Nuestra sociedad tiene una tendencia natural a poner etiquetas a todo lo que nos rodea para alcanzar una mayor comprensión. Así, el caso de las materias primas y sus posibles vías de inversión no podía quedar al margen. De este modo, surgen torsiones del lenguaje para calificar estas inversiones como: “activos no tradicionales”, “activos refugio” o “activos complejos”. Ahora bien, para desgranar los posibles significados internos y valorar bien si se trata de una inversión sólo para expertos, vamos a conocer más a fondo qué hay detrás de las materias primas, analizando sus aspectos positivos y negativos.
Ventajas
Una de las primeras cuestiones a tener en cuenta sobre las materias primas es que se trata de un elemento diversificador de una cartera. Es decir, gracias a su baja correlación con mercados tradicionales permite complementar otros activos en cartera. Una de las razones es que su evolución depende de otros aspectos diferentes a los propiamente financieros.
Otro aspecto tiene que ver con la cantidad de materias primas utilizadas en el desarrollo industrial y social. Hay tantas que su clasificación resulta muy compleja. De hecho, hay diversas selecciones en torno a ellas como puede ser la distinción entre “duras” y “blandas”, dependiendo de su modelo de obtención, o bien por su fundamentación económica, si son ganaderas, agrícolas o energéticas.
Sea como sea, el abanico y las posibilidades, dependiendo del objetivo, son casi infinitos: petróleo, gas, platino, cobre, acero, trigo, maíz, arroz, diamantes, madera… y así se podía continuar con cada una de las vertientes antes presentadas. De esta manera, que haya una segmentación tan amplia dentro de las materias primas deja un margen de mejora para invertir teniendo en consideración la evolución económica. Es decir, un aumento del turismo puede dejar entrever un aumento en el uso de carburantes, por lo que las energéticas serán la clave. En otro ejemplo, si determinados componentes para la tecnología móvil representan un crecimiento de dos cifras en el mercado de consumo electrónico, ese puede ser el objetivo.
Por otra parte, una ventaja fundamental tiene que ver con la protección ante entornos inflacionistas. Esta es una preocupación importante para todos los inversores, especialmente los que viven de ingresos fijos, ya que el aumento de los precios erosiona el poder adquisitivo de la riqueza existente y se come los rendimientos de todo tipo de activos.
Pongamos un ejemplo para entenderlo mejor. Si una persona ha invertido en algún tipo de empresa agrícola, el valor de esa inversión se deprecia cuando sube el precio de los productos agrícolas, es decir, de las materias primas. Sin embargo, si directamente se invierte sobre trigo o maíz, cuando aumenten de precio también aumentará el valor de la inversión.
Riesgos y desventajas
Hay que tener muy presente la volatilidad de las materias primas. Es decir, se trata de productos que sufren fuertes variaciones en sus precios y esto puede causar un cierto estigma de inestabilidad. Asimismo, otro aspecto que hay que tener presente con respecto a las materias primas es que no dan dividendos como la renta variable, ni cupones como la renta fija.
En el caso de determinadas materias primas, en especial el petróleo, no podemos ignorar el impacto que tienen los conflictos geopolíticos en su cotización, como hemos podido comprobar en múltiples ocasiones. La decisión de los productores de la OPEP o un conflicto en un país productor, en ocasiones incrementa la volatilidad de la materia prima.
Por lo tanto, siempre habrá que confiar en gestores experimentados que conozcan el producto, su comportamiento en distintos momentos de mercado y, en definitiva, todo lo que pueda afectar a la evolución de la inversión.
Otro aspecto a tener en cuenta, al igual que en los mercados de renta variable o de renta fija, es que en los mercados de materias primas también existen especuladores que invierten en ciertas commodities para conseguir ganancias a corto plazo. Aunque se debe reseñar que a su vez estos especuladores aportan liquidez. Pero en cualquier caso, la entrada o salida de especuladores puede impactar en la evolución de la materia prima.
¿Inversión solo para expertos?
Con la gran variedad de condicionantes externos que existen en torno a las materias primas, no es fácil resolver esta cuestión. Aunque analizando los riesgos existentes, así como los aspectos clave a tener en cuenta en la negociación, hay que concluir con que es un tipo de inversión con un cierto nivel de riesgo y que en su caso debería estar en manos de expertos.
Parece un mercado rentable, pero como hemos observado hay factores externos políticos, humanos, sociales… que pueden incidir de manera decisiva en la producción y recorte de la cantidad de materias primas que llegan al mercado.
Pero si estamos interesados…¿cómo invertir en materias primas? En cuanto a su modo de negociación hay tres maneras tradicionales de hacerlo: mediante futuros, CFDs o ETF. Una manera indirecta de invertir en este tipo de activo, tal vez más accesible a los inversores, son los fondos de inversión; algunos de ellos invierten en materias primas en general, mientras que otros cuentan con una mayor especialización (oro, energía, materias primas agrícolas…).