Afortunadamente en esta vida no siempre cobramos lo mismo. Aunque sólo sea por la antigüedad que vamos acumulando en la empresa, poco a poco nuestros ingresos aumentan. La cuestión clave entonces es saber aprovechar esos ingresos adicionales para que no entren en el torrente del gasto habitual y los perdamos sin saber muy bien dónde.
A todos nos ha ocurrido alguna vez que, echando la vista atrás, no somos capaces de explicarnos qué hemos hecho con esos ingresos extraordinarios. En ocasiones, los esperábamos y ya habíamos tomado la decisión de gastarlos en algo concreto. Otras veces, los incorporamos a las finanzas del día a día y desaparecen en cosas banales sin que nos demos cuenta.
No se trata de no gastar más, si los nuevos ingresos así lo permiten; se trata de incorporarlos a las finanzas familiares de una forma estructurada. A continuación te dejamos tres útiles consejos que te permitirán administrar mejor tu nuevo nivel de ingresos:
Ajusta tus previsiones sin incluir todos tus nuevos ingresos
No te lo gastes como si fuera un premio de la lotería. Piensa primero en la mejor forma de utilizar ese capital extraordinario, haz un presupuesto, y no te dejes llevar por el impulso inicial de tirarte en plancha a por un nuevo coche.
Si se trata de ingresos recurrentes, no te lances al hedonismo. Seguro que te mereces alguna pequeña indulgencia contigo mismo, o algún capricho; dátela, pero no ajustes tu estilo de vida a tus nuevos ingresos y deja algo (o mucho) para planificar tu futuro financiero.
Como siempre se ha dicho, en la virtud reside en el punto medio, por lo que sólo es una cuestión de equilibrio. Con esos nuevos ingresos piensa en lo mejor para tus finanzas del futuro, pero no dejes de darte un premio, que te lo has ganado. Esa es, al menos, la recomendación de los sicólogos.
Crea un fondo de emergencia
Un dinero extra, bien puede ser utilizado para abonar facturas. Sin embargo, uno de los pilares fundamentales de la seguridad financiera es prepararse para el futuro. Por ello, los expertos recomiendan crear un fondo de emergencia antes de tomar decisiones sobre la parte que vamos a gastar.
En cuanto al importe que puede ser interesante tener en ese fondo, lo sensato sería tener el capital necesario para cubrir tres meses de gastos fijos, pero resultaría más eficiente con seis meses. Ojo, también hay que incluir la parte porcentual de los gastos fijos anuales, como pueden ser los seguros de vida, hogar o los vehículos, con lo que la hucha será algo más grande que si sólo incluye las facturas de luz, internet, gas y teléfono.
Con seis meses de cobertura por si vienen mal dadas, siempre y cuando no lo utilicemos para otra cosa, tendremos el ansiado colchón financiero que nos permitirá dormir mejor.
Recordemos que el fondo debe cubrir problemas de salud, pérdida de empleo o imprevistos financieros de cualquier tipo. Y así, con las espaldas cubiertas para seis meses, seremos capaces de valorar el tercer paso a dar con estos nuevos ingresos recurrentes: quitarse deudas.
Elimina las deudas de tu vida, empezando por las de mayor interés
La forma más evidente de pagar las deudas es a lo vivo: ¿Cuánto debo? Pues tanto pago, pero deja mal sabor de boca. Es mejor aplicar un porcentaje. Si abonamos cada mes un tanto por ciento de los nuevos ingresos a la reducción de una deuda, la iremos pagando mejor y no nos dolerá tanto.
También es una manera de estabilizar las finanzas. Si con mis antiguos ingresos podía abonar 300 euros al año de amortización anticipada de la hipoteca, ahora, a lo mejor puedo abonar 50 euros más al mes y quitarme 600 euros al año.
Claro, que lo importante no es sólo deber 600 euros menos al año, sino que a la vez pagamos menos intereses, porque el total de la deuda se reduce. A bote pronto, amortizar 600 euros de una deuda al 1% supone un ahorro de 6 euros al año ¿Poco? Espérate a que suban los tipos de interés.
Pero no es la hipoteca la madre del cordero. Las deudas que te están haciendo más daño son las más pequeñas, los créditos al consumo, que sufren unas tasas de interés más alto. Elige qué préstamo te supone más interés y vete a por él el primero. Eso te dará más margen de maniobra o, como dicen los expertos, te comprará libertad financiera.