Desplazarse cada día al puesto de trabajo ya no siempre es necesario. Los trabajos gestionados íntegramente por internet avanzan, al tiempo que aparecen puestos de trabajo nunca antes imaginados. Gig economy, algo así como la economía por tareas, o economía por encargos, es el resultado de la extensión del crowdsourcing.
Gig es un término que se utiliza en inglés para referirse a una actuación musical, a un concierto o a un evento. La gig economy viene de Estados Unidos donde, según Forbes, más de un tercio de los trabajadores forman parte de ella (unos 57 millones de personas), y ya empieza a ser frecuente en otros países.
Es precisamente la base del crowdsourcing o economía de plataformas, donde los profesionales se anuncian en páginas o plataformas de internet especialmente desarrolladas para ello y donde empresas y particulares contratan sus servicios para una actividad concreta: una relación laboral sin burocracia y limitada a la duración de un trabajo.
Gracias al crowdsourcing aparece una nueva economía, la gig economy, con trabajadores autónomos vitaminados con la flexibilidad que aporta internet: en plataformas específicas se dan a conocer, establecen sus tarifas, se detalla el trabajo, se gestiona el cobro, el pago y posteriormente se evalúa el resultado de su trabajo.
No todas las plataformas son economía colaborativa
Es momento de diferenciar entre la economía colaborativa y la economía de las plataformas. Aunque ambas centren su actividad en internet, en la primera sus usuarios no buscan beneficio económico, sino una colaboración con otro usuario para lograr un fin específico (compartir coche, vivienda, oficina…). En cambio el crowdsourcing se basa en la idea de externalizar tareas, llevándola al extremo y buscando una remuneración económica.
Hay cientos de ejemplos de crowdsourcing. Solo con mencionar algunos queda muy claro el concepto y su enorme aportación a la nueva gig economy: Uber, Airbnb, Deliveroo, Upwork, Ebay, Etsy o Habitissimo.
Gig economy y los puestos de trabajo que todavía no se han inventado
No hay duda que existe una nueva dimensión para trabajar, toda una nueva economía donde el trabajo se realiza de manera física pero todo lo demás fluye por internet: los freelances del siglo XXI buscan trabajo por internet, las empresas prefieren encargar sus tareas de forma separada a trabajadores especializados, y no siempre dentro de su ámbito geográfico. Este nuevo contexto empresarial ha favorecido el nacimiento de plataformas que sirven de conexión entre ambos lados cobrando una comisión de intermediación por sus servicios.
Para centrar la idea un poco más, señalamos los tres principios de la gig economy:
- Flexibilidad.
- Temporalidad.
- Deslocalización.
Por último, hay que destacar que el informe Talent Trends Report 2019 de Ranstad indica que el 85% de los trabajos de 2030 todavía no se han inventado. Es un dato demoledor y debería servirnos para abrir la mente y permanecer alerta ante posibles oportunidades en todos los ámbitos, como emprendedores, como trabajadores y como inversores. Que hoy se hable de la extensión internacional de la gig economy es probablemente el primer paso de lo que está por venir.