En la confección de nuestra cartera de inversión no tenemos por qué limitarnos a fondos que inviertan exclusivamente en activos de la zona euro. Ni solo a fondos que vengan denominados en euros. Eso sí, siempre que las inversiones sean en otra moneda, hay que considerar el riesgo de divisa. Lo analizamos a continuación.
Fondos en dólares y fondos con activos en dólares
Antes de decidir invertir en un fondo en dólares, o en otra divisa, conviene tener muy claro dos conceptos: no es lo mismo invertir en un fondo cuya divisa de referencia es el dólar, que invertir en un fondo cuyos activos están expresados en dólares. Existen ambos tipos de fondos, y fondos en los que se dan ambas circunstancias:
Por ejemplo, el fondo A invierte el 30% en activos de Japón, 20% en activos referenciados en libras esterlinas y el 50% restante en activos de Estados Unidos. Si la divisa de referencia del fondo es el dólar (viene denominado en dólares) dicho fondo tendrá una exposición al yen y a la libra del 30% y del 20% respectivamente.
Pero además, ese mismo fondo A nos permite comprar participaciones de diferentes clases:
- Expresadas en varias divisas, por ejemplo: clase A1 en dólares, A2 en yenes, A3 en libras esterlinas, o clase A4 en euros.
- Expresadas en una única divisa.
- Con divisa cubierta (hedged), añadiendo una clase más: A1H, donde se cubre el riesgo de divisa del fondo en dólares.
- También podría haber otra clase más, A4H, donde se cubre el riesgo de divisa en euros.
Riesgos que se asumen con un fondo en dólares
Sin perder de vista el ejemplo anterior, apuntamos los riesgos que acarrea la volatilidad del tipo de cambio en los fondos de inversión.
- La naturaleza de cualquier fondo de inversión implica que el riesgo de los activos en los que ha invertido el fondo se traslada a las participaciones del ahorrador.
- Si además, los activos del fondo, o una parte de ellos, están expresados en otra divisa, entonces la exposición del fondo a esa divisa (o a más de una divisa) también conlleva otro riesgo añadido: que la divisa de referencia del fondo se devalúe respecto a la divisa de sus inversiones.
- Un tercer riesgo aparece cuando la moneda del inversor es diferente a la del fondo. Entonces, al valor liquidativo del fondo, el inversor tendría que sumar (o restar) las ganancias (o pérdidas) derivadas de la variación del tipo de cambio desde que suscribió el fondo.
Teniendo en cuenta lo anterior, el proceso de selección de un fondo en dólares pasa por las siguientes fases:
- Estudio la rentabilidad y evolución de un fondo expresado en otra divisa y, si quedo convencido de que me interesa,
- considero la volatilidad del tipo de cambio:
a. Si creo que el dólar va a subir respecto al euro, entonces no cubro la divisa.
b. Si, por el contrario, creo que puede fluctuar en mi contra: estudio el coste de cobertura de divisa.
En el primer caso, estaremos expuestos a que, efectivamente, la evolución de la divisa sea la que espero; además, como nuestra cuenta de inversión estará generalmente en euros, siempre que haga una operación con el fondo (suscripción o reembolso) será necesario cambiar euros/dólares, por lo asumiremos la correspondiente comisión.
En el caso de la cobertura de la divisa, podemos quedar protegidos frente a movimientos imprevistos de la misma, pero esta cobertura tiene un coste, por lo que a priori los gastos de los fondos con divisa cubierta suelen ser más elevados que los que no cubren divisa
Riesgo de divisa. Conclusión y ejemplo numérico.
Como conclusión, resumimos que un fondo expresado en otra moneda añade otra variable más a la ecuación: el tipo de cambio. En función de su variación desde el momento en que compramos participaciones hasta que las vendemos, nuestro beneficio puede ser mayor o menor, al traducir el valor liquidativo del fondo en su divisa de referencia a la nuestra (al convertir el valor de nuestras participaciones en dólares a euros).
Para ilustrarlo mejor, supongamos que tenemos 10.000 euros para invertir en un fondo. Estudiamos todas las gestoras disponibles y sus fondos. Nos decidimos por uno en dólares, sin cobertura de divisa. Como nuestra cuenta de fondos está en euros, nuestro depositario tendrá que comprar dólares cuando suscribamos el fondo para enviárselos a la gestora; y cuando reembolsemos, la gestora mandará dólares a nuestro depositario y este tendrá que cambiarlos a euros para ponerlos en nuestra cuenta. No olvidemos que por este cambio se aplicará una comisión, pongamos para el ejemplo que es del 1%.
Ejemplo numérico:
En junio de 2017 invertimos 10.000 euros. En ese momento el tipo de cambio era 1,11 USD/EUR, lo que implica que nuestras participaciones valían 10.989 dólares, tras descontar la comisión de cambio. Después de nueve meses, decidimos salir del fondo cuando su valor liquidativo es 12.088 dólares y un euro se compra con 1,23 dólares.
Vemos que nuestro estudio estuvo bien enfocado, puesto que el fondo se ha revalorizado, con un aumento del 10% de su valor en dólares. Sin embargo, nos equivocamos al contratarlo en dólares sin cubrir el riesgo de divisa, ya que con la apreciación del euro frente al dólar (de 1,11 a 1,23 USD/EUR), tras cambiar esos 12.088 dólares, tan solo nos han ingresado en la cuenta 9.729 euros. En este ejemplo, el fondo se revalorizó, pero perdimos en nuestra inversión por el efecto de la divisa.