El último informe de la aseguradora alemana Allianz no deja a nuestro sistema de pensiones en buen lugar. Así que mejor no confíes totalmente tu retiro al sistema de pensiones público.
Los datos sobre el envejecimiento de la población a nivel mundial no son una broma. Para 2050, el 28% de la población europea tendrá 65 o más años. A nivel global, será el 16% de la población ¿Poco? Hablamos de unos 1.500 millones de personas dependientes de un sistema público, el doble de las actuales.
Y esto sólo son estimaciones. Los hechos son que en 1900 la esperanza de vida eran los 50 años frente a los 83 años actuales. Si se cumplen las estadísticas, para 2050 la expectativa serían los 87 años.
Suena bien, si llegas a esa edad con salud y con dinero. La medicina y la calidad de vida están impulsando la longevidad, pero esos posibles años de más no llegan gratis. Tener entre 85 y 87 años en 2050 supondrá haber vivido 20 años de tu pensión de jubilación, un cuarto de tu vida ¿De verdad crees que será posible mantener la sanidad y la pensión pública como hasta ahora? ¿Estás seguro de que podrás mantener tu calidad de vida?
Parece que ha habido otras prioridades
Según explica Ludovic Subran, economista jefe de Allianz, la reforma de las pensiones se ha visto eclipsada entre las conversaciones al más alto nivel sobre nuestro futuro. Han podido más las mega tendencias como el cambio climático o, recientemente, la lucha contra el COVID-19.
Lógicamente, el cambio climático o una pandemia son más visibles que un fenómeno como el envejecimiento, pero ignorar la demografía y dejar que la crisis de las pensiones pase al centro de las conversaciones en un futuro cercano sólo impedirá que podamos construir sociedades más inclusivas y resilientes.
¿Y cuándo será eso? Antes de lo que te esperas, porque previsiblemente empezará en los próximos años, tan pronto como la generación de los baby boomers —los que nacieron a partir de los años 60— empiece a retirarse y los sistemas de pensiones comiencen a sufrir tensiones. Y esa tendencia será especialmente relevante en Europa, por ser el continente con una media de edad más avanzado.
Un plan público de pensiones tiene que ser fuerte y sostenible
Un equipo de economistas liderado por Michaela Grimm examinó 30 países valorando puntos de partida financieros y demográficos, sostenibilidad y adecuación del sistema de pensiones. A cada país le dieron una nota de entre 1 y 7 puntos, siendo el 1 la mejor puntuación. Con la nota de los 30 países se creó el Allianz Pension Index (API).
La situación financiera otorgó muchos puntos a países de África y Asia, pero tampoco facilitó buenas noticias a Italia o Portugal por sus niveles de deuda. Y esa era la situación antes del impacto por el COVID-19. “Uno de los legados de la crisis actual es, sin duda alguna, que tendremos que doblar los esfuerzos para reformar nuestros sistemas de pensiones”, afirma Grimm.
El subíndice de sostenibilidad mide cómo reaccionaron los sistemas a los cambios demográficos: edad de jubilación, método de financiación, tasa de contribución o fórmula de cálculo. Por ejemplo, Holanda ajustó la edad legal de jubilación a una mayor esperanza de vida y mejoró su calificación.
Por último, el subíndice de adecuación juzga cómo de generosos eran los países con sus pensiones públicas: coberturas, beneficios, incentivos al ahorro y oportunidades de empleo. Y éstas fueron las conclusiones:
Los sistemas de pensiones a exámen
Los países que pueden dormir más tranquilos son Suecia, Bélgica y Dinamarca, seguidos por Nueva Zelanda y Estados Unidos. Si bien no hay países asiáticos entre los diez mejores, China ocupa el undécimo puesto. Otros países que sorprenden por su posición en el listado son Reino Unido, en el puesto 16, y Alemania, en el puesto 26.
El país que preside Angela Merkel recoge las complicaciones de una población que envejece con rapidez, mientras que el que preside Boris Johnson no ha adecuado un mercado laboral que cada vez envejece más.
También sorprende Italia en su puesto 18 gracias a buenas puntuaciones en adecuación y sostenibilidad, pero mostraba problemas en cuanto al envejecimiento de la población, un aspecto que dejó clara la pandemia.
¿Y España? Nuestro país ocupaba el puesto 44 de 70. El sistema público de pensiones español, aunque generoso, podría no ser sostenible a largo plazo.
No será un cisne negro como el COVID-19, pero será un cisne gris
Los expertos de Allianz explican que la crisis de los sistemas de pensiones no será un cisne negro, como la pandemia del COVID-19, pero apuntan a que será un cisne gris o, más bien, un cisne plateado, como las sienes de los más mayores. El hecho de que apenas unos pocos países tengan sistemas de pensiones sostenibles y adecuadas implica que la mayoría no disponen de sistemas capaces de sostenerse con los cambios demográficos que vienen.
“Aunque todo el mundo parece estar paralizado en estos momentos con los efectos del COVID-19, las políticas sobre las pensiones son un aspecto demasiado importante como para haber perdido la batalla contra el virus. De hecho, debería ser una parte integral de cualquier estrategia de recuperación económica: es la llave para volver a plantearse ahorros de precaución (para posibles imprevistos) y enfocarse en las desigualdades”, explica Ludovic.
“Si la emergente crisis de las pensiones no se afronta, el tejido actual podría deshilacharse aún más y el crecimiento del populismo resultará inevitable, con todas sus consecuencias negativas para la economía y la libertad individual”, concluye.
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