías?
Es cierto que la probabilidad de que toque un premio importante en un sorteo es baja. Sin embargo, responder a esta situación abre un escenario muy interesante a la hora de saber qué piensa tu nueva pareja y si coincide o no contigo.
Por ejemplo, uno de los dos puede pensar que lo mejor es realizar un viaje en pareja lo antes posible, mientras que el otro puede creer que la idea más razonable es ahorrar ese dinero con vistas a un objetivo mayor. O quizás el punto intermedio sea el final del debate, con una parte del dinero dedicado a un viaje en pareja y otra a un ahorro a medio o largo plazo.
2. ¿Tienes alguna deuda que yo debería conocer?
Aunque con esas palabras exactas, esta segunda pregunta será un poco delicada, es muy importante conocer su respuesta, porque hay que saber si se inicia la vida en pareja con las finanzas saneadas o con deudas. Lógicamente, también es relevante si tu nueva pareja tiene cargas familiares de algún tipo (hijos o parientes a cargo), para poder establecer las finanzas juntos.
La honestidad es el camino y ocultar a tu nueva pareja que cargas con algún tipo de responsabilidad financiera no es el mejor inicio. Si no hay sinceridad y se ocultan cosas desde el principio, las bases de la relación no serán sólidas. No es un pecado tener deudas, pero conviene que tu pareja sepa de qué tipo son y cuál es tu plan para reducirlas o amortizarlas.
3. ¿Cómo gestionábamos el dinero en relaciones previas o antes de independizarnos?
Un aspecto que puede ayudar en la nueva relación es compartir con tu pareja lo que hacían tus padres o lo que hacías tú mismo con tu pareja anterior, y funcionaba. O lo que no funcionaba y por qué. Las personas cambiamos, pero llevamos en el ADN lo que hemos visto y vivido en casa de nuestros padres y lo utilizamos habitualmente como modelo para empezar.
Es interesante saber si trabajaban los dos y cómo gestionaban las cosas. Si las decisiones las tomaban juntos, o si los aspectos financieros los llevaba más uno de ellos.
Por ejemplo, puedes haberte educado en una familia de rentas elevadas y pretender seguir viviendo como si tus rentas fueran mayores de lo que son. O estar acostumbrado a vivir de alquiler y no aceptar la inversión para tener una vivienda en propiedad.
4. ¿Cómo gestionar las finanzas en pareja?
Si los dos miembros de la pareja trabajan pueden decidir aportar a una cuenta común una cantidad fija todos los meses y domiciliar allí los gastos comunes (casa), mientras que cada uno domicilia en su cuenta particular sus gastos individuales (ropa, teléfono móvil, etc.).
Es importante establecer qué gastos son comunes y cuáles individuales, y quién va a controlar el presupuesto de la pareja a través de las facturas comunes (mensuales), las menos ordinarias (trimestrales, anuales, etc.) y los ahorros para fines concretos, o el fondo de reserva para imprevistos.
La clave no es necesariamente repartir las tareas por igual, sino alcanzar un acuerdo que satisfaga a las dos partes. Dedicar un rato a poner al día a tu pareja sobre cómo van las finanzas es una prueba de transparencia que ayudará a que los dos tengáis constancia de cómo marcha el equipo.
5. ¿Qué tal un acuerdo prenupcial?
Iniciar una vida en pareja con un acuerdo prenupcial, el conocido como matrimonio en separación de bienes, no implica desconfianza en tu compañero o compañera, porque hay situaciones en las que conviene que un posible revés de uno de ellos no arrastre al otro. No es lo mismo un matrimonio de funcionarios que uno de empresarios en lo que respecta al riesgo financiero.
Por otro lado, si uno de los dos aporta a la pareja activos o capitales muy elevados puede ser conveniente que los deje fuera. No hay que empezar una pareja pensando en la posibilidad de un divorcio, pero siempre habrá tiempo de consolidar bienes en la medida en que la familia crezca y se solidifique.
Como se trata de un aspecto delicado, resulta útil el asesoramiento de un abogado antes de tomar la decisión, pues el experto recomendará lo mejor para ambos, si percibe puntos de tensión en las finanzas o posesiones que aportan los cónyuges.
6. ¿Qué objetivos tienes para los próximos diez, veinte o treinta años?
Un tema muy relevante que vas a tratar con tu nueva pareja es la posibilidad de crear una familia, con todo lo que eso conlleva. Sin embargo, la posibilidad de promocionar en el trabajo o la de cambiar de residencia tampoco son asuntos menores que se deban ocultar.
En cualquier caso, son ideas o sueños que tu pareja tiene que conocer porque desde un punto de vista financiero tienen mucho peso. Por ejemplo, puedes tener un plan de pensiones corporativo y tu pareja no, por lo que él o ella tendrán que hacer un esfuerzo mayor; o en tu profesión o empresa puede haber la posibilidad de prejubilarte y en la de tu pareja, no.
Además, hablar con tu pareja de objetivos financieros a largo plazo genera una confianza entre ambos que puede facilitar la relación desde el primer momento. Es importante, porque de lo que se trata es de construir con ilusión una relación duradera.
Como el dinero es uno de los puntos de fricción frecuentes en una pareja, cuanto antes se hable del tema, menos dudas tendrán cabida y más fácil será avanzar en el camino común. Si bien se trata de un tema espinoso, perderle el miedo y sacarlo a la luz desde el principio puede ser muy positivo para generar confianza en tu nueva pareja.