Hace unos años, nadie habría creído posible abrirse una cuenta bancaria sin visitar una sucursal. Hace unos meses, nadie habría creído posible hacer transferencias instantáneas entre distintos bancos a través del móvil y sin comisiones. Y hace unas semanas, nadie habría creído posible pagar desde la aplicación de un banco usando cuentas de otras entidades. ¿Qué ocurrirá en unos días?
A estas alturas, casi todos sabemos (o intuimos) que FinTech significa ‘Financial Technology’. Pero además, FinTech significa ‘oportunidades’, ‘libertad’, ‘inversión inteligente’ o ‘facilidad de ahorro’ que todavía no han asimilado, sobre todo, muchas grandes corporaciones.
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FinTech, cuatro años de rápido avance
Cuando aparecieron las FinTech nadie les daba mayor importancia, las subestimaron. Luego empezaron a conseguir clientes e inversión, y empezaron a generar recelos. Así, en 2015, la primera vez que preguntamos desde Finnovating a las entidades financieras cómo veían a estas nuevas compañías, más del 70% aseguraban que eran su competencia, un riesgo. Sin embargo, en el último Barómetro de Innovación Financiera, solo un 8,2% de los directivos de banca las considera una amenaza.
Las FinTech nacen con la vocación de mejorar la experiencia del cliente a través de la implantación de tecnologías disruptivas que las grandes corporaciones no estaban desarrollando. Y su forma de conseguirlo es, en su mayoría, a través de la colaboración con esas mismas corporaciones. Las cifras extraídas por el Observatorio FinTech, muestran que el 74% de las startups ya colaboran con, al menos, una empresa tradicional, y un 48% con 3 o más.
Entre las principales áreas de desarrollo, y donde podemos ver algunos de los ejemplos reales más destacados, encontramos la gestión de finanzas personales, la financiación, y el ahorro e inversión.
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¿Cómo ha mejorado la operativa del usuario gracias a las FinTech?
En primer lugar, cada vez existen más soluciones financieras digitales que permiten a los usuarios tener el control de la gestión de sus finanzas personales. Desde un mismo sitio, pueden agregar información de distintas entidades bancarias, mostrando un análisis del estado del ahorro y gastos, así como de su evolución.
Para facilitar su uso y la adaptación a estas nuevas herramientas, utilizan técnicas de gamificación, es decir, envuelven la salud financiera en un halo de juego, haciéndolo más atractivo y permitiendo la comparación de la salud financiera con otros usuarios, y ofreciendo retos para mejorar sus finanzas, por ejemplo. Además, añaden recomendaciones sobre si se debe reducir deuda, aumentar el ahorro o invertir, teniendo en cuenta temas fiscales.
En segundo lugar, encontramos múltiples herramientas en torno a la financiación que ofrecen la posibilidad de financiarse mediante microcréditos, créditos al consumo o financiar hipotecas de forma más rápida y con mejores condiciones.
En tercer lugar, existen soluciones desarrolladas por FinTech enfocadas en el ahorro y la inversión. Herramientas que dan mayor acceso al usuario sin conocimiento especializado a la inversión de una forma fácil e intuitiva, ajustándose siempre a su nivel de riesgo. Estas soluciones permiten, por ejemplo, un ahorro periódico y automatizado, ajustable a la situación económica en cada periodo.
También existen FinTech que ofrecen inversión en activos alternativos, en general dirigidos a inversores con mayor conocimiento, como inversión inmobiliaria, inversión en startups o en facturas de empresas, todo ello desde cantidades muy pequeñas, democratizando un sector que hasta hace poco parecía estar restringido a unos pocos privilegiados.
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FinTech, ¿qué está por venir?
Hacer una previsión en este ecosistema tan cambiante es prácticamente imposible, pero la llegada de la normativa PSD2 plantea algunas reflexiones. Gracias a ella, las entidades de pago deben facilitar el acceso de forma obligatoria a terceros proveedores a una serie de servicios específicos: iniciación de pagos, información sobre las cuentas y confirmación en disponibilidad de fondos. Esto acelerará el uso de alternativas financieras aumentando la competencia, algo muy positivo para el cliente.
No tanto en términos de gestión patrimonial o de ahorro e inversión, pero sin duda con un gran impacto en la experiencia del cliente, encontramos varias tecnologías que van a ir ganando protagonismo. Una de las más útiles, sin duda, es la aplicación de la biometría. Gracias a ella, podemos abrir una cuenta en un banco digital, por ejemplo, y simplificar procesos de verificación de clientes. El siguiente paso, a medio plazo, y del que ya vemos nuevos desarrollos, es hacerlo a través de la voz o el escaneo de iris.
Otra realidad tecnológica que ya está cambiando la banca y que se prevé que lo haga aún más, es el Internet of Things, o internet de las cosas. Se estima que para 2020 habrá 25.000 millones de dispositivos inteligentes conectados, incluyendo smartphones, relojes inteligentes y wearables. Este dato, sin duda, refleja la relevancia que posee la conectividad ya a día de hoy, y la que tendrá en el corto plazo.
Y no podemos olvidar la importancia de construir un sector financiero más sostenible en el largo plazo, una de las grandes preocupaciones, sobre todo, de los inversores y ahorradores más jóvenes. Ha llegado una nueva ola de soluciones tecnológicas para ayudar a cumplir los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) marcados por Naciones Unidas. Las “FinTech for Sustainability” tendrán un papel esencial en la relación presente y futura con la inversión, la financiación, la inclusión y democratización financiera. Todo ello tendrá un alto impacto en nuestras vidas, diseñando sistemas de pensiones, ahorro, consumo y gasto más sostenibles que nunca. Desde Finnovating hemos identificado ya más de un centenar de FinTech que han nacido para ayudar a las compañías en estos objetivos, y que reuniremos el 6 de febrero de 2020 en una nueva edición de nuestras Unconferences.
En definitiva, vivimos en momento muy dulce en términos de innovación. Desde hace años, estamos trabajando en el desarrollo y consolidación de ecosistemas tecnológicos en torno al sector financiero y en la aplicación de metodologías de Innovación Abierta en grandes corporaciones. Y aunque, lamentablemente, abunda el teatro en torno a las FinTech, y algunos bancos, aseguradoras y otras entidades destinan más presupuesto a marketing que a la implantación real de las soluciones que éstas ofrecen, también hemos participado en apuestas valientes que se centran en la puesta en marcha de iniciativas que impactan en el negocio. Gracias a nuestro contacto con los emprendedores, sabemos con certeza que las opciones y las posibilidades que presenta la colaboración entre empresas tradicionales y las FinTech son casi infinitas.