Cuando los inversores particulares pensamos en invertir, habitualmente nos referimos a comprar acciones en la bolsa o contratar fondos de inversión de algún activo de moda. Y pocas veces consideramos de forma automática el plan de pensiones como la herramienta potente de inversión que puede ser.
Cada vez hay más oferta de planes de pensiones en el mercado y, como veremos en las siguientes líneas, constituyen una alternativa de inversión más a tener en cuenta a la hora de estructurar nuestra cartera.
Aunque, como todos los activos financieros, el plan de pensiones tiene sus ventajas e inconvenientes. Conocer bien sus características nos ayudará a decidir si es interesante incorporarlo a nuestra cartera de inversión, como un buen aliado para acumular patrimonio:
Automaticidad
La mejor estrategia de inversión es aquella que somos capaces de cumplir y llevar a cabo. De nada sirve una estrategia elaborada y compleja si cuando llegan momentos complicados en los mercados la abandonamos. La inversión en planes de pensiones suele ser una inversión de naturaleza a largo plazo y menos volátil, con lo que resulta más fácil de mantener.
Además las aportaciones periódicas que realizamos suponen una diversificación en el tiempo de nuestro proceso de inversión. Esto quiere decir que si distribuimos nuestras aportaciones a lo largo de los años evitaremos automáticamente invertir siempre en un mal momento: a veces será en momentos de burbuja, otras veces en momentos deprimidos. El resultado final probablemente será un buen precio de adquisición de los activos, cuando lo veamos en retrospectiva.
Fiscalidad ventajosa
Los inversores luchamos frecuentemente contra algunos impulsos que estadísticamente provocan que sea menos probable que obtengamos buenas rentabilidades en nuestras inversiones. Uno de estos impulsos es el de operar en exceso. Cuantas más operaciones hacemos, más gastos y comisiones generamos, y más tenemos que pagar a Hacienda. Esto pone a la fiscalidad en nuestra contra. Sin embargo, los planes de pensiones consiguen lo contrario. Son de los pocos productos de inversión que claramente tienen ventajas fiscales.
Cuando realizamos una aportación a un plan de pensiones conseguimos reducir nuestra base imponible. En la web de Self Bank hay un simulador que resulta muy útil para calcular cuánto podemos ahorrar en nuestra factura fiscal según nuestra edad, edad de jubilación, aporte anual y nuestro tipo de IRPF.
Una estrategia de bajo coste
Los planes de pensiones tienen algunas características nos permiten ahorrar costes, y como hemos dicho, los costes son uno de los peores enemigos de los inversores particulares a la hora de implementar una estrategia de inversión ganadora.
Las comisiones máximas de los planes de pensiones están reguladas por ley, por tanto, no vamos a encontrar ningún plan de pensiones con comisiones disparatadas. De hecho, en muchas ocasiones hay planes que contienen una cesta de activos bien diversificada con costes muy parecidos o incluso inferiores a fondos de inversión equivalentes.
También debemos tener en cuenta que, al igual que con los fondos de inversión, los planes de pensiones son traspasables. Esto quiere decir que podemos modelar nuestra cartera, incluyendo el plan de pensiones, para ajustarse a nuestra estrategia global de inversión.
Tampoco está escrito en ninguna parte que sólo podamos disponer de un plan de pensiones. Muchas veces resulta interesante diversificar la sección de la cartera invertida en planes de pensiones entre diferentes gestoras o planes diferentes. Cada plan de pensiones tiene un enfoque ligeramente diferente, y diversificar puede ayudarnos a controlar mejor la exposición a cada clase de activos. Conocer bien los componentes de cada plan de inversión, así como su mandato de inversión, nos ayudará a crear el mix adecuado para nuestra cartera.
Gestión profesional
Un plan de pensiones es en realidad un fondo de inversión con unas características legales específicas. Su funcionamiento, desde el punto de vista de su gestión, se asemeja mucho al de un fondo de inversión convencional. Esto quiere decir que hay un gestor encargado de tomar las decisiones de inversión adecuadas a los objetivos del plan de pensiones. Por ello, muchas gestoras replican algunos de sus fondos más populares en forma de plan de pensiones. Gracias a esto nos beneficiamos de una gestión profesional de parte de nuestro patrimonio, a la vez que obtenemos las ventajas fiscales incorporadas a los planes de pensiones como vehículos de inversión.
Si ya tenemos una cartera de fondos de inversión, podría ser una buena idea comprobar si existen opciones equivalentes en forma de planes de pensiones, para complementar las herramientas a nuestra disposición a la hora de estructurar nuestro patrimonio y escoger aquellas que mejor se ajusten a nuestras circunstancias y necesidades.
No todos los planes de pensiones son iguales y tienes distintos niveles de riesgo en función de distintos factores. El nivel de riesgo de cada uno de los planes está detallado en el Documento de Datos Fundamentales del Partícipe del plan correspondiente. El cobro de la prestación o el ejercicio del derecho al rescate solo es posible en caso de acaecimiento de alguna de las contingencias o supuestos excepcionales de liquidez regulados en la normativa de planes y fondos de pensiones.
El valor de los derechos de movilización, de las prestaciones y de los supuestos excepcionales de liquidez dependen del valor de los activos del fondo de pensiones y puede provocar pérdidas relevantes.
Antes de efectuar cualquier contratación, es recomendable informarse legal, regulatoria y fiscalmente sobre las consecuencias de una inversión.
Las decisiones que cada inversor adopte, tanto de inversión como de nivel de delegación y asesoramiento, son su responsabilidad.
Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras.
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