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Las tres D de la deflación: deuda, demografía y digitalización

Tras la gran recesión de 2008 y la reacción en magnitudes nunca vistas por parte de los bancos centrales, uno de los miedos recurrentes de los economistas y analistas financieros ha sido la posibilidad de entrar en un periodo prolongado de deflación.

¿Qué es la deflación?

Llamamos deflación al fenómeno de la caída de precios de bienes y servicios. Generalmente se asocia a la contracción del crédito y el dinero en la economía. Con deflación el poder adquisitivo del dinero sube con el paso del tiempo. Esto quiere decir que las cosas cada vez cuestan menos en un entorno deflacionista. Aunque pudiera parecer que es un fenómeno bueno, ya que podemos comprar más cosas cada vez, la deflación es considerada como algo muy negativo por los economistas, por dos razones fundamentales:

  • La deflación incentiva a no gastar hoy, ya que los consumidores saben que el día de mañana podrán comprar más con ese dinero. Esto puede tener un efecto ralentizador sobre la economía.
  • También puede suponer un problema financiero para muchas empresas, ya que castiga a todos los agentes económicos endeudados. Cualquiera que tenga deudas, verá como le resulta cada vez más complicado afrontar el pago de los intereses, ya que el dinero cada vez vale más. Aquellos con deudas tendrán que devolverlas con dinero que vale más que el dinero que recibieron prestado.

El fenómeno contrario a la deflación es la inflación, que es cuando las cosas valen cada vez más y el dinero pierde valor con el paso del tiempo. En general, los economistas creen que es preferible que las economías modernas funcionen con una ligera y controlada tasa de inflación.

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¿Qué factores causan la deflación?

Por definición teórica la deflación monetaria sólo puede ser causada por:

  • Un descenso del dinero en circulación 
  • O por un descenso en la oferta de instrumentos financieros convertibles en dinero. 

En la práctica son los bancos centrales los que más influencian la masa monetaria en circulación: cuando el dinero disponible y la oferta de crédito se reduce, sin una correspondiente caída en la producción económica, los precios de los bienes y servicios tienden a bajar.

Sin embargo, no es fácil determinar exactamente qué causa la deflación, ya que la caída de precios puede ser consecuencia de otros fenómenos económicos, como por ejemplo la caída de la demanda de bienes y servicios o un incremento en la productividad. 

Para aclararlo un poco más, vamos a ver la relación de tres factores considerados decisivos: deuda, demografía y digitalización. Porque estas tres D son factores que influyen directamente en la aparición de la deflación, y podríamos seguirlos de cerca para comprender mejor si un escenario deflacionista es posible o probable.

Deuda

La deflación hace que endeudarse sea menos atractivo para los gobiernos, empresas e individuos. Igualmente la deflación aumenta el poder económico de los ahorros y las estructuras de capital basadas en patrimonio. Desde el punto de vista de los inversores, las empresas que acumulan grandes reservas de efectivo y poca deuda en su balance son más atractivas. La deflación hace que las primas de riesgo en los modelos de valoración de los inversores profesionales suban. Son consecuencias del fenómeno del valor temporal del dinero: que el dinero en el futuro tenga más poder adquisitivo que en el presente, afecta la forma en que hoy calculamos el valor de las cosas.

Un nivel prudente de deuda en la economía es sano ya que permite poner el ahorro de algunos a disposición de empresas que desean acometer inversiones para producir bienes y servicios. Esto genera actividad económica que, de otra forma, no se daría y aumenta el bienestar de todos.

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Demografía

Históricamente siempre se ha debatido la importancia de la demografía entre los economistas. En una economía constantemente creciente, la demanda de bienes y servicios debería ir aumentando correlativamente para sustentar la capacidad productiva. En los países desarrollados la natalidad es más baja que nunca y el hecho de que la población descienda supone una presión deflacionista para la economía. Ya que menos consumidores significa menos necesidad de producir tantos bienes y servicios. El factor demográfico claramente representa una presión deflacionista en el mundo desarrollado ya que afecta a la demanda agregada de bienes y servicios.

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Digitalización

La productividad es otro de los factores claves en la posible aparición de la deflación. Cada vez se necesitan menos recursos para producir cosas, se puede llegar a un exceso de oferta. Los excesos de oferta irremediablemente conducen a caídas de precios, y las caídas de precios producen deflación. La revolución tecnológica que hemos visto en las últimas décadas, tanto en robótica como en digitalización, entre otras cosas, llevan consigo un aumento importante de la productividad. Donde antes eran necesarios 5 trabajadores, ahora se produce lo mismo con sólo uno supervisando una máquina. Este aumento importante de la productividad es otro de los factores clave a tener en cuenta a la hora de vislumbrar un horizonte de deflación.