El hidrógeno verde puede jugar un papel importante y ser una oportunidad de inversión en la transición hacia una economía de bajas emisiones de dióxido de carbono. Su gran ventaja es que en su combustión no contamina, pues solo emite vapor de agua. Sin embargo, producirlo a gran escala precisará construir una nueva industria de la nada.
El hidrógeno es la sustancia química más abundante en el universo y puede ser utilizada como fuente de energía. Por este motivo se estima que este mercado alcanzará los 150.000 millones de dólares para 2030.
La transición hacia el hidrógeno verde
¿Hidrógeno verde o hidrógeno gris?
La producción de hidrógeno verde procede de la energía eléctrica renovable. Cuando procede del gas natural es hidrógeno gris, porque genera CO2.
El hidrógeno verde se obtiene mediante electrólisis, un proceso en el que se emplea electricidad generada únicamente con fuentes renovables. Explicado de forma breve, con la electrólisis se separan las moléculas de agua (H2O) en O2 (oxígeno) e hidrógeno (H2).
Para almacenar el hidrógeno verde se utilizan tanques. Es un gas poco pesado y puede guardarse comprimido durante meses.
El camino verde hacia el hidrógeno en tres claves
Las siguientes tres claves son fundamentales para la transición hacia una economía verde y de bajas emisiones:
- Hay proyectadas más de 5.000 nuevas estaciones para el reabastecimiento de hidrógeno.
- Los vehículos alimentados por pila de hidrógeno reducirán el consumo de petróleo en 20 millones de barriles diarios para 2050.
- Las tecnologías sobre hidrógeno podrían reducir las emisiones de CO2 en 440 toneladas para 2050.
El punto de mira del hidrógeno es el año 2050 porque es el límite que ha establecido la Unión Europea para alcanzar las cero emisiones de CO2. Con el fin de lograr este objetivo, la UE tendrá que darle un buen impulso legislativo al hidrógeno verde porque hoy la cuota supone sólo el 2% de las necesidades energéticas de la Unión frente al 15% necesario para cumplir con el objetivo.
Hidrógeno: una nueva industria será necesaria
Para lograr ese nivel de producción energética verde, la UE tendrá que crear toda una nueva industria para el almacenamiento y la distribución, lo que tendrá un coste estimado de entre 340.000 y 460.000 millones de euros. La clave para que tenga éxito será la creación de un círculo virtuoso entre las políticas públicas y privadas, la innovación y las mejoras tecnológicas, algo parecido a lo que ha logrado la UE con las industrias renovables desde cero.Con el fin de que el objetivo 2050 se cumpla, los expertos prevén que para 2030 el hidrógeno verde ha de ser ya comercialmente viable y competitivo. Además, debería ser una fuente de energía para el transporte, la calefacción y la generación eléctrica para la década 2030-2040. E igualmente importante: el mercado debería creerse ese objetivo. Esto pasa por enviar dos señales que ya están bajo consideración por parte de la UE:
- La expansión del sistema de negociación de los derechos de emisión (ETS) más allá de los sectores actuales. Por ejemplo, a los edificios y los transportes, lo que abrirá la posibilidad de mayores costes relativos en esos sectores que todavía no están cubiertos y reducir la presión sobre los ya cubiertos. Alemania, por ejemplo, ya ha establecido un objetivo para las emisiones desde edificios y transportes que arranca en 5 euros por tonelada y una subida de 5 euros anuales para alcanzar los 55 euros en 2025.
- La propuesta de un mecanismo de ajuste de las emisiones transfronterizo, lo que mostraría que la UE se toma con mucha seriedad el ajuste de los precios y que podría lograr que empresas extranjeras productoras de acero, cemento y otros productos de elevadas emisiones que exportan a la UE aceptasen las condiciones europeas en materia de emisiones.
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