Planificar bien nuestra jubilación es importante. Más allá de razones puramente económicas, nos va en ello tener la tranquilidad de saber que tendremos la calidad de vida que nos gustaría al llegar a la tercera edad. Poder disfrutar de ese periodo de nuestras vidas junto a nuestros seres más queridos teniendo nuestras necesidades cubiertas exige una planificación sensata e inteligente.
La mayor parte de información que podemos encontrar sobre cómo planificar nuestra jubilación pone el énfasis en la planificación del ahorro. Esto es sin duda una parte fundamental. Pero no debemos olvidar el otro pilar fundamental que es la inversión para que ese ahorro crezca y nos ayude a mantener nuestro poder adquisitivo.
Esperanza de vida y ahorro
La esperanza de vida de los españoles ya supera los 82 años. Sin embargo no hay que olvidar que esto es una media. En la mayoría de los casos tiene sentido planificar para una edad mucho más avanzada, ya que es perfectamente posible que superemos los 90 o incluso los 95 años de vida. Es evidente que es mejor planificar de forma conservadora puesto que el objetivo prioritario es cubrir holgadamente nuestras posibles necesidades.
El ahorro a lo largo de toda la vida laboral puede ser un factor decisivo para complementar nuestra pensión pública. El aspecto más influyente en este sentido es el tiempo. Cuanto antes empecemos a ahorrar y a planificar, más fácil nos será alcanzar nuestros objetivos.
La inversión: un camino necesario.
Aunque la mayoría de trabajadores han cotizado a la seguridad social a lo largo de su vida laboral y por tanto tendrán derecho a cobrar su pensión, cada vez parece más claro que el poder adquisitivo en el futuro de las pensiones se verá mermado. Por tanto conviene prever rentas adicionales mediante planes de pensiones y gestionando e invirtiendo de manera eficiente nuestro dinero.
Uno de los mayores peligros a los que se enfrenta un recién jubilado es ser excesivamente conservador al estructurar su patrimonio. Si hemos sido inversores a lo largo de toda nuestra vida adulta nos será mucho más fácil entender las alternativas de las que disponemos para hacer crecer nuestros ahorros.
Por eso es tan importante también empezar pronto a invertir. Si comenzamos a invertir a los 20 o 30 años, no sólo obtendremos probablemente mejores resultados que si dejamos el dinero debajo del colchón, sino que además aprenderemos los fundamentos de la inversión a base de experiencia. Llegado el momento de la jubilación estaremos mucho mejor capacitados para tomar decisiones acertadas de inversión que nos ayuden a preservar nuestro capital y hacer crecer nuestro patrimonio lo suficiente como para poder mantener nuestro poder adquisitivo.
El problema de un entorno de tipos de interés y rentabilidades bajas.
Uno de los grandes problemas con los que se han encontrado los trabajadores que se han jubilado en los últimos años es que las fórmulas de inversión más seguras, que han funcionado razonablemente bien en el pasado, parecen no ser una alternativa tan atractiva.
Históricamente en los países de más cultura financiera siempre se ha recomendado a los ahorradores e inversores que prioricen la inversión en renta variable a lo largo de su vida laboral, durante su fase de acumulación y creación de patrimonio, para luego pasar a una distribución más centrada en la renta fija, de características menos volátiles al llegar a la jubilación. Esta estrategia tenía la ventaja de que históricamente la renta variable ha sido más rentable, aunque más volátil, y por tanto era una manera eficiente de acumular patrimonio. Más tarde al llegar a la jubilación se buscaba una alternativa más estable que aunque rentara menos, proporcionara una renta complementaria estable para la jubilación.
El entorno macroeconómico que vivimos actualmente de tipos de interés cercanos a 0% y rentabilidades tremendamente bajas de la renta fija complica este tipo de estrategias. Aquellos inversores que hayan sido excesivamente conservadores van a tener importantes dificultades para obtener las rentas con las que pensaban contar. Por contra, los inversores que tengan más experiencia invirtiendo en renta variable probablemente estarán en condiciones de tomar decisiones razonables y comprender mejor los niveles de riesgo que asumen al optar por activos que aunque más volátiles puedan ofrecer un nivel de rentabilidad adecuado.
Conclusión
Dado que parece bastante probable que el poder adquisitivo de las pensiones públicas decrezca en las próximas décadas, es conveniente que dediquemos tiempo a planificar nuestra jubilación y conocer los diferentes tipos de planes de pensiones que existen en función del riesgo y necesidades que tengamos.
Una de las cosas más importantes que podemos hacer a lo largo de nuestra vida laboral no sólo es ahorrar sino aprender también los fundamentos de la inversión para que cuando nos llegue el momento de la jubilación tengamos la experiencia y el conocimiento necesario para tomar las mejores decisiones posibles con respecto a nuestro patrimonio y recursos.