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Estrategias de inversión: la cartera permanente

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Si se analiza la evolución de las Bolsas a largo plazo, se advierte que cíclicamente se producen grandes oscilaciones y que los periodos de bonanza se pueden alternar con importantes bajadas. Por ello, algunos avezados inversores, como Warren Buffett, abogan por el largo plazo, ya que los mercados son eficientes sólo cuando consideramos un periodo de tiempo suficientemente amplio.

Qué es la cartera permanente

Es una técnica ideada por el asesor financiero Harry Browne en la década de 1970 que nos permite elaborar una cartera de inversión sencilla, equilibrada y diversificada. Su objetivo principal era crear un método de inversión seguro, rentable y que tuviera estabilidad en el tiempo. Para ello, Browne estudió la evolución de diferentes activos financieros, observando que se comportaban de manera diferente en función del estado de la economía en su conjunto.

Siguiendo esta teoría, si se diversifica adecuadamente en cada uno de esos grupos de activos se protegerá la cartera contra los vaivenes de la economía, ya que las pérdidas que se puedan sufrir en alguno de ellos se compensarán con las ganancias que se obtengan en otro/s.

Browne describió cuatro fases en la economía, y a partir de ahí identificó cuatro activos, cada uno de los cuales se comportaba bien en al menos una de las fases. Estas etapas son:

La cartera propuesta por Harry Browne se compone únicamente de cuatro activos: acciones, oro, bonos y dinero. Las acciones irán bien en tiempos de prosperidad, el oro funcionará mejor cuando la inflación sea elevada, los bonos lo harán cuando exista deflación y el dinero nos protegerá en etapas recesivas.

Harry Browne estimó que lo ideal es repartir la cartera entre todos ellos de manera equitativa. A partir de ahí, realizó una serie de análisis y simulaciones de cómo se hubiese comportado una cartera de ese tipo en años anteriores, calculando una rentabilidad media del 5% una vez descontada la inflación, con muy pocos períodos de descenso. Desde 1972 su rentabilidad ha sido incluso superior, rondando el 10% anual, cifra similar a la de la renta variable, pero con mucha menos variabilidad, lo que supone que, en los pocos años que se pierde, se pierde menos.

Cómo funciona en la práctica

Con estas premisas podemos cumplir los cuatro requerimientos de un sistema de inversión:

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