El argentino Víctor Truviano dice ser un “respiratoriano”, ya que asegura que desde el año 2006 no ingiere alimentos y desde el 2007 tampoco líquidos; afirma no necesitarlos ya que es un hombre pránico, absorbe el prana (energía universal, la respiración vital, que según los hindúes está en el aire) por la coronilla, se alimenta cósmicamente.
Otro hombre que se revela como autótrofo es el indio Prahlad Jani, que nació en 1929 y dice vivir sin comida ni agua desde 1940. Cuenta que a los 7 años dejó su casa en busca de su desarrollo espiritual y que con 11 años la diosa hindú Amba le recompensó, otorgándole un sustento de néctar que está incrustado en su paladar.
Dejamos al arbitrio del lector el sonreír escépticamente ante estos casos o buscar más información al respecto, pero, en cualquier caso, ¡recomendamos no intentar comprobarlo por uno mismo!
La ciencia demuestra que no es posible vivir sin beber y sin comer. Aunque los plazos pueden variar, dependiendo de factores como nuestro estado físico, el metabolismo o las condiciones medioambientales, suele aceptarse que podemos estar 40-60 días sin comer; pero sin agua el escenario es bien distinto, ya que no aguantaríamos más de 3-5 días sin ella.
Los seres humanos necesitan agua para vivir, no hay más. Y lo peor es que muchas veces no nos paramos a pensar en una terrible verdad: que es un bien escaso.
Aunque el 75% de nuestro planeta está ocupado por agua, el 97,5% es agua salada. Del 2,5% restante, un 70% es hielo y un 29% se corresponde a aguas subterráneas. Así, nos queda un 1%.
De ese 1%, se estima que se destina a la agricultura cerca de un 70% del consumo mundial de agua, y este alto porcentaje supone un desafío cada vez mayor. Otro 20% es utilizado en industria y el 10% que queda, en uso doméstico.
No, no somos conscientes de la cantidad de agua que consumimos diariamente. Si todos fuésemos conscientes de algunos datos, a buen seguro la película cambiaría. Todos sabemos que lo idóneo es beber 1-2 litros de agua diaria; pero, ¿sabemos cuánta se emplea para conseguir algunos de nuestros alimentos diarios? Solo por poner algunos ejemplos, se necesitan unos 70 litros para producir una manzana, 500 litros para 500 gramos de trigo, 1.700 litros para 500 gramos de arroz o 2.500 litros para 500 gramos de queso (datos del Banco Interamericano de Desarrollo).
Así, el resultado es que cada persona consume entre 2.000 y 5.000 litros de agua al año de manera indirecta, a través de la comida que consume.
Da que pensar, ¿verdad?
Ya no se trata solo de evaluar la situación actual, sino que las mayores advertencias nos llegan sobre cómo evolucionarán las reservas de agua en el futuro. No lo sabemos, pero todo apunta a un mayor desequilibrio. De un lado tenemos el cambio climático, que nos muestra una menor pluviosidad y el riesgo de desaparición de los glaciares; por otro, el crecimiento de la población, de la urbanización y la mayor necesidad de agua para algunos usos (p.e., técnica del fracking en la obtención de gas y petróleo).
Cuando hablamos de escasez de agua tenemos que diferenciar dos aspectos diferentes:
- escasez física: cuando la ausencia de agua es real (ej, en una gran parte de África).
- escasez económica: cuando sí hay agua pero faltan los recursos que permitan crear las infraestructuras necesarias para poder hacer uso de ella (Oceanía, Centroamérica…).
Por ello, ya son muchos los que consideran que el agua será la materia prima más importante, por delante del petróleo, las agrícolas o los metales preciosos.
Teniendo en cuenta todo lo anterior, parece claro que el agua es ya de las principales tendencias de inversión en la actualidad y que su potencial de desarrollo es ingente. La inversión en agua presenta algunas diferencias con otras materias primas; para empezar, no es un bien comercial, no se compra para tenerlo y venderlo más adelante por un precio superior. Invertir en agua conlleva un componente social, que habla de cómo hacer viable que el planeta siga contando con este elemento y podamos seguir subsistiendo.
Según datos de Naciones Unidas, en el último siglo el uso de agua ha crecido el doble de lo que lo ha hecho la población mundial. Y se estima que, en el año 2025, 1.800 millones de personas vivirán en áreas donde el agua potable será escasa y que 2/3 de la población mundial lo harán en zonas con problemas de abastecimiento.
Para paliar los problemas de escasez es necesario acometer numerosas inversiones en infraestructuras: tratamiento y filtrado de aguas, canalizaciones, almacenamiento, recolección, reciclaje, sistemas de reutilización de agua para el regadío …
Podemos plantearnos si en el futuro seguirá demandándose el petróleo o se habrá sustituido por una nueva fuente de energía, si los materiales empleados en la fabricación serán los mismos (¿Quién había oído hablar hace unos años del grafeno y se atrevía a apostar por su creciente utilización?) o incluso si el oro seguirá considerándose el activo refugio por excelencia, pero nadie puede imaginar una vida sin agua, ni hoy ni en el futuro.
También podemos tener dudas sobre si la regulación del sector financiero o el energético irá hacia un lado o hacia otro en función del color de los partidos que gobiernen los países, pero el agua podría ser, en cambio, uno de esos temas en los que reine una asombrosa unanimidad universal. Es nuestra, es escasa y hay que cuidarla.
¿Cómo podemos aprovechar esta tendencia en nuestras inversiones?
Como comentábamos anteriormente, no es posible especular directamente con el agua. Pero existen otras vías, como los ETF, los fondos de inversión o la inversión directa en compañías relacionadas con el agua. Veamos algunas de las opciones disponibles en cada una de las categorías:
Inversión con ETF
iShares Global Water UCITS ETF (IE00B1TXK627)
Lyxor World Water UCITS ETF (FR0010527275)
Fondos de inversión
Pictet Water: invierte en el mundo entero en acciones de sociedades que desarrollan sus actividades en el sector del agua y del aire. La cartera invertirá al menos dos tercios de sus activos totales o patrimonio en renta variable emitida por dichas compañías. Se podrían utilizar técnicas así como instrumentos derivados con el fin de una gestión eficiente, dentro de los límites especificados por la reglamentación del fondo.
RobecoSAM Sustainable Water: orientado a inversores de renta variable a largo plazo convencidos del continuo potencial del sector del agua y, por otra, para su integración en una cartera diversificada global. El Fondo invierte a escala mundial en empresas que ofrecen tecnologías, productos o servicios relacionados con la cadena de creación de valor del agua, como la distribución, la gestión, la depuración o el análisis del agua, así como la irrigación.
Compañías de agua
Suez (Francia): uno de los principales proveedores mundiales de servicios ambientales. Un 30% de su negocio se enfoca a la distribución de agua potable y tratamiento de aguas residuales en Europa, siendo el número 2 en el continente.
American Water Works (EEUU): fue fundada en 1886, tiene alrededor de 8.000 empleados y da servicio a más de 16 millones de personas en EEUU y Canadá.
Veolia Environnement (Francia): proveedor líder mundial de servicios ambientales. Los servicios relacionados con el agua son más de un 42% de su actividad, incluyendo servicios de saneamiento, distribución de agua potable, servicios de ingeniería, diseño y mantenimiento, construcción de instalaciones de tratamiento de agua…
Fluidra (España): su actividad se organiza en torno a 2 familias de productos: equipos y accesorios para piscinas y equipos de tratamiento de agua. Además, Fluidra ofrece sistemas de conducción de fluidos y control de irrigación.