Uno de los consejos que escuchamos con frecuencia a la hora de invertir es el de comprar acciones de empresas de calidad. Esta idea basada en una premisa sensata de que a largo plazo la evolución de una acción va de la mano del negocio de la empresa tiene su lógica, pero como todo en el mundo de las inversiones, no es infalible y quien lo tome como dogma puede llevarse alguna decepción.
Para entender mejor cuándo invertir en una excelente empresa puede ser una mala idea, es interesante estudiar la historia. Como decía Mark Twain, la historia no siempre se repite, pero rima.
Las Nifty Fifty
Se conoce como Nifty Fifty a un grupo de 50 acciones del mercado norteamericano en las décadas de 1960 y 1970. Estas acciones tenían la máxima consideración por casi todos los inversores institucionales, y se caracterizaban por tener un crecimiento constante de beneficios. En consecuencia cotizaban a múltiplos elevados, y eran recomendadas por todos los analistas.
La tesis de los inversores de entonces era que estas empresas disfrutaban de negocios y beneficios sólidos y sostenibles, y que por tanto era buena estrategia comprar y mantener para siempre sus acciones. Los nombres de las empresas que componían las Nifty 50 eran marcas conocidas por casi todos los consumidores. Eran empresas multinacionales en la mayoría de los casos. Algunas de las empresas siguen siendo nombres conocidos hoy por todos: Coca-Cola, IBM, General Electric…
Se consideraba que la capacidad de generar y aumentar en el futuro los beneficios de estas empresas era tan clara, que a los inversores no les importaba pagar múltiplos PER elevados (el PER es la relación que existe entre lo que pagamos por la acción de una empresa y el beneficio que produce por acción).
La importancia de comprar a un precio razonable
En el mundo de la inversión es peligroso establecer verdades absolutas. En los mercados cuando todo el mundo cree que algo es de una determinada manera, el precio suele reflejar ese consenso, y por tanto cualquier cambio puede producir movimientos inesperados en los precios.
Aunque como noción general, invertir en activos de calidad puede ser una buena idea, siempre se debe contextualizar. Ningún activo es tan bueno que compense pagar cualquier precio por él, ni ningún activo es tan malo que no tenga sentido invertir en él a un precio determinado. Importa siempre la relación calidad/precio.
Las Nifty 50 eran empresas de una enorme calidad, pero el precio al que llegaron a cotizar era simplemente desproporcionado. Para comprar activos con PER altos y obtener buenos resultados en nuestra inversión, los beneficios de la empresa tienen que crecer mucho en el futuro. Las Nifty 50 eran empresas grandes con negocios relativamente maduros, y por tanto los inversores de aquella época deberían de haber reparado en las limitaciones implícitas a su crecimiento futuro.
1973/1974: un baño de realidad
Durante 1973 y 1974 el mercado bursátil estadounidense sufrió una de las crisis más duras del S.XX. En parte por la caída del sistema Bretton Woods, y en parte por la crisis del gobierno de Nixon y la crisis del petróleo de 1973. La economía entró en recesión y los mercados reflejaron el pesimismo en los precios de las cotizaciones.
Muchas de las acciones de las empresas Nifty 50 que años antes habían parecido inversiones aseguradas, vieron como su valor se desplomaba más del 50%. En algunos casos, algunas empresas perdieron más del 80% de su valor en bolsa.
Aunque la realidad empresarial de los negocios de las empresas Nifty 50 empeoró, su caída en bolsa fue mucho mayor proporcionalmente. Los inversores dejaron de estar dispuestos a pagar múltiplos altos por beneficios futuros, sobre los que cada vez tenían más dudas.
El mercado actual y valoraciones altas
Desde la gran recesión de 2008/2009, las cotizaciones de las grandes empresas a nivel mundial no han dejado de crecer. Tras muchos años de mercados alcistas, muchos analistas ven con escepticismo los múltiplos altos que los inversores están dispuestos a pagar. Aunque nadie sabe el futuro que traerá, el estudio del pasado aconseja ser cauteloso a la hora de pagar múltiplos altos. Cuando las expectativas son demasiado altas, la probabilidad de que no se cumplan son cada vez más elevadas.
Con el S&P500 cotizando sobre un PER 18, y su media histórica en 15, el argumento a favor de la cautela parece razonable. La otra cara de la moneda es que los tipos de interés nunca han estado tan bajos como en la actualidad. Cuando los tipos de interés están bajos, el precio de los activos tiende a ser más alto. Nadie sabe qué traerá el futuro, aunque la historia aconseja ser prudentes cuando las valoraciones en las bolsas son muy optimistas.