El value investing, terminología inglesa con la que se conoce popularmente a la inversión en valor, está de moda. Multitud de libros han salido publicados recientemente sobre esta forma de ver las inversiones. Sin duda el éxito y la popularización de inversores como Warren Buffett tienen mucho que ver con esta dinámica.
Sin embargo hay diferentes formas de aproximarse al value investing, y como dice el refranero español: cada maestrillo tiene su librillo. Curiosamente, aunque entre los diferentes estilos de value investing suele haber una serie de ideas que se mantienen en común, la práctica lleva a diferentes autodenominados value investors a invertir en activos muy diferentes.
El legado de Benjamin Graham
Casi todos coinciden en señalar a Benjamin Graham como el primer gran referente del value investing. Graham, que fue profesor y tuvo una gran influencia sobre Warren Buffett, se caracterizaba por comprar empresas a precios muy deprimidos y venderlas cuando el mercado volvía a ofrecer precios razonables por ellas. Una de las ideas básicas de Graham era la noción de que no es lo mismo el precio de una acción que su valor intrínseco, y que era posible comprar un activo por debajo de su valor intrínseco y venderlo posteriormente cuando el mercado volviera a valorar más favorablemente el activo.
Las ideas de Graham han tenido muchos interpretaciones, ya que con el tiempo han surgido discrepancias sobre cómo estimar el valor intrínseco real de una empresa. Graham estaba muy influenciado por su vivencia de la Gran Depresión y las valoraciones y reacciones del mercado típicas de aquella época. Por tanto, tenía un enfoque más cuantitativo que cualitativo. Esto quiere decir que se centraba más en los números de la empresa que en aspectos de la dinámica del negocio (ventajas competitivas, posibilidad de ser adquiridas, etc.).
Graham también era tremendamente escéptico con respecto a la capacidad de los inversores de prever el futuro. Pensaba que era mucho más razonable centrarse en lo que la empresa tenía que en lo que podría ganar en el futuro. Esta tendencia natural conservadora le llevaba a centrar su atención y análisis mucho más en el balance de una empresa (sus activos y deudas) que en la cuenta de resultados (lo que la empresa genera de beneficio).
¿Qué es Deep Value Investing?
Los inversores que hoy en día realizan deep value son aquellos que siguen esta tendencia cuantitativa y centrada en el análisis del balance de una empresa que era tan importante para Graham. Los inversores deep value compran empresas que caen en desgracia o tienen problemas graves operativos y cuyas valoraciones caen por debajo del valor contable de sus activos. Graham acuñó una expresión muy conocida para estas situaciones: “comprar dólares a 50 centavos”.
Hay ocasiones en las que se pueden comprar empresas a un precio inferior al valor contable de los activos. Si esto fuera así de simple, sería imposible perder dinero con esta forma de invertir. Sin embargo, cualquier inversor inteligente sabe que siempre hay un factor de riesgo al invertir. Al inversor deep value no le importa necesariamente que una empresa quiebre y se liquide, siempre y cuando haya comprado la empresa por debajo del valor por el que cree que sus activos se pueden vender al liquidarse.
Los riesgos de la inversión Deep Value
Uno de los problemas con este tipo de inversión es que no siempre lo que aparece en el balance es tan fácil de valorar o de convertir en dinero llegado el caso de liquidación de la empresa. Además, en estos casos la posición negociadora de la empresa es muy débil, ya que se sabe que debe vender a toda costa. Aquí hay siempre un grado importante de incertidumbre.
Igualmente no está asegurado que la empresa vaya a liquidarse. Si la directiva de la empresa decide seguir adelante con las operaciones, con la esperanza de volver a la rentabilidad, y esta rentabilidad nunca llega, los gastos operativos de la empresa pueden terminar devorando cualquier valor que pudiera quedar en la empresa.
¿Cómo se calcula el nivel de odio del mercado hacia una empresa?
Como hemos visto, la inversión deep value tiene un fuerte componente cuantitativo. Desde este punto de vista las cosas están baratas cuando cotizan a múltiplos bajos. Los típicos múltiplos que se analizan al realizar estudios cuantitativos son el PER (Precio/Beneficios) y el Precio/Valor Contable (Price to Book).
En general, los estudios estadísticos que han intentado analizar si las estrategias deep value son fructíferas se han centrado en analizar el comportamiento de estrategias que compran empresas cuando su Precio/Valor Contable es bajo. Prefieren utilizar Price to book al PER precisamente por esa preferencia que tenía Graham del balance frente a la cuenta de resultados.
El Deep Value como estrategia de inversión
Aquellos inversores que siguen una estrategia deep value compran acciones cuando sus múltiplos son muy bajos, con la intención de venderlas cuando sus múltiplos se recuperan a niveles normales. No es una estrategia de inversión que pretenda comprar activos y mantenerlos para siempre, sino que busca ir rotando empresas caídas en desgracia y venderlas cuando se recupera su precio.
Los mercados no son completamente irracionales y si una empresa ha caído fuertemente de precio, suele ser por una buena razón. Muchas de las empresas que llegan a cotizar con grandes descuentos pueden quebrar y hacer perder mucho dinero a sus accionistas. Por ello las estrategias deep value suelen tener un fuerte componente cuantitativo y estadístico, buscando crear carteras relativamente amplias de este tipo de empresas. De esta forma lo importante no es la evolución de cualquier empresa en particular, sino la evolución de la media de este tipo de inversiones. Como siempre, una buena diversificación es importante en este tipo de estrategia inversora.
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