La Cartera Bogle: un método de inversión pasivo

¿Quién es John Bogle?

Nacido en 1929, John Bogle es conocido por ser uno de los creadores y desarrolladores de los fondos de inversión indexados. Tras estudiar economía en la Universidad de Princeton y escribir su tesis doctoral sobre los fondos de inversión, trabajó en Wellington Management desde 1951 hasta 1974. En 1974 fundó Vanguard, que con el paso de los años se ha convertido en una de las gestoras más importantes del mundo. En 1999 cuando Bogle dejó la presidencia de Vanguard, la revista Fortune le nombró uno de los cuatro “gigantes de la inversión” del siglo XX.

¿Qué es el método o sistema de cartera Bogle?

A lo largo de los años, a través de sus libros y esfuerzo de difusión, John Bogle ha ido explicando su filosofía de inversión. Uno de los fundamentos de su perspectiva es la importancia de mantener una estrategia sencilla. El exceso de complejidad no suele favorecer a los inversores no profesionales a mejorar sus rentabilidades. Podemos concretar tres pilares en su filosofía de inversión:

1.- Invertir a largo plazo

La inversión es una actividad volátil en el corto y medio plazo, pero en la medida en que supone participar del crecimiento económico de las empresas, a largo plazo aumentamos nuestras posibilidades de obtener un retorno satisfactorio.

2.- La reducción de costes y comisiones asociados a invertir

Las rentabilidades futuras son inciertas, pero los gastos solemos saber de antemano cuáles son, y son ineludibles. En la medida en que mantengamos nuestros costes bajos mejoraremos nuestros resultados futuros.

3.- La importancia del análisis racional frente a las emociones

Muchos inversores toman decisiones razonables al invertir su dinero. Desgraciadamente, cuando llega la volatilidad sus emociones les traicionan y terminan vendiendo con pérdidas. Las emociones pueden ser malas consejeras de nuestras decisiones financieras.

Basándose en estas ideas Bogle propone la idoneidad del fondo de inversión indexado como vehículo de inversión para la mayoría de inversores individuales.

Cómo estructurar una Cartera Bogle

Las dos clases de activos principales para la mayoría de inversores se han clasificado históricamente en dos grandes grupos: renta fija y renta variable. La renta variable ha proporcionado históricamente mejores rentabilidades, pero también es propensa a sufrir mayor volatilidad (oscilación en el precio). Por el contrario, la renta fija ofrece menos variación en los precios a cambio de una rentabilidad más limitada. La cartera Bogle consiste en tener un porcentaje de nuestro dinero invertido en renta variable y el porcentaje restante en renta fija.

En líneas generales se suele recomendar que aquellos inversores que tengan una edad más avanzada deberían ser más conservadores en su asignación de activos (asset allocation), sobreponderando la renta fija. En cambio, los inversores jóvenes se pueden permitir tener más exposición a renta variable, ya que el tiempo juega a su favor. La lógica detrás de esta manera de pensar es que la mayoría de ahorradores invierte para poder tener más recursos al llegar a la jubilación. En el momento en que llega a la edad de jubilación va a empezar a querer disponer de sus ahorros invertidos. Si coincide que en esos años hay una fuerte caída en bolsa, puede no ser el mejor momento para disponer de ese dinero, viéndose obligado a vender sus inversiones en renta variable en el peor momento.

Una de las decisiones más importantes, por tanto, a la hora de estructurar una cartera Bogle es decidir qué porcentaje queremos invertir en renta variable y qué porcentaje en renta fija. Cuanto más porcentaje tengamos en renta variable, más probable es que tengamos una rentabilidad superior a muy largo plazo (a expensas de tener que sufrir temporalmente más volatilidad).

Una de las referencias que ha dado John Bogle para decidir qué porcentaje tener en cada clase de activos es el conocido como cálculo de los 100 años. Este método nos sugiere restar nuestra edad a 100 para obtener el porcentaje recomendable para invertir en renta variable. Por ejemplo, si tenemos 30 años nos recomendaría invertir el 70% (100-30) en renta variable y el 30% en renta fija. Si por el contrario tenemos 55 años, una distribución de 45% renta variable frente a 55% renta fija podría ser más adecuada. Evidentemente este cálculo es simplemente una simple referencia y cada inversor debe reflexionar sobre lo más apropiado para su edad y circunstancia.

La importancia de rebalancear nuestra cartera Bogle

Una vez hemos decidido qué porcentaje queremos tener en cada clase de activo, nos encontraremos que con el tiempo este porcentaje va cambiando. Esto será porque las diferentes clases de activos (renta fija y renta variable) no están perfectamente correlacionadas y,  por tanto, no suben y bajan en el mismo porcentaje a la misma vez. Por ello, la distribución que hemos hecho irá variando sin que nosotros hagamos nada. Para mantener la exposición adecuada a cada clase de activo tendremos que rebalancear nuestra cartera.

Por ejemplo, si hemos decidido tener un 60% en renta variable y un 40% en renta fija y la renta variable sube mucho, nos podemos encontrar con que nuestra cartera pasa a estar un 70% en renta variable y un 30% en renta fija. En algún momento podemos llevar a cabo un rebalanceo traspasando dinero de nuestros fondos de renta variable a los de renta fija hasta que volvamos a tener 60% y 40%. Una de las importantes ventajas de esta metodología de inversión es que si utilizamos fondos de inversión traspasables en España no incurriremos en coste fiscal.

No hay un punto clave en el que conviene rebalancear, sino que al igual que con la distribución inicial, cada inversor debe decidir qué es lo que mejor se adapta a sus necesidades. Sí que es recomendable que se decida de antemano una norma de rebalanceo y mantener la disciplina cuando llegue el momento de actuar (por ejemplo: cada vez que la distribución de mis activos se desvíe en más de un 5%, realizaré un rebalanceo).

Diferencias con la cartera permanente

La estrategia de la cartera permanente que fue desarrollada por Harry Browne tiene muchas similitudes con la cartera Bogle en cuanto a la mecánica de operar: decidir una distribución de activos y mantenerla a lo largo del tiempo mediante rebalanceos. Sin embargo, en lugar de dividir las posibilidades de inversión en dos grandes bloques (renta fija y renta variable) como hace Bogle, la cartera permanente divide las cestas de inversión en cuatro: renta variable, renta fija, oro y dinero.

Conclusión

La cartera Bogle puede ser una manera diversificada y que requiere de poca implicación por parte del inversor para mantener una cartera eficiente. Mediante fondos de inversión de gestión pasiva podemos obtener rentabilidades igual a la media que a largo plazo pueden ser muy satisfactorias.

Aunque en tiempos recientes hemos visto un boom de la inversión pasiva, John Bogle, el creador de los fondos indexados, lleva casi medio siglo escribiendo sobre las ventajas de su estrategia de inversión y aquellos inversores que hayan seguido sus consejos a lo largo de las décadas probablemente han obtenido resultados muy satisfactorios.

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