La distancia social se impone como norma en tiempos de COVID-19. Con ella, numerosos eventos han sido suspendidos, pasando a engrosar la ya abultada cifra de pérdidas económicas. Por lo tanto, ¿Cuál es la factura que deja el COVID-19 tras las cancelaciones de eventos? Repasamos la repercusión del coronavirus en eventos no celebrados partiendo de la, entonces, sorprendente cancelación del Mobile World Congress 2020.
Dos meses de cuarentena con períodos de total inactividad productiva y una reducción drástica del consumo han sido necesarios para frenar el avance del peligroso coronavirus, pero ha supuesto una caída histórica de la economía española. El Gobierno vaticina una disminución del 9,2% del PIB español en 2020. Los últimos datos de Eurostat apuntan a esa dirección pues tan solo en el primer trimestre del año ya había caído un 5,2% y la media de la eurozona un 3,8%. Y no hay que olvidar que la crisis del coronavirus se desató en España —y en la mayoría de países de la zona euro— en marzo, por lo que esa afectación negativa es resultado de apenas un mes de incidencia de la pandemia.
Euro area #GDP -3.8% in Q1 2020, -3.2% compared with Q1 2019: flash estimate from #Eurostat https://t.co/GsSESGlzkg pic.twitter.com/GdborOw1r4
— EU_Eurostat (@EU_Eurostat) May 15, 2020
MWC 2020: aquel virus de Wuhan era mucho más de lo esperado
4 de febrero de 2020. Los medios se hacían eco de que LG no asistiría al Mobile World Congress de Barcelona. Un inciso. Este congreso anual de móviles se ha consagrado como una cita ineludible dentro del panorama de la tecnología móvil, donde las principales marcas presentan sus novedades y sirve de antesala para los lanzamientos más esperados de cada año. Organizado por la GSMA —la asociación global de operadores móviles —, tiene lugar desde 2006 en Barcelona. En 2020 se hubiera celebrado del 24 al 27 de febrero.
LG abrió la puerta a las bajas, otras grandes asiáticas le siguieron y finalmente las grandes tecnológicas norteamericanas y europeas también decidieron no asistir. Justificaron su ausencia en la preocupante situación sanitaria que se extendía desde el centro de China, donde la COVID-19 ya había mermado su capacidad productiva. Mientras, en este lado del continente y, en general, en toda Europa, todavía veíamos muy lejos la amenaza del nuevo virus, a pesar de que los primeros casos confirmados salpicaban la geografía del Viejo Continente.
La baja de Orange fue la gota que colmó el vaso. Incluso subestimando la gravedad de la nueva crisis, las numerosas ausencias indudablemente restarían relevancia al evento. El 12 de febrero la GSMA anunciaba la cancelación definitiva del MWC 2020.
El fatídico caso del MWC 2020 ilustra muy bien el cambio de paradigma: del desconocimiento hasta ver la dura realidad desatada por una nueva crisis global. Las pérdidas económicas del evento que se hubiera celebrado en Barcelona son cuantiosas. Veámoslas de forma desglosada para reflejar su enorme impacto económico:
- Devolución de entradas: 300 millones de euros. El acceso cuesta de 800 a 5.000 euros.
- Alquiler de los dos recintos de Fira de Barcelona: 150 millones. El metro cuadrado de alquiler cuesta 1.200 euros.
- Coste para las empresas que participaban: 500 millones de euros, incluyendo el alquiler, expositores, hoteles, dietas, transporte, etc.
- Impacto económico en Barcelona de la celebración del evento de 110.000 asistentes: 492 millones de euros, destacando las partidas de hoteles (112 millones) y restaurantes (20 millones), VTC (12 millones), taxis (20-30% de su facturación anual).
- Empleo temporal: 13.900 puestos directos, sin incluir los que se necesitan para cubrir el resto de sectores vinculados con el evento (restauración, hoteles, transporte, etc.).
La factura de la COVID-19 por cancelaciones
Pero el MWC solo fue el primer gran evento cancelado en España. Congresos, seminarios, conciertos, festivales, obras de teatro: la magnitud económica de las cancelaciones es enorme. Basta con mirar las cifras de la IBTA (Asociación Ibérica de Viajes de Negocio), que estima que el turismo de negocios factura cada año 20.000 millones de euros.
La cancelación y aplazamiento de unas 3.300 ferias y congresos hasta junio supone 28.800 millones de euros en pérdidas en toda Europa. Menos eventos, implica una menor necesidad de transporte. Así, centrándonos en los viajes en avión, la IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo) cifra en 37.300 millones de dólares las pérdidas causadas por la reducción del 24% del número de viajeros solamente en Alemania, Austria, España, Francia, Italia, Países Bajos, Reino Unido, Suecia y Suiza.
Las Fallas 2020 (14 a 19 de marzo) coincidieron en el tiempo con el inicio del confinamiento en España. Su suspensión supuso unas pérdidas aproximadas de 700 millones de euros para Valencia. Luego se reprogramaron para mediados de julio (15 a 19), pero la actualidad sanitaria ha provocado que se cancelen definitivamente hasta 2021.
La cancelación de la Semana Santa de 2020 (5 a 12 de abril), suma otros 500 millones de pérdidas, tan solo considerando las dos ciudades donde acontece más intensamente: Málaga y Sevilla. A nivel nacional, en el conjunto del sector turístico, el agujero alcanza los 18.000 millones de euros. La romería del Rocío, de finales de mayo, también ha sido suspendida, y con ella una celebración que genera unos 100 millones de euros cada año.
La celebración de los Sanfermines (7 a 14 de julio) hubiera supuesto unos ingresos de unos 150 millones de euros. El millón y medio de visitantes que Pamplona no ha recibido este año han sido una catástrofe para el comercio y la hostelería.
En cuanto a los conciertos y música en directo, ESmúsica (Federación de la Música de España) estima que se dejarán de celebrar eventos musicales en vivo valorados en unos 662,2 millones euros, considerando el período desde marzo hasta septiembre. Aunque refiriéndonos a la aportación al conjunto de la economía, la cifra es muy superior. Pensemos que los dos grandes festivales de Barcelona de junio significaban, en conjunto, unos 250 millones de euros. El Primavera Sound estaba programado del 3 al 7 de junio, fue pospuesto a agosto y, finalmente, cancelado. El Sónar estaba previsto del 18 al 20 de junio, también cancelado.
La lista de eventos cancelados como consecuencia de la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 es inmensa. Su impacto económico abrumador. Algunas citas relevantes han podido ser reprogramadas —como Tokio 2020— otras, directamente suspendidas. La COVID-19 seguirá sumando millones de euros de pérdidas cuando se trata de celebraciones concurridas pues las medidas de distanciamiento social, efectivas para contener la propagación de la enfermedad, no son buenas compañeras cuando se trata de un evento. Habrá que seguir con detalle la evolución de la pandemia, pues de su duración depende gran parte de la economía.