El concepto offshore significa, según la traducción literal del término inglés, “alejado de la costa”, haciendo referencia a ubicaciones generalmente emplazadas mar adentro, como pueden ser plataformas petrolíferas o los más recientes parques eólicos en zonas de alta mar.
Sin embargo, en el mundo económico-financiero se emplea frecuentemente el término offshore para hacer referencia a aquellos negocios y actividades que se llevan a cabo en otro país diferente al de residencia, que por norma general dispone de una serie de beneficios respecto al país originario, especialmente a nivel fiscal y legislativo. La habitual ubicación de estos territorios en islas paradisíacas perdidas en algún exótico mar condujo al empleo del término offshore para nombrar el concepto.
En la mayoría de casos, hablar de negocios o sociedades offshore conlleva necesariamente la elección de un paraíso fiscal como epicentro de toda la estrategia, y no es extraño que el término offshore sea utilizado como sinónimo del término paraíso fiscal.
Sociedades offshore
Por todos es sabido que el simple hecho de tener constituida una sociedad en España implica la tributación por Impuesto de Sociedades, que conlleva abonar en las arcas del Estado entre el 25 y el 30% de los beneficios de cada ejercicio económico.
Las sociedades offshore son un vehículo que utilizan algunas empresas para no tener que compartir ese porcentaje de beneficios con ningún Estado, registrando la mencionada sociedad en países que por el simple hecho de ser paraísos fiscales eximen del pago de ese tipo de impuestos en su totalidad o en una cantidad significativa.
La actividad de la sociedad no se lleva en el paraíso fiscal donde está registrada la empresa, sino que se efectúa de manera internacional, y es por ello que a menudo se conoce también a estas empresas por el nombre de sociedades no residentes.
Por si fueran pocas las ventajas fiscales que disponen esos territorios, además suelen ser países en los que las facilidades y agilidad para la constitución y la posterior gestión rutinaria de una empresa destacan sobre el resto del mundo, y de ahí que cada vez están ganando más terreno incluso entre particulares.
Más allá de las sociedades offshore
Más allá de las propias sociedades offshore, el concepto en sí mismo es muy extenso y puede aplicarse a una multitud de productos y servicios financieros: fondos de inversión, seguros, cuentas bancarias, etc.
Aunque frecuentemente las actividades offshore tienen una motivación fiscal de fondo, también existen otras causas para optar por esa alternativa. Por ejemplo, las cuentas bancarias abiertas en Suiza (pese a no ser un paraíso fiscal) tienen una explicación basada mucho más en el secreto bancario que se disfruta en el país que en algún tipo de beneficio fiscal.