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La nueva factura eléctrica abre nuevas opciones para el ahorrador

Light bulb and coins. Isolated on white background

Con el inicio de la facturación eléctrica por horas muchos consumidores se preguntan si es posible ahorrar en la factura eléctrica, y cómo aprovechar las posibilidades que nos ofrece el nuevo sistema. La tarifa por horas tiene como objetivo, al menos teóricamente, que los consumidores paguen por la luz un precio más justo.

Antes de explicar en detalle los distintos aspectos de la nueva factura, conviene recordar algunas claves generales que nos pueden ayudar a reducir la factura eléctrica, además de tener en cuenta dos aspectos globales, como son:

Revisar la potencia contratada, ya que si ésta es excesiva estaremos pagando un sobrecoste fijo por algo que no utilizamos. Incluso si se pudiera reducir por debajo de 3 kW, se podría solicitar el bono social, disfrutando de precios más bajos por consumo (el ahorro en esta tarifa puede ser de unos 200 euros anuales). En cualquier caso, la rebaja que podamos hacer en la potencia contratada estará limitada por el consumo que podamos tener en un momento dado, pues si éste es superior saltará el limitador y cortará el suministro eléctrico.

• Analizar la posibilidad de contratar una tarifa de discriminación horaria (la antigua tarifa nocturna), siempre que el consumo que realicemos esté al menos un 30% en el período valle, que es el más barato (de 22h a 12h en invierno, y de 23h a 13h en verano).

Requisitos

A la factura por horas se puede acceder si se está acogido al Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC), que antiguamente se denominaba Tarifa de Último Recurso. Por lo tanto, hay que estar en el mercado regulado, cuyos precios son establecidos por el Gobierno, y no en el mercado libre.

Además, se debe tener un contador inteligente. En España, todavía existen millones de contadores analógicos (en los que se ven unas agujas y unos números de plástico girando), si bien las compañías están procediendo a cambiarlos por los digitales (deberían estar sustituidos al 100% en 2018). Mientras no se dispone de un contador de este tipo, se paga el precio medio ponderado del período correspondiente.

¿Cómo ahorrar?

Las distintas tarifas horarias permiten al consumidor ciertos ahorros si realiza una elección adecuada de su tarifa y si es capaz de trasladar su consumo a las horas en las que el precio es más barato. Por ejemplo, si escogemos los precios correspondientes al 10 de noviembre de 2015, vemos que si el usuario tiene la tarifa de discriminación horaria, en el gráfico en verde, la hora más barata para consumir energía serían las 2 de la mañana y la más cara las 7 de la tarde. Esas son las puntas. Por franjas, se aprecia que entre la 1 de la mañana y las 5 de la mañana es más barata, mientras que los precios más altos se ubican entre las 12 de la mañana y las 10 de la noche.

Si tenemos la tarifa general, la más habitual (en el gráfico, en rojo), observamos que la hora más barata serían las 11 de la noche, mientras que la más cara serían las 7 de la tarde. Por periodos, es más económico entre las 11 de la noche y las 5 de la mañana y más caro entre las 6 y las 11 de la mañana, y entre las 6 y las 8 de la tarde.

Este es un ejemplo de cómo funcionan los rangos de horas (cada día tendrá sus valores, si bien el patrón es similar). Lo habitual es que la franja nocturna (desde las 11-12 de la noche hasta las 5-6 de la mañana) disfrute de los precios más bajos, mientras que el mediodía (de 11 a 15) y la tarde-noche (de 19 a 23) suelen tener los más altos, con lo cual es recomendable, como norma general, evitar en la medida de lo posible el uso de los electrodomésticos de más consumo (lavadora, lavavajillas, vitrocerámica, plancha) en esas horas. Algunos modelos son programables, lo cual nos permite ponerlos a funcionar de madrugada.

Es complicado obtener un ahorro relevante únicamente a través de la variación en las pautas de consumo. Por ejemplo, poner una lavadora de madrugada 8-10 veces en un mes ocasionaría un ahorro inferior a 1 euro. Hay que esmerarse mucho para notar una variación significativa. Además, como es sabido, en la factura se pagan muchos conceptos que no tienen que ver con el consumo, que apenas explica el 40% del importe final.

La rebaja que podamos conseguir depende de la tarifa escogida. Así, la tarifa 2.0 A, la más habitual, ofrece unos precios más estables a lo largo del día, con lo cual existen menos posibilidades de ahorrar (aunque también hay menos probabilidades de llevarnos un susto por consumos en horas punta), mientras que la de discriminación horaria 2.0 DHA varía mucho más, permitiendo cierto ahorro si se concentra el consumo en las horas valle, de precio notablemente inferior.









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