Desde que somos pequeños, nuestra familia es el primer círculo social con el que nos relacionamos. Nuestros padres son el principal ejemplo a seguir, nuestros referentes. Los admiramos e imitamos sus comportamientos, buscando llegar a ser algún día como ellos. Es en el seno de la familia donde aprendemos a dar nuestros primeros pasos, nos inculcan nuestros valores, recibimos nuestras primeras enseñanzas y, además de esto, es el primer lugar en el que aprendemos sobre el dinero y hábitos financieros.
Como hemos mencionado en ocasiones anteriores, la educación financiera es una habilidad esencial que se necesita en todo momento de la vida. Por ello, debería abordarse desde todos los ámbitos, no solo el escolar sino también el familiar. Con frecuencia, hay adultos que se incomodan cuando los niños les hacen preguntas sobre el dinero, cuántas veces habremos oído esa frase de “eso son cosas de mayores”. Y, cuando los niños llegan a mayores, nos encontramos con que hay aspectos básicos que desconocen y se ha perdido un tiempo precioso para que lo interioricen.
Es esencial que, siendo conscientes de la influencia que tenemos sobre nuestros hijos, comencemos a enseñarles acerca de la importancia del dinero y cómo administrarlo desde temprana edad para que puedan enfrentarse eficazmente a diferentes situaciones a lo largo de su vida. ¿De qué forma podemos enseñar educación financiera en la familia?
Enseñar a los niños sobre el valor del dinero
Para comenzar, es importante enseñar a los niños el valor del dinero. Tienen que saber que no cae del cielo, sino que es fruto del esfuerzo y el trabajo duro. Para que lo comprendan, puede ser muy útil mandarles pequeñas tareas en casa a cambio de una pequeña cantidad de dinero, no solo limitarnos a darles una paga de forma periódica.
Promover el ahorro
Una manera de enseñar educación financiera en la familia es promoviendo el ahorro. Es esencial inculcar en ellos la idea de que es importante ahorrar dinero y que esto les permitirá comprar en un futuro ese juguete que tanto le gusta o esas golosinas que tanto disfruta comiendo. Puedes hacer que tus hijos tengan una hucha y que cada semana o mes depositen una pequeña cantidad de dinero en ella.
Darles responsabilidades financieras
Otra manera de hacerlo es darles responsabilidades financieras a tus hijos. Déjales que paguen pequeñas cantidades, por ejemplo, cuando vas a comprar el pan, y que sean conscientes del dinero que dan y las vueltas que reciben. De esta manera, se sentirán parte del proceso financiero de la casa y aprenderán a ser más responsables con el dinero.
Mostrarles cómo gastar de manera inteligente
Enseñarles a los niños cómo gastar su dinero de manera efectiva es otra parte importante de la educación financiera. Debes asegurarte de que sean conscientes de qué es lo que están comprando y de si lo que están comprando es realmente necesario o simplemente algo que quieren en ese momento. Es esencial enseñarles el valor del dinero y cómo gastar de manera inteligente para el presente y para el futuro.
Ser un modelo a seguir
Por último, pero no menos importante, es fundamental practicar lo que se predica. Si los padres tienen hábitos financieros saludables, es más probable que sus hijos aprendan y adopten hábitos similares en un futuro.