Aunque a los que llevan más tiempo en la bolsa los conceptos de “toro” y “oso” no les generan ya ningún tipo de misterio, es habitual que los recién llegados sientan una lógica curiosidad por conocer exactamente quiénes son los osos y quiénes los toros y por qué se les conoce con ese nombre.
Para empezar, hay que asumir en el concepto de toro y oso que un inversor puede posicionarse corto en el mercado, o lo que es lo mismo, puede apostar a que el precio va a bajar.
Una vez hecha esta aclaración, se conocen como toros a todos aquellos inversores que apuestan por una bolsa alcista, y por lo tanto adoptan posiciones largas en el mercado. De este modo, podemos asumir como sinónimos de toro todos aquellos conceptos con esas connotaciones: compradores, alcistas, largos…
Por el contrario, los osos son aquellos inversores que creen que la bolsa bajará, y por ello adoptan posiciones cortas en el mercado, vendiendo a los precios actuales con la expectativa de comprar cuando los precios bajen. Los osos van asociados a conceptos como vendedores, bajistas, cortos…
¿Por qué toros y osos?
El motivo por el que se usan esos dos animales para caracterizar las diferentes actitudes ante los mercados financieros es precisamente por la manera de atacar que tienen ambos mamíferos.
De este modo, el toro suele atacar lanzando cornadas de abajo hacia arriba, y de ahí que vaya asociado a todos aquellos que apuestan por un movimiento al alza de la bolsa. Por su parte, el oso ataca con ágiles zarpazos desde arriba hacia abajo, motivo por el que se le vincula con los que apuestan por un movimiento a la baja de la bolsa.
En realidad, ser toro u oso no pasa más allá de la pura anécdota, pues en realidad un inversor puede pasar por fases toro y fases oso sin ningún problema en función de su lectura del mercado en cada momento puntual.
En este otro post te explicamos los diferentes productos de que dispone un inversor que quiere posicionarse en corto.