El sistema fiscal español presenta una aparente paradoja. A pesar de que sufrimos unos tipos impositivos de los más elevados de Europa, la recaudación obtenida, medida como porcentaje del PIB, es de las más bajas. ¿Por qué sucede esto?
Los tipos impositivos y las exenciones
Hasta el 2014, el tipo marginal máximo del IRPF en España era del 52%, e incluyendo el tramo autonómico incluso superaba esta cifra, alcanzando el 56% en algunas Comunidades Autónomas, igualando prácticamente el máximo tipo europeo, que se paga en Suecia (56,9%), y superando en más de diez puntos la media europea (39,8%) y de la Eurozona (43,8%).
Sin embargo, al analizar los ingresos reales que obtiene Hacienda, se observa que la presión fiscal sobre las rentas del trabajo es del 33,2%, por debajo de la media de los 28 y de la de la zona euro. Esto es así por la amplia colección de deducciones y exenciones que tiene el impuesto, tanto en el ámbito estatal como en el tramo autonómico: compra o alquiler de vivienda, planes de pensiones, etcétera, que restan cada año miles de millones de euros a la recaudación.
En el caso del Impuesto de Sociedades sucede algo parecido. El tipo español es uno de los más altos de la Unión Europea (30% en el 2014, contra una media europea del 23,5%). Sin embargo, las empresas de nuestro país terminan pagando entre un 16% y un 17% de media merced a diversos ajustes y exenciones: por reinversión de beneficios, por doble imposición, por I+D+i, por contribuir en acontecimientos de interés público, etcétera.
Respecto al IVA, las últimas subidas han colocado el tipo normal en un porcentaje muy similar a la media europea. Sin embargo, la recaudación por IVA en España apenas alcanza el 5,5% del PIB, cuando la media europea es del 7,1%, según el estudio Taxation trends in the European Union (tendencias en impuestos en la Unión Europea). Esto es consecuencia de dos aspectos: el fraude fiscal en nuestro país y la gran cantidad de productos que tributan a los tipos superreducido y reducido.
En conclusión, a pesar de que los tipos nominales de los impuestos en España son elevados, España es uno de los países que menos impuestos recauda en relación al PIB (un 34,4%), claramente por debajo de la media de la Unión Europea (40%) y de la Eurozona (41,5%), y muy inferior a la de países como Dinamarca (50,8%), Francia (47,9%), Finlandia (44%), Italia y Suecia (ambos un 43,7%) o Alemania (39,5%).
Empleados de Hacienda y fraude fiscal
España es un país con una economía sumergida considerable. El fraude fiscal provoca que el Estado deje de disponer entre 40.000 y 80.000 millones de euros anuales, mientras diversas asociaciones de técnicos e inspectores de Hacienda se quejan de la falta de medios. Nuestro país es uno de los últimos tanto por el número de empleados de Hacienda en relación a su población total como por los recursos económicos empleados.
Según el informe Tax Administration 2015 de la OCDE, España es el país europeo con la menor proporción de funcionarios de Hacienda en relación a su población. La Agencia Tributaria de nuestro país apenas cuenta con 27.000 empleados, mientras que un país como Polonia supera los 48.000 con una población inferior a la española, y Holanda cuenta con más funcionarios de Hacienda que España, a pesar de tener un tercio de la población.
Además de haber pocos funcionarios, hay más de 1.000 que se dedican al auxilio judicial, de los cuales más de 600 son inspectores. Esto significa que aproximadamente la cuarta parte de los inspectores con los que cuenta la plantilla de la AEAT están ocupados en temas ajenos a la gestión tributaria ordinaria.
Por otra parte, su edad media es elevada (50 años), situándose casi la mitad de los funcionarios en el rango entre 50 y 59. Sólo nuestros vecinos portugueses cuentan con un personal tributario con una media de edad tan alta.
Si examinamos los recursos empleados por la AEAT, vemos que España apenas dedica el 0,11% del PIB, un tercio de lo que se dedica en Holanda y Bélgica, o la mitad que en Alemania o Reino Unido.
De este modo, si tenemos en cuenta ambos datos (personal empleado e importe dedicado), resulta evidente por qué en España hay más fraude y se recauda menos que en países como Francia, Alemania, Holanda, Dinamarca o Gran Bretaña.