La historia no engaña: tras un crash bursátil, siempre llega una recuperación

Cada cierto tiempo en las bolsas mundiales irrumpen fuertes caídas, factores desencadenantes en uno o varios parqués que acaban propagándose a nivel internacional. Tras un período más o menos prolongado de descensos, a lo largo de la historia, la bolsa se ha recuperado. Veamos cómo posicionarnos ante un escenario tan adverso y repasemos algunos crashes bursátiles.

Crash bursátil, historia reciente.

Febrero de 2018, corrección en EEUU.

No hay que mirar muy atrás para encontrarnos con el último derrumbe. A comienzos de febrero de 2018, sin ir más lejos. Tras meses de buenos resultados y un mes de enero en positivo, las plazas europeas retrocedieron empujadas por Estados Unidos, donde se registró el mayor colapso de su historia en valores absolutos. Aunque en porcentajes no fueron tan significativas, las pérdidas del Dow Jones, S&P 500 y Nasdaq cerraron con caídas no vistas desde 2011: -4,60%, -4,10% y -3,80% respectivamente. El VIX, por su parte, alcanzaba su récord, vaticinando una volatilidad sin precedentes.

Dejando atrás un mes de enero excelente para la bolsa estadounidense, el miedo a la inflación tras el crecimiento económico y la creación de empleo sostenida apuntaban a políticas monetarias restrictivas con la subida de tipos del Fed y un incipiente temor hacia la renta variable, con el rendimiento de los bonos americanos a diez años que se acercaron al 3%. Esto afectaba de manera directa al mercado de acciones, ya que existía el temor a que muchos inversores comenzaran a apostar más por la renta fija ahora que ofrecía rentabilidades más atractivas.

En España, el Ibex 35 perdió un 5,84% durante el mes de febrero, cifra que no se daba desde el verano de 2016, tras el referéndum del Brexit.

Las dos caídas de 2016.

La incertidumbre vivida en el mes de febrero de 2018 recuerda a los días posteriores al sí al Brexit del 23 de junio de 2016. La jornada siguiente al referéndum fue un día negro para las bolsas europeas, con un Ibex 35 profundamente afectado por el inesperado resultado. El índice español sufrió el mayor desplome de su historia: el 12,35%, olvidándose de su recuperación y sumergiéndose en los 7.800 puntos.

Pero el mismo año, antes del Brexit, el selectivo español ya cayó por debajo de los 8.000 puntos también en el mes de febrero, cerrando un ciclo negativo en el que se dejó 2.000 puntos desde noviembre de 2015. En los últimos días del mes de febrero la bolsa española creció por encima del 5%, suavizando así el desplome mensual y el acumulado anual, gracias a los malos datos de inflación que pospondrían la subida de tipos y a la rebaja del ratio de requerimiento de reservas bancarias en China.

Julio de 2012, prima de riesgo disparada.

 

Durante más de dos años el Ibex se había posicionado por encima de los 8.000 enteros. Este ciclo positivo para el parqué madrileño se mantuvo desde mediados de 2013 hasta el Brexit. Sin embargo, retrocediendo un año más, hasta julio de 2012, rememoramos el período en el que la economía española fue seriamente cuestionada por los mercados tras el reciente rescate a la banca. El 24 de julio, la prima de riesgo tocó los 650 puntos básicos y el bono español a diez años ofrecía una rentabilidad del 7,7%. Una sesión negra que pasará a la historia por una caída del 3,50% que llevó al Ibex a los 5.956 en su cierre, algo no visto desde 2003.

Octubre de 2008, crisis financiera.

Con anterioridad al Brexit, hay que retroceder hasta el 10 de octubre de 2008, hasta el anterior hundimiento bursátil. Entonces el Ibex se desplomó un 9,14%, junto con la mayoría de las bolsas del mundo tras la quiebra de Lehman Brothers y la propagación de la crisis financiera desde Estados Unidos, donde en la semana del 6 al 10 de octubre el S&P 500 sufrió una caída del 20% de su valor.

En la bolsa española, el descenso sucedió tras reiteradas caídas en semanas previas que vieron despedirse al parqué de los 11.000 puntos. El Ibex siguió su derrumbe hasta marzo de 2009, cuando, tras alcanzar otro mínimo inferior a 6.900 puntos, inició una espectacular escalada del 30% hasta el cerrar el año.

Tras un crash bursátil, siempre llega una recuperación.

Este repaso histórico pone de manifiesto que tras los crashes bursátiles llega la esperada recuperación. Por pronunciado que haya sido el crash, por mucho que haya afectado a nuestra cartera y haya sido recordado durante meses como un mal momento para nuestras inversiones, observando la línea temporal y la evolución a lo largo de la historia, más bien podrían mirarse como turbulencias temporales producidas por la realidad económica de cada día. Tras el pánico de un crash, los mercados se recuperan y, desde un punto de vista más amplio, la bolsa sigue su camino:

  • Después del Brexit, el selectivo español consiguió remontar desde los 8.000 puntos hasta superar los 11.000 apenas diez meses después.
  • Tras el crash de julio de 2012, por debajo de los 6.000, a principios de 2014 se recuperaronlos 10.000 y los 11.500 puntos en abril de 2015.
  • Tras la debacle de la crisis financiera desde octubre de 2008 a marzo de 2009, la bolsa española acumuló pérdidas que la situaron por debajo de los 6.900 puntos. Los últimos días de 2009, rozaba de nuevo los 12.000.

¿Oportunidad de inversión ante un crash?

Un crash es fácilmente identificable una vez que ha sucedido. Lo verdaderamente difícil es detectar cuándo un valor está en su cota mínima y cuándo estará en su valor máximo para así maximizar la rentabilidad de una inversión. Sin entrar en técnicas bursátiles, tan solo plantearemos algunas reflexiones muy elementales que podrían ser de utilidad tras un crash bursátil:

  • El objetivo de toda buena inversión tras una caída bursátil está en elegir un valor de entrada próximo al valor de suelo, asumiendo la dificultad de conocer a priori cuál es este valor.
  • Paciencia: basta con observar gráficos históricos para comprobar que tras el primer desplome se pueden suceder otras caídas en los próximos días o semanas:
      • Esperar a que se establezca un valor mínimo más alto.
      • Observar la evolución de una media móvil a más largo plazo.
      • Observar la evolución de los ETF.
  • Y en general, como ya hemos mencionado, ampliar el horizonte temporal de nuestras inversiones y saber ver más allá de la última caída o el último repunte.