Concluir la etapa laboral con una buena paga es un triunfo, una tranquilidad y todo un premio a la gestión del ahorro personal bien llevada. Si ya te queda poco para el retiro, todavía hay tiempo para reaccionar; si lo ves muy lejos, la incertidumbre económica que vive el sistema público de pensiones en España debería preocuparte y hacerte pasar a la acción cuanto antes. Y, en ambos casos, como no hay un único plan de pensiones, tienes que escoger el mejor para ti.
Qué es un plan de pensiones
Un plan de pensiones es una herramienta de ahorro a largo plazo, similar a un fondo de inversión convencional, pero es contratado por los ahorradores con la finalidad de complementar la pensión pública de jubilación. Existen ciertos matices, pero en general, al igual que los fondos de inversión, se puede ganar y perder dinero, por lo que habrá que tener muy claro nuestro perfil de inversor y analizar especialmente cuánto riesgo queremos asumir.
Es de sobra conocido que lo que aportamos a nuestro plan de pensiones puede servirnos para reducir la base del IRPF y así pagar menos en nuestras declaraciones ahora que estamos trabajando. Pero ojo, porque cuando nos jubilemos, al disponer del capital aportado, ya sea en pagas periódicas o en un pago único, entonces sí tributaremos por la base general del IRPF. Con la Ley 26/2014 se introdujeron cambios normativos que afectaron a los planes de pensiones y a sus beneficios fiscales. El más importante fue la limitación de la cuantía máxima que se puede aportar a planes de pensiones: 8.000 euros.
Pero más allá de las ventajas fiscales -que no lo son tanto-, un plan de pensiones debería ser para el ahorrador:
- Un buen método de ahorro, que se ajusta al perfil de riesgo.
- Una inversión que haga crecer los ahorros cuando se está trabajando.
- Que permita una buena paga cuando llegue la jubilación.
Qué tipos de planes de pensiones hay
Los planes de pensiones se pueden clasificar siguiendo dos criterios:
Quién aporta al plan
- Plan de pensiones de empleo: la empresa promueve el plan y destina una parte de la remuneración salarial como aportaciones al plan. Este dinero no se puede mover mientras exista relación laboral con la empresa.
- Plan de pensiones individual: el ahorrador directamente contrata el plan con su banco. Existe mayor libertad para mover o modificar el tipo de plan de pensiones. Nos centraremos a partir de ahora en este tipo.
Qué relación rentabilidad-riesgo tiene
Toda inversión lleva asociada un riesgo, así que en los planes de pensiones también sale a relucir el binomio rentabilidad-riesgo, dos elementos muy importantes en la elección del plan que mejor se ajusta a nuestro perfil, pues recordamos que generalmente:
- una inversión con bajo riesgo suele implicar menores rentabilidades.
- una inversión de alto riesgo suele implicar mayores rentabilidades.
Con ello, podemos diferenciar cuatro tipos de planes de pensiones:
- Planes de pensiones garantizados.
- Planes de pensiones de renta fija.
- Planes de pensiones de renta variable.
- Planes de pensiones mixtos.
Qué tenemos que tener en cuenta al elegir uno
No hay un único tipo de ahorrador. Nuestra personalidad, experiencia, conocimientos financieros, cargas familiares, nivel de ingresos, etc. nos sitúan en un escalón específico a la hora de invertir nuestros ahorros. Para complicar un poco más la ecuación, a lo largo de nuestra vida los acontecimientos nos hacen subir o bajar peldaños conforme cumplimos años. Dicho de otra forma, el riesgo que estamos dispuestos a asumir y la rentabilidad que esperamos conseguir varían con la edad.
Entonces, queda muy claro que tampoco puede existir un único plan de pensiones, más bien al contrario: hay infinidad de fórmulas de inversión con las que todos podemos hacer crecer nuestros ahorros para tener un buen colchón cuando cumplamos 67 años. Y hablando de colchón, no olvidemos que justamente ese es el mejor lugar para perder el dinero poco a poco.
Todas esas fórmulas se materializan en diversos planes que nos tocará estudiar y analizar en profundidad antes de contratar un plan de pensiones, pues lo único que conocemos es cuánta rentabilidad ha dado cada plan hasta ahora, pero no cuánto nos dará en los próximos años.
Plan de pensiones garantizado
Un plan de pensiones garantizado, como su nombre indica, garantiza totalmente o parcialmente el capital que se va aportando y nos remunera con una rentabilidad fijada en la firma del plan, siempre que no se retire el dinero antes del vencimiento, es decir, antes de la jubilación.
Ventaja: capital total o parcialmente garantizado al vencimiento.
Inconveniente: baja rentabilidad.
Perfil de ahorrador: conservador, quiere minimizar los riesgos, prefiere mantener la cantidad ahorrada que jugarse una parte a cambio de una mayor rentabilidad. Habitualmente piensan en este plan los ahorradores que ven muy próxima su edad de jubilación.
Plan de pensiones de renta fija
Las aportaciones al plan son invertidas por la gestora del plan de pensiones en productos financieros más seguros que la bolsa. Son activos a corto o largo plazo: bonos y obligaciones o letras del tesoro, principalmente. El riesgo de la inversión es más bajo, pero también lo es la rentabilidad. Pero cuidado, porque si restamos las comisiones (de gestión y de depósito), la rentabilidad puede ser incluso negativa.
Ventaja: riesgo reducido, productos financieros históricamente seguros.
Inconveniente: baja rentabilidad, sin garantizar capital.
Perfil de ahorrador: conservador, pero al mismo tiempo dejando un poco de margen para que el dinero pueda crecer sin preocupaciones. Habitualmente son contratados por ahorradores en su última década de trabajo (más de 55 años).
Plan de pensiones de renta variable
Un plan de pensiones de este tipo invierte los fondos aportados por los ahorradores en productos de renta variable: acciones y ETF. Sin dejar de tener presente que los fondos son gestionados por profesionales que, al igual que el ahorrador, quieren el mayor beneficio con el menor riesgo posible. Al igual que la bolsa, el hecho de invertir en renta variable implica volatilidad y alto riesgo.
Ventaja: mayor beneficio esperado.
Inconveniente: alto riesgo.
Perfil de ahorrador: agresivo. Es una buena elección para el ahorrador que tiene mayor interés en ver crecer su dinero que en asegurar una cantidad fija llegado el vencimiento. Por tanto, se recomienda para personas más jóvenes, de hasta 45 años, con mayor margen de maniobra ante un contratiempo y posterior traspaso a renta fija o mixta.
Plan de pensiones mixto
Un plan mixto mezcla la inversión en carteras de renta fija y de renta variable, de forma que suaviza el riesgo propio de la bolsa con la inversión en bonos y letras. Es una combinación que diversifica más y que busca potenciar las ventajas de ambos tipos de productos financieros.
En función de la proporción de renta fija y variable a la que se destinen las aportaciones, podríamos separar tres tipos de planes: moderado, prudente y equilibrado. También existe la opción dinámica, en la que la proporción invertida es calculada según la edad del ahorrador y la estimación de su jubilación.
Ventaja: mayor diversificación, riesgo intermedio entre un plan de renta fija y uno variable.
Inconveniente: sigue existiendo riesgo, pues una parte se invierte en bolsa.
Perfil de ahorrador: perfil de riesgo variable, en una extensa escala comprendida entre un perfil conservador y uno agresivo. Habitualmente es contratado en un rango de edad de 45 a 55 años.