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¿Ha llegado el momento de evitar el plástico? ¿Es la hora de invertir en bioplásticos?

invertir bioplástico

Los plásticos tienen mala reputación. Cada año acaban en el mar cerca de 23 millones de toneladas. Y eso supone que, al ritmo actual, habrá más plástico que peces en el océano para 2050. Pero aún hay más, los plásticos consumen el 5% del petróleo mundial, son difíciles de reciclar y no son biodegradables.

La opinión pública se ha dado cuenta de que son un problema y ha iniciado campañas para reducir su utilización, reutilizar sus productos o reciclarlos. Sin embargo, los expertos se preguntan si en vez de eso, ha llegado la hora de renovarlos ¿Son los bioplásticos o plásticos procedentes de materias sostenibles, el futuro?

Cabe señalar que el plástico no siempre vino del petróleo. De hecho, en su origen, allá por el 1800, eran materiales sostenibles, como la parkesina, una especie de celuloide que procedía de la madera; o la caseína, que procedía de la leche. No fue hasta la segunda mitad del siglo XX cuando todo el plástico empezó a fabricarse a partir de petróleo, por ser más barata su producción.

Y ese es uno de los problemas del plástico: que es un material ideal porque es ligero, duradero y, además, muy barato. Por ello, la demanda global de plásticos de un solo uso se ha multiplicado por veinte desde 1960. Y es ahora, después de todo este tiempo, cuando vemos que se ha convertido en un problema. Los márgenes del reciclado son bajos, lo que provoca que la mayor parte del mismo sea incinerado o enterrado.

Nuevas tendencias mundiales

Dado que deshacerse del plástico en el día a día es muy complicado, el reto parece ser su obtención partiendo de productos más ecológicos. Pero gracias al fuerte cambio social acontecido en los últimos años, las previsiones apuntan a que el bioplástico crecerá desde los 4,2 millones de toneladas de 2016 a los 6,1 millones en 2021, según la European Bioplastics. No obstante, esa producción supondría solo el 1% del total y, además, conllevaría una prima sobre el coste de la producción a partir el petróleo.

La sociedad se sigue moviendo contra el plástico. El año pasado se firmó el UK Plastic Pact entre varias grandes empresas británicas, el gobierno y varias asociaciones con el objetivo de que todos los envoltorios -el principal uso del plástico- fueran reutilizables, reciclables o compostables para 2025. De forma paralela, muchos países y ciudades ya han limitado o prohibido la fabricación de productos de plástico de un solo uso, como las bolsas o las pajitas.

A finales de 2017, unos 200 países firmaron una resolución de las Naciones Unidas para eliminar el plástico en el mar y, en enero de 2018, la Comisión Europea anunció que todo el plástico debería ser reutilizable o reciclable en 2030.

También en 2017, los consejeros delegados de 11 multinacionales firmaron una carta abierta que apostaba por las alternativas al envasado en plástico. Starbucks invirtió 10 millones de dólares en asegurarse de que, en tres años, todas sus tazas fueran reciclables. McDonalds planea que todos sus envoltorios procedan de fuentes certificadas para 2025 y Unilever quiere reducir sus envoltorios en una tercera parte para 2025.

Aún queda mucho camino por recorrer

El primer aspecto que presenta complicaciones en la adopción de los bioplásticos es el precio de su producción, que ronda el 50% en sobrecostes. El segundo, es su desarrollo, pues requiere tiempo optimizar la producción de nuevos polímeros (plásticos) a escala comercial. Un barril de petróleo por encima de los 65 dólares ayudaría, porque en ese punto sería más barato reciclar plástico que crearlo nuevo.

Sin embargo, quizás el tercer aspecto sea el más complicado: el conocimiento del consumidor. Solo el 43% de los bioplásticos que se produjeron en 2018 era biodegradable por sí mismo, de forma independiente. Los demás, necesitan de un elemento que ayude en su descomposición, lo que implica educar a los consumidores en reciclar estos productos de la forma correcta:

Si los bioplásticos se tirasen a los cubos tradicionales, no solo no se desintegrarían, sino que podrían contaminar toneladas de plástico reciclado. Esto, a su vez, acentuaría la tendencia de quemar el plástico y no reciclarlo, por ser menos rentable.

Empresas en el sector del bioplástico

A pesar de todas las complicaciones para su implantación, el futuro tiende hacia los bioplásticos, y estas son algunas empresas líderes en su fabricación:

Teniendo en cuenta que en Europa se producen unos 75 millones de toneladas de estos elementos en la industria del queso y que el 40% de ellos se tira, el negocio parece rentable. La misma industria quesera podría reutilizar sus desechos lácteos para crear los envoltorios para sus productos 100% biodegradables: un negocio redondo.

Hagamos nuestra parte

Si queremos evitar que el plástico inunde nuestros mares, tenemos que realizar el esfuerzo de reducir nuestro consumo de plásticos de un solo uso. También, intentar reciclar la mayor parte del que entra en casa (contenedor amarillo) y estimular los avances en el desarrollo de los bioplásticos.

Invertir en empresas punteras en la fabricación de polímeros biodegradables, como las que hemos citado podría ser una buena inversión, que podría darnos una rentabilidad medioambiental segura, y una rentabilidad financiera más incierta. El problema es que la mayoría de empresas de este negocio son jóvenes y todavía no cotizan en bolsa.

En cualquier caso, la industria de los fondos de inversión se está fijando cada vez más en inversiones con una temática específica de ecológica. De hecho existe la categoría de fondos de Renta Variable Sector Ecología a la que pertenecen productos como estos. Puedes pinchar sobre cada uno de ellos para conocer datos de rentabilidad, comisiones, importe mínimo de inversión o las empresas en las que invierten:

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