Llegó el momento. El mar se abre ante tus ojos y te dispones a clavar la sombrilla en la arena y extender la toalla. Las vacaciones ya son una realidad para ti y tu familia después de un duro año de trabajo, quehaceres, responsabilidades… Ahora en lo único que tienes que pensar es en disfrutar y pasarlo bien.
Y ese espíritu de asueto implica también mimarse y darse algunos caprichos que no nos damos durante el resto del año por falta de tiempo o para no malgastar. Pero cuando cambiamos la ciudad por la playa esa conciencia desaparece automáticamente y nos dedicamos a complacernos sin pensar en lo que ocurrirá después.
Y lo que ocurre después es lo de siempre. Toca volver a casa, al trabajo, a la rutina… Y a la cuesta de septiembre, que implica afrontar numerosos gastos (la vuelta al cole es el principal) puede que con la cuenta más vacía que de costumbre, pues en verano siempre se gasta más.
Por eso, dentro del disfrute propio de la época vacacional, vamos a darte una serie de trucos para que puedas ahorrar también en tus vacaciones. Pequeños gestos que no suponen un gran esfuerzo pero de los que es posible que te alegres cuando vuelvas a casa.
Pequeños gestos, grandes consecuencias
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La nevera a la playa
Normalmente, en estos días de playa lo que menos pensamos es en cocinar o en preparar cosas para comer en la orilla de mar. Para eso están los chiringuitos, ¿no? Pero si cada vez que tienes sed o hambre vas al más cercano, te vas a dejar más dinero del que piensas, porque en estos meses este tipo de establecimientos elevan sus precios para aprovechar la llegada de los turistas.
Por eso, y aunque te pueda dar pereza, haz el esfuerzo de llevar una pequeña nevera portátil con bebidas frías e incluso algo de comer, para que así no sientas la necesidad de ir al chiringuito cada dos por tres y dejarte un buen puñado de euros.
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Camina o ve en bici
Si eres de los que va en coche hasta a por el pan, apárcalo por unos días. Intenta ir andando a todos los sitios posibles en tu destino de playa (siempre que estén lo suficientemente cerca) o, incluso, alquila unas bicis. Porque si cada vez que te mueves coges tu vehículo, a parte del embrollo que supone aparcar en los lugares de playa, ahorrarás en combustible más de lo que crees. Porque además del desplazamiento, seguro que vas a poner el aire acondicionado, y ya se sabe que eso aumenta el consumo.
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Intenta no tirar siempre de restaurante
Volvemos al primer punto. Es cierto que lo que menos apetece es cocinar en estos días, pero si te propones hacer solo una comida al día en un restaurante, ahorrarás mucho. No tienes por qué cocinar si no quieres. Puedes comprar en el super ensaladas ya preparadas -o los ingredientes para prepararla tú, que no es algo que requiera mucho trabajo- o aperitivos que puedas comer al instante.
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¿Todo incluido? ¿Por qué no?
El régimen hotelero del todo incluido puede ser la opción más beneficiosa para tu bolsillo. Es posible que no a priori cuando reservas el alojamiento, pero a posteriori sí, porque te vas a ahorrar el gasto en todas las comidas y en verano suele ser mucho más elevado que en el resto del año. Además, esta opción es la mejor cuando se viaja en familia y sois varios los que viajáis.
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No saques la tarjeta
Por último, antes de partir de vacaciones haz una estimación del dinero que vas a gastar esos días. Intenta redondear al alza y llévalo en efectivo. Aunque la tarjeta no puedes dejarla en casa por si ocurre cualquier imprevisto, intenta salir siempre que puedas sin ella y con el dinero en efectivo. Así evitarás gastar de más, porque básicamente no podrás, y a la vuelta seguirás contando con un colchón que te vendrá muy bien el resto del año.
Y si no puedes evitar tirar de la tarjeta, hazte con una que te avise al móvil cada vez que haces un cargo, como las Visa Electrón de crédito y débito de Self Bank.