Opciones europeas vs Opciones americanas

En el Blog de Self Bank ya hemos hablado antes de las opciones financieras, en concreto de las opciones de venta y de compra, pero cuando queremos contratarlas vemos que tenemos dos tipos: las opciones americanas y las opciones europeas. En realidad, en ambos casos el funcionamiento es el mismo, pero hay un elemento importante que las hace diferentes. Hay que tener claras esas diferencias, puesto que nos pueden afectar de forma importante en el seguimiento y rentabilidades cuando operamos con ellas.

Opciones Europeas: Únicamente se pueden ejercer en una fecha determinada (fecha de ejercicio). Por ello, tanto el comprador como el vendedor deberán esperar a la fecha de vencimiento para determinar si la opción se encuentra en dinero o no.

Opciones Americanas: Pueden ser ejercidas a lo largo de su vida en cualquier momento hasta la fecha de ejercicio por aquel que tiene el derecho, es decir, el que está comprado.

Una menos conocida, pero que a veces se usa en mercados no regulados (OTC) son las opciones Bermuda, que es un mix de las anteriores, ya que se puede ejercer en determinados momentos  (mensualmente, trimestralmente, etc.), no en cualquier fecha.

Ejemplo práctico

Si tenemos una opción sobre las acciones de Banco Santander con vencimiento en diciembre de 2016, con un precio de ejercicio de 4€, con una opción europea deberemos esperar a diciembre para determinar el beneficio de ambas partes. Asimismo, esto proporciona más estabilidad a la estrategia, puesto que tenemos la seguridad de que no habrá un intercambio de flujos antes de esa fecha..

En cambio, si se trata de una opción americana, siempre existe un riesgo de ejecución para el vendedor de la opción, ya que el comprador, si le interesa, puede ejercer en cualquier momento. En el caso que veíamos del Santander, si hemos comprado una opción de compra (Call) a un strike de 4 y el precio de Santander hoy es de 5, podríamos ejercer ya la opción y ganar 1€ por acción sin tener que esperar a diciembre, de modo que no nos arriesgamos a que la acción pueda volver a caer.