Todo divorcio conlleva una enorme cantidad de cambios. Por supuesto, los más importantes son de ámbito personal, pero tras estos, y siempre muchas veces muy parejos a los mismos, están los económicos. Los divorcios generan la duplicidad de algunos gastos o hacer frente a otros nuevos, a lo que se une no tener tantos ingresos para hacerlos frente.
Cuánto cuesta el divorcio
Es muy difícil determinar cuánto cuesta un divorcio en general; incluso en lo que es el proceso de divorcio en sí no hay un coste fijo, ya que también se puede llegar a un acuerdo por distintas vías. Pero lo más importante, los costes que se tendrán que desembolsar posteriormente también cambian, porque depende de muchas de las circunstancias de cada pareja, ya sean personales (si tienen hijos, su número y edad), legales (el régimen de bienes por el que se regía el matrimonio) y, por supuesto, económicos (ingresos o patrimonio de la pareja).
Lo normal es que el proceso de divorcio se pague a partes iguales con unos costes muy dispares. Si se opta por el divorcio Express y de mutuo acuerdo, que se tramita principalmente por Internet, el coste se sitúa entre los 450 y 600 euros, si se reparte al 50% entre 225 y 300 euros por cada uno. Si es de mutuo acuerdo, pero con abogado tradicional, el precio ya sube a unos 1.000-1.200 euros en total (500 a 600 euros cada uno) y, por último, si el divorcio fuera por contencioso el coste se elevaría desde los 1.500 a 3.600 euros de media.
¿Hay diferencias entre hombres y mujeres?
El caso más normal en un divorcio, ya sea por mutuo acuerdo o por decisión judicial, cuando hay hijos es que el padre se vaya a vivir fuera del piso conyugal y ambos sigan haciendo frente al gasto principal de la vivienda, la hipoteca. Esto genera la primera duplicidad de gasto, en este caso para el que abandona la casa, ya que por un lado seguirá pagando el 50% de la hipoteca de su antigua vivienda, pero por otro también tendrá que afrontar el gasto de la casa en donde viva.
Si no hay hijos lo normal es que se venda la vivienda y se repartan las ganancias entre ambos, o uno de los miembros de la pareja compre su parte a otro. Además del desembolso habrá que afrontar también el pago de impuestos, aunque existe una figura que nos ayuda a aminorar este gasto, la extinción de condominio. Esta figura que aparece en nuestro código civil nos permite que un propietario se haga con la propiedad de otra participación de cualquier bien indivisible, como sucede con las viviendas. Lo principal son sus ventajas fiscales, ya que solo se paga un 1% por el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales. Además, si el valor de transmisión no genera plusvalías, es decir no hay beneficios para la parte que vende, tampoco tendrá que pagar por el IRPF. Por ello, es importante hacerlo por valor real del bien, descontando por supuesto las deudas que tenga la vivienda si no se ha terminado de pagar la hipoteca, ya que las asume la parte compradora.
Afrontado este punto inicial, importante y que genera muchas fricciones, la mayoría de los padres con hijos tienen que afrontar un nuevo gasto en vivienda y en la mayoría de los casos en alquiler. El coste varía mucho. Aunque busquen pisos pequeños, su escasez y alta demanda en grandes ciudades lleva a que su precio por metro cuadrado sea muy elevado. Fácilmente en una ciudad supone pagar cifras que se sitúan alrededor de 800 euros al mes. El precio también varía enormemente si el piso es o no amueblado.
Sobre esta vivienda tendrá que hacer frente a los gastos normales de toda vivienda: luz, gas, Internet, agua, comunidad de propietarios, etc.
Qué sucede cuando hay hijos y/o hijas
Tener hijos conlleva tener que pagarles mensualmente una pensión por alimentos que cubras sus necesidades básicas (comida, vivienda, ropa, colegio, farmacia, libros, material escolar, matrículas, etc). El importe se puede establecer de mutuo acuerdo o por decisión judicial. Estos pagos los realizará el padre o madre que no tiene la custodia de los hijos a quien ejerza la misma.
Otra manera de repartir gastos es establecer una custodia compartida de los niños entre ambos progenitores, haciéndose cargo de ellos al 50% del tiempo (ya sea semanas o meses). En este caso, en vez de dar una pensión el padre a la madre, cada uno asume los gastos de los niños el tiempo que estén en su casa. Este tipo de custodia, aunque crece en los últimos años, sigue siendo minoritaria, principalmente por razones personales, ya que exige una buena comunicación entre los padres, disponibilidad horaria de ambos, vivir cerca para no alterar costumbres, amigos, actividades extraescolares, etc.
Qué sucede con las inversiones durante y después del divorcio
El futuro de la las inversiones y el patrimonio de los cónyuges dependerá en primer lugar del régimen económico en el que se rija. El más común en España es el de gananciales. En este caso hay que dividir el patrimonio tras el acuerdo o sentencia, con algunas dificultades potenciales, especialmente por la valoración de los bienes.
Por ejemplo, dividir una cuenta o repartir un fondo de inversión no es complicado, basta con hacer dos partes con los saldos o las participaciones. En estos casos te dirigirás a tu entidad financiera, gestora de patrimonio o aseguradora con la sentencia de divorcio o acuerdo para que separe y distribuya los activos. En el caso de los fondos, como no hay venta, no hay que abonar impuestos, salvo que por el número de participaciones o acciones quede algún resto que no se pueda dividir y se opte por la venta.
El problema está cuando no hay un valor directo o conocido. Esto sucede por ejemplo con los inmuebles, pero también con otros activos como joyas o colecciones. En este caso lo más conveniente es elegir un tasador independiente que valore las mismas y posteriormente hacer una propuesta de reparto.
Un caso especial está en las empresas cuando no están cotizadas en algún mercado y por ello no existe una valoración clara y directa. En este caso, no es un tasador quien la pueda valorar, tendrá que realizarlo un auditor o especialista en valoración de sociedades.
Recomendaciones y consejos para minimizar el impacto económico del divorcio
Llegado el momento del divorcio, el mejor consejo es intentar consensuar todas las decisiones lo máximo posible, incluso en aspectos que no parecen económicos en un principio, como la custodia de los hijos, pero que acaban suponiendo un coste en ocasiones difícil de asumir. Con un acuerdo se disminuye el pago del acuerdo de divorcio; si se realiza la custodia compartida se deja de pasar manutención y se asumen los gastos que corresponda.
Mucho cuidado también con el tema fiscal. Da igual la fecha en la que se hace efectivo el divorcio, enero o diciembre, a efectos de la declaración de la renta se computa en ese estado civil todo el ejercicio. Eso incluye el régimen o custodia de los hijos, una de las principales deducciones.
Y ante todo, actualiza tu presupuesto a una situación completamente distinta, en la que en muchos casos dependerás solo de tus ingresos y puedes tener muchos más gastos.