Cuando se dice que un impuesto es progresivo, lo que significa es que su tipo de gravamen aumenta a medida que lo hace la base imponible del impuesto. Es decir, el clásico “paga más quien más tiene”.
Los impuestos progresivos persiguen el objetivo de redistribuir la riqueza de la sociedad, teniendo en consideración las capacidades económicas de cada ciudadano. De este modo, se busca un sistema más justo en el que las aportaciones tributarias al Estado son mayores para aquellos que más recursos tienen, pudiendo así reducir la presión fiscal en aquellos hogares con menores ingresos.
Sin embargo, también hay opositores a la práctica de la progresividad en los impuestos, alegando que el sistema desincentiva el crecimiento económico de los individuos al ejercer una mayor presión fiscal a medida que los ingresos individuales aumentan.
El IRPF es el impuesto progresivo de referencia
El ejemplo más evidente de impuesto progresivo en nuestro país lo tenemos en el IRPF, en el que cada individuo debe pagar un mayor porcentaje cuanto mayores sean sus ingresos.
Aunque también existe la posibilidad de los impuestos progresivos continuos, en los que se aplica el mismo tipo de gravamen a la totalidad de la base imponible en función del tramo en el que se ubique, en el caso del IRPF se dispone de una escala de tramos para la que se aplican distintos tipos crecientes a una parte de la base imponible.
De este modo, para el ejercicio fiscal de 2018 la escala de tipos es la que se muestra en la siguiente tabla:
Como se aprecia en la tabla, el importe de la base imponible se va dividiendo en diversos tramos, de modo que se paga un porcentaje diferente en cada uno de ellos.
Así, un ciudadano con base imposible de 24.000€ pagará un 19% sobre los primeros 12.450€ (2.366€), un 24% desde los 12.450€ hasta los 20.200€ (1860€) y un 30% del resto de la base hasta los 24.000€ (1.140€). De este modo, el importe a pagar por IRPF ascenderá a 5.366€. La aplicación de un impuesto progresivo acaba resultando en un tipo impositivo medio para el ejemplo en cuestión del 22,4%.
Para las rentas del ahorro, la escala de tipos es común para todos los españoles:
Por lo tanto, un ciudadano que haya obtenido rentas del ahorro de 9.000€ pagará un 19% por los primeros 6.000€ (1.140€) y un 21% por los restantes 3.000 (630€), resultando un tipo medio de 19,7%.