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La nueva carrera espacial y sus implicaciones para los inversores

la nueva carrera espacial

Hace apenas cincuenta años que los seres humanos pusimos un pie en la luna, pero las cosas han cambiado mucho desde entonces. Los elevados costes de los lanzamientos, unido a algunos fracasos sonados y al fin de la guerra fría entre EE.UU. y la extinta Unión Soviética dejaron apartada en un rincón la carrera espacial.

Sin embargo, a día de hoy el descenso de los costes de los lanzamientos, el regreso de la inversión pública y los avances tecnológicos han traído de vuelta la exploración espacial y, con ella, nuevas posibilidades de inversión en una industria de futuro. Tanto es así que algunos analistas cifran en 1,1 billones de dólares los ingresos que generará la industria aeroespacial para el año 2040.

Las implicaciones de una exploración espacial más accesible y menos cara traerá oportunidades significativas en campos tales como los satélites de banda ancha, la distribución o quizás, los viajes espaciales. Sobre todo porque las empresas privadas no van a estar solas mucho tiempo, Estados Unidos discute la creación de una nueva división de su ejército denominada “Space Force”, al tiempo que crece el interés de Rusia y China en la nueva carrera espacial.

 

Los cohetes reutilizables reducen el coste de lanzamiento

La clave que puede explicar el renovado interés por la exploración espacial es el uso de cohetes reutilizables para poner los satélites en órbita. Esta novedad ha reducido exponencialmente el coste de los lanzamientos y aumentado el número de opciones (UE, EE.UU. China o Rusia) para realizarlos, que ahora son más accesibles.

Por otro lado, las firmas de exploración espacial privadas (SpaceX, por ejemplo) también han desarrollado tecnologías ambiciosas que pretenden facilitar aterrizajes tripulados en la luna y lanzar satélites pequeños hasta la zona LEO (Low-Earth-Orbit) a precios más bajos y con una mejor capacidad de respuesta que los sistemas basados en tierra.

A pesar de que ha sido el sector privado el más activo en los últimos años, la situación parece destinada a cambiar. El pasado mes de agosto, la NASA anunció vuelos tripulados a la estación espacial internacional (ISS) a través de cohetes desarrollados comercialmente en Estados Unidos.

Los vuelos, planeados para 2019, serán los primeros tripulados a la ISS desde que el programa de lanzamientos fue retirado en EE.UU. en el año 2011. Este evento supondrá un importante punto de partida para las nuevas relaciones entre la empresa privada y el gobierno estadounidense.

Además, la Administración Trump anunció sus planes para crear una división militar espacial que incluiría una fuerza de operaciones espaciales y una agencia de desarrollo espacial. Esta novedad beneficiaría al departamento de Defensa, así como a las industrias aeroespacial y de defensa (Boeing, Lockheed, etc.) y estimulará la inversión en nuevas tecnologías y capacidades, impulsando a empresas del sector telecos o de hardware para tecnologías de la información.

 

Las cifras de la nueva industria espacial

La nueva industria espacial global podría generar ingresos de 1,1 billones de dólares para 2040, partiendo de los 350.000 millones actuales, según Morgan Stanley. Para la firma, los nuevos satélites de banda ancha supondrán la mitad del crecimiento previsto en la economía espacial para 2040.

Los servicios que proporcionarán estos satélites reducirán el coste de los datos para las compañías justo en el momento en que la demanda es mayor, pero también llevarán Internet a lugares donde ahora no llega y facilitarán el desarrollo de los coches autónomos, el Internet de las cosas, la inteligencia artificial, la realidad virtual o el vídeo. La previsión es que el coste de un megabyte de datos sea menos de un 1% del actual.

Por otro lado, del mismo modo que los cohetes reutilizables reducen los costes, también se incentivará el lanzamiento de nuevos satélites y la madurez del sector. El coste de lanzar un satélite ha bajado de 200 millones de dólares a unos 60 y podría seguir cayendo hasta los cinco millones.

De esta manera, más allá de las oportunidades que puedan generar los nuevos satélites de banda ancha, las nuevas fronteras de los cohetes ofrecen otras posibilidades hasta ahora inverosímiles. Por ejemplo, los paquetes que hoy se envían por avión podrían llegar antes con cohete, la posibilidad cada vez más real de vuelos comerciales privados al espacio, o el envío de equipos mineros a asteroides para obtener minerales, podrían estar más cerca gracias a los nuevos cohetes. Sin duda, conviene seguir de cerca las evoluciones del nuevo sector aeroespacial.

 

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