Nuestras vidas siguen marcadas por la pandemia. Este shock exógeno sin precedentes no sólo está generando profundos daños emocionales, sino que también está mostrando un impacto socioeconómico heterogéneo tanto a nivel de países como de las personas que los configuran. En este sentido, desde el punto de vista del empleo la crisis del covid-19 está teniendo mayores consecuencias entre los jóvenes y las mujeres.
Ante esta circunstancia, en el Día Internacional de la Mujer, es importante resaltar que la crisis sanitaria en España ha provocado un importante aumento del desempleo femenino de hasta un 18,13% a cierre de 2020, al mismo tiempo que en el caso de los hombres repuntaba un 14,76% anual. Así, la tasa de desempleo de la mujer se situó a finales de diciembre en un 18,33%, superando a la media nacional de un 16,1% de la población activa.
Este mayor impacto de la crisis del covid-19 en el empleo de la mujer se debe a su mayor presencia en los sectores más afectados por las restricciones de movilidad. En concreto, en España el empleo femenino representaba antes de la disrupción de la pandemia el 53% del total en la hostelería y un 61% del total en el comercio minorista. Todo ello en un contexto en el que también la mujer tiene un importante protagonismo en sectores que están siendo clave en esta crisis sanitaria como la sanidad y asuntos sociales (77% del total del empleo) y la educación (67% del total).
Un hecho que pone de relieve la importancia de lograr una senda de recuperación sostenible e integradora, basada en una de las tendencias que ha ganado protagonismo con la pandemia como es la apuesta por la diversidad generacional, cultural y de género. Por ello, debemos de seguir dando pasos para impulsar la presencia de la mujer en los diferentes ámbitos que componen nuestra sociedad.
Así, no sólo es vital diseñar políticas activas de empleo que permitan garantizar la transición de las personas desempleadas hacia los sectores que están liderando o lo harán a futuro la creación de nuevos puestos de trabajo, sino también una reforma educativa que ofrezca una mejor orientación profesional. De esta forma el talento podrá conocer tanto los perfiles profesionales y las habilidades que demandan las empresas, como las oportunidades que abre la iniciativa emprendedora. Todo ello unido a que debemos de construir una cultura basada en el que podemos lograr nuestras metas y construir nuestro proyecto vital con independencia de la edad, procedencia y género. En este sentido, es clave el papel que debe jugar el entorno familiar, nuestro sistema educativo, el marco institucional, la actuación de la empresa, la colaboración público-privada y la actuación de la sociedad civil. En su caso destacan en España la creación de iniciativas como Inspiring Girls, Clossing the Gap, Women to Watch con el objetivo de dar visibilidad de la relevancia del papel de la mujer en ámbitos científicos, tecnológicos, financieros o directivos, entre otros.
Tiempo de crear una sólida recuperación socioeconómica que genere una nueva etapa de progreso basada en la sostenibilidad, la igualdad de oportunidades y la diversidad.