Uno de los grandes problemas de comprar ropa online son las tallas. Como no te puedes probar las prendas y las tallas no son todo lo homogéneas que debieran (ni siquiera cuando proceden del mismo fabricante), la compra de ropa por Internet tiene algunas limitaciones. Que te permitan devolver la ropa es necesario, pero no es la solución, porque pierdes tiempo comprando, probando y devolviendo las prendas.
Y la industria lo sabe. Por eso, trabajan en el desarrollo de apps que hagan un escaneo del cuerpo para poder pedir las tallas adecuadas a sus medidas. Con estas aplicaciones, comprar online sería una experiencia más fácil y agradable, pues nos olvidaríamos de las tallas europeas, británicas, americanas, etc.
Para la industria textil, estas aplicaciones reducirían los costes de envío porque se acabaría lo de pedir dos tallas diferentes al vendedor para que una de ellas vuelva a la tienda. Menos ropa en dirección al comprador, supone menos coste de envío. Y menos devoluciones, supone menos coste de recogida.
Además, la información que enviada por los clientes sobre sus tallas permitiría al fabricante conocer qué tallas vende más y cuáles son las medidas más habituales de sus compradores o compradoras, lo que beneficia la producción en ambos aspectos.
Un gran impacto para compradores y vendedores
La industria textil ha entendido que este cambio no es solo una cuestión de mejorar la experiencia del usuario, porque si esta tecnología se populariza, generaría un cambio decisivo en la forma en que consumimos ropa. Al impulsar la compra online, mejoraría los ingresos y los márgenes de las tiendas de Internet y añadiría presión a las tiendas físicas.
Como explican los expertos, probarse ropa no deja de ser un intercambio de datos entre el consumidor y el vendedor o fabricante, pero un intercambio de datos anticuado y poco eficiente, por lo existe un amplio margen para que la tecnología lo mejore.
Y Silicon Valley ya lo ha detectado, a juzgar por el número de nuevas empresas que están lanzando sus aplicaciones para el escaneado del cuerpo humano en tres dimensiones (3D). De momento, algunas permiten utilizar las cámaras del móvil para crear imágenes de usuario a través de varios selfies en 2D, pero los avances se aceleran. Otras firmas ya están probando tecnologías de medición con cámaras láser que aumenten la precisión. Y no debería parecer algo descabellado, porque los fabricantes de móviles ya están explorando esa posibilidad.
Hoy por hoy, puede ser una tecnología demasiado cara para incluirla en todos los dispositivos móviles, pero como en todo, la evolución tecnológica puede hacerla realidad en un plazo menor de lo estimado ahora.
La solución definitiva para los vendedores online
Los estudios realizados por las consultoras apuntan a un aumento de las compras de ropa online. Sólo en EE.UU. el 81% de las personas reconocía en 2018 haber comprado online este tipo de productos frente al 71% que decía lo mismo en 2010. Y la clave es que los que decían no haber comprado ropa online citaban los problemas con las tallas como principal razón.
Con la tecnología de medición 3D, los consumidores podrían transmitir sus tallas a los portales de venta de ropa que, entonces podrían ofrecerles las prendas adecuadas o parecidas -si no dispusiera de unidades de esa concreta-. Del mismo modo, la tienda online podría colocar su prenda en 3D sobre la figura del comprador para que viera el resultado.
El mero hecho de que los fabricantes conocieran las tallas de sus usuarios ya reduciría los costes de producción, pues podrían ajustar sus productos a sus clientes. Los consultores estiman que una reducción del 5% en los costes de las devoluciones podría doblar el beneficio bruto de las tiendas.
Algunas dudas sobre su implantación
No obstante, existe una complicación con esta nueva tecnología. Para que funcione, los consumidores deben estar dispuestos a ceder esos datos sobre su cuerpo y las empresas deben garantizar su inviolabilidad.
En resumen, la tecnología de escaneo 3D tiene un nicho de mercado muy evidente, por lo que existe un gran potencial de crecimiento. A medida que evolucione, podría poner del revés toda la industria textil, desde las tiendas, hasta los fabricantes, modificando la forma en la que compramos ropa.
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