El concepto tradicional de bróker se asocia a una figura intermediaria entre los inversores y el mercado. Es decir, se tiene asumido que si queremos enviar una operación al mercado precisamos de la figura de un bróker que nos represente ante el propio mercado.
Sin embargo, el mundo de los brókers es de una complejidad mucho más profunda que ese concepto básico, y existen multitud de modelos de negocio que incluso pueden llegar a alterar esa idea de intermediación ante el mercado hasta el punto de convertirse el propio bróker en nuestro mercado.
Se da esa situación con los brókers conocidos como Market Maker, que en su traducción significa literalmente creadores de mercado. En el modelo de negocio de esta modalidad de bróker las órdenes de sus clientes no son trasladadas al mercado, sino que es el propio bróker quien les da contrapartida.
Por verlo claro con un ejemplo: si mi bróker es Market Maker y decido comprar CFDs del Ibex, por ejemplo, en realidad esos CFDs me los estará vendiendo el propio bróker, no el mercado. Es decir, se da la perversa situación de que en caso que yo gane en esa operación, el bróker perderá.
Es precisamente ese conflicto de intereses el que hace que sea especialmente recomendable en el caso de decantarse por brókers Market Maker comprobar que sea un bróker regulado por algún organismo de reconocido prestigio internacional.
La mesa de negociación es el mercado
Ese propio mercado generado por el bróker Market Maker es conocido con el nombre de mesa de negociación, mesa de operación o Dealing Desk en su término inglés. En ese mercado interno generado para sus propios clientes el bróker siempre permite comprar o vender instantáneamente los productos financieros que se soliciten, con independencia de si en el mercado existe contrapartida o no.
Por norma general, los brókers Market Makers deben realizar una gestión del riesgo activa y responsable, pues es evidente que exponen su propio capital al éxito o fracaso de las operaciones de sus clientes. Una forma de hacerlo es buscar las contrapartidas a las operaciones de sus clientes precisamente entre otros clientes, aunque en última instancia siempre esté predispuesto a ser él mismo la contrapartida.