¿Es rentable comprar un coche? La verdad es que financieramente no lo es. Casi todas las cosas que compramos pierden buena parte de su valor según salimos de la tienda. Pensemos en un nuevo y flamante Smartphone de más de 600 euros, sólo el hecho de desempaquetarlo nos lleva a que pierda un porcentaje importante de su valor si queremos revenderlo.
Con el coche sucede lo mismo, con un añadido, además de perder su valor nos cuesta mucho dinero. Seguro, impuestos de matriculación y circulación, mantenimiento y por supuesto, combustible. Todo ello lleva a que sean muchos los que se replanteen la compra de un coche, pero sin renunciar a su uso.
Renting, renovar y olvidarte de los gastos tiene un precio
En el contrato, además de la cuota que pagamos durante un plazo que no suele ir mucho más allá de los cinco años, se establece un número de kilómetros anuales en los que usar el vehículo. Si superamos este número, pagaremos por kilómetro consumido, si no llegamos nos harán un pago por kilómetro no utilizado, pero menor que si nos hubiéramos excedido.
Al finalizar el contrato, a diferencia de otras formas de adquisición, como el leasing, no hay opción obligatoria de compra, lo que es una ventaja ya que te ofrece la posibilidad de tener un coche nuevo cada pocos años. Algunos contratos sí permiten la adquisición final, pero no es lo usual ya que el renting suele cubrir un uso intensivo y quien utiliza esta fórmula lo hace pensando en sacar su máximo rendimiento durante el contrato y cambiar a otro vehículo y contrato cuando finalice el mismo.
Esto le diferencia enormemente del leasing. No sólo porque en este último sí existe la opción de compra y se suele ejecutar quedándote con el coche, sino porque en el leasing no se cubre ningún otro servicio añadido. Por ello, el leasing se parece mucho más a cualquier financiación o préstamo con el que poder adquirir un vehículo.
Alquiler, del tradicional al carsharing
¿Y si no queremos pagar tanto y sólo usar el coche cuando lo necesitemos? En este caso tenemos siempre la opción del alquiler, que ha ido evolucionando en estos últimos años con nuevas fórmulas mucho más flexibles. Del alquiler por días, que por supuesto, podemos seguir utilizando, hemos pasado al alquiler por uso a través del carsharing.
El carsharing es un servicio que permite alquilar coches por periodos de tiempo limitados, ya sean horas o minutos, y con ello pagar cuando realmente usamos el coche. Los avances tecnológicos nos permiten que éste haya cambiado a un modelo más flexible. Así, por un lado, nació en los que tienen una base fija de alquiler y retorno de los coches, como el alquiler tradicional a un modelo denominado free-floating, en el que podemos coger y devolver el coche en cualquier lugar dentro de un área determinada, como el que realiza la empresa car2go en Madrid.
El sistema se basa en una aplicación por móvil, en la que tras darse de alta y dejar nuestros datos de cobro, podemos localizar nuestro coche más cercano y acceder al mismo. Tras terminar su uso se transmiten los datos a la central que nos cobrará por el tiempo que hemos usado el vehículo.
¿Qué nos conviene? Analicemos bien nuestras necesidades
Si queremos saber qué fórmula es la más rentable debemos analizar muy bien qué necesitamos. Si, por ejemplo, usamos mucho el coche, especialmente por motivos de trabajo, el renting puede ser nuestra opción ideal. Un coche que se usa mucho genera considerables gastos de mantenimiento y mayor posibilidad de siniestro, además que necesitaremos cambiar de vehículo con mayor frecuencia.
Si no es así, las distintas fórmulas de alquiler nos generarán menores costes. El alquiler tradicional, sigue siendo muy útil para desplazamientos esporádicos de más de un día. El carsharing nos ofrece y complementa muy buenas alternativas, especialmente en el desplazamiento en ciudades. Esta es la principal limitación actual de fórmulas free-floating, que sólo están disponibles en los centros urbanos, pero que ofrecen comodidad para el usuario esporádico de coche.