Cuando las relaciones comerciales internacionales se han vuelto más complicadas por la guerra comercial entre China y Estados Unidos, o cuando atravesamos la situación de bloqueo económico global por la crisis del COVID-19, vuelve el interés por una producción más cercana, para no depender tanto de la coyuntura internacional.
A finales del siglo XX vimos como una gran cantidad de empresas productoras desplazaron su producción a otros países con el objetivo de reducir sus costes. Mano de obra más barata, regulaciones más laxas y mayor implantación tecnológica compensaba con creces el coste de recibir la mercancía desde miles de kilómetros de distancia. A partir de la década de 1980 se extendió el Made in China, en un principio, asociado a productos de baja calidad y réplicas, y más tarde, aceptándose como principal productor global; hasta llegar a ser la mayor potencia productora de tecnología. India, Bangladesh y el Sudeste Asiático también entraron en el denominado modelo offshoring.
Offshoring en tela de juicio
Ya venía sucediendo, pero desde 2018 una serie de acontecimientos sirvieron de detonante para que el offshoring fuera cuestionado por primera vez. El gobierno de Trump comenzó su particular enfrentamiento con China y, más tarde, con la Unión Europea con el regreso de determinados aranceles para proteger la producción estadounidense.
En plena guerra comercial entre China y Estados Unidos, a final de 2019, coincidiendo con la Cumbre del Clima de Madrid se despertó un movimiento internacional que urgía a cambiar el modelo productivo por la supervivencia del planeta.
Por si no fuera suficiente, a principios de 2020, un nuevo tipo de coronavirus se extendía peligrosamente por el mundo hasta convertirse en la gran pandemia que, por desgracia, todos conocemos ahora. En un primer momento, la crisis del COVID-19 paralizó las fábricas y lógicamente retrasó las entregas en todo el mundo, lo que puso de manifiesto la dependencia de la producción china. En segundo lugar, la debacle se extendió globalmente cuando se cerraron fronteras y las medidas de confinamiento han restringido la producción de muchos países.
Nearshoring y reshoring
En 2019 la EAE Business School publicaba el estudio Made in Spain. ¿Otra vez? Offshoring, Nearshoring y Reshoring. En él se abordan las motivaciones e implicaciones del nearshoring y reshoring (acercamiento de la producción) y se estudian los 153 casos de acercamiento detectados en Estados Unidos y los 208 de la Unión Europea (de ellos, solo 9 en España).
Por último, definamos brevemente en qué consisten estas dos modalidades de acercamiento:
- Nearshoring: es el modelo por el que una empresa desde su creación decide producir cerca de su ubicación, donde está su mercado.
- Reshoring: también onshoring o backshoring. Supone un cambio de modelo donde, partiendo de una producción offshoring (lejana), se apuesta por traer de vuelta la producción al país donde está su mercado.