En el trading el límite lo pone cada uno

Si como lector de este blog estás interesado en avanzar en la práctica de la especulación intradía, te doy la más sincera enhorabuena. Bienvenido a una de las actividades más estimulantes que existen: ganar dinero en los mercados financieros compitiendo contra las mentes más preparadas del planeta y las instituciones más poderosas que jamás hayan existido. En un entorno tecnológico y de alta competitividad como el que vivimos, cabe preguntarse ¿dónde está mi límite?, ¿es posible vivir del trading?, ¿qué necesito saber? Demos luz a estos interrogantes.

¿Dónde está mi límite como trader?

Afortunadamente no lo hay. Sólo el que uno mismo y sus convicciones se impone. La especulación es la cuna del libre mercado. Personas que intentan comprar activos cuando están baratos para después venderlos cuando estén caros. No habrá límite siempre que hagamos las cosas bien, porque en el trading el límite es infinito, pero también en las pérdidas. Por lo tanto, nunca hay que tomarse la especulación como un juego, jamás debemos buscar el pelotazo. Ser trader es un negocio, un oficio y como tal hay que dedicarse a ello de manera profesional.

¿Cómo saber si estoy haciendo las cosas bien?

Si el método se ha testado en simulado y ha proporcionado ganancias, ya hemos dado un paso de gigante, aunque cabe recordar que en esa etapa se pone a prueba el método, en el mercado real se pone a prueba al trader.

La primera regla de un método es la de limitar y controlar las pérdidas, pues resulta imposible evitar operaciones negativas, ni siquiera Warren Buffet tiene el cien por cien de aciertos. La metodología del sistema no puede basarse en corazonadas, sino en una lógica sostenible que, en idénticas situaciones, permita obtener patrones repetibles.

El trading no tiene fin, no hay Santo Grial, nunca se deja de aprender y mejorar.

¿Es posible vivir del trading?

Rotundamente sí. Ahora bien, los porcentajes de éxito no difieren de los de cualquier otra actividad o emprendimiento. El 90 por ciento de las personas no consiguen ganar dinero al final de año. Muchos analizan este dato como una amenaza, pero tras él se esconde la verdadera oportunidad. El trading es una actividad donde casi todo el mundo yerra, lo hace mal, convirtiéndose en una conveniencia estadística para los que saben sortear esa mala práctica.

Y precisamente en ese 90 por cierto entran todos aquellos que no entienden esto como una actividad profesional, todos aquellos que juegan, que no saben por qué ejecutan una orden, o no saben dónde poner el stop de protección. También personas que sólo trabajaron la parte técnica, obviando la parte emocional del trader que, a la postre, es el mejor y más delicado indicador.

No es sencillo vivir del trading, pero es posible aprendiendo lo esencial y dedicando el suficiente tiempo a entrenar la técnica y la mente.

¿Qué necesito saber?

Aprender a renunciar. El trading es una continua renuncia. Renunciar al sentimiento de culpa por el stop loss, a la necesidad de tener razón siempre, a ceder nuestro control emocional ante el mercado, a no seguir nuestro patrón de trading y caer en tentaciones y trampas, renunciar a la adicción por ver siempre oportunidades de ganar dinero (pese a que el 70 por ciento del tiempo estaremos en zona donde no hay que hacer nada), olvidarnos de echar la culpa a un tercero por la operación errada, renunciar a que la operación defina nuestra autoestima… un cúmulo de renuncias y conductas que se deben modificar para ser trader.

Si queremos dedicarnos al trading el cambio es inevitable, mejorar es nuestra decisión. El miedo se tiene, la cobardía se elige. El trader es un explorador del riesgo, busca respuestas diferentes para las mismas preguntas. Entiende que la ambición no está reñida con la prudencia, sobre todo, cuando es su patrimonio lo que está en juego. El trader asume riesgos, pero también los limita y gestiona.

Ser trader con “T” mayúscula es aprender la técnica, pero sobre todo emprender una transformación personal para desarrollar unas habilidades que a simple vista pueden parecer fáciles, lo que no implica que sean sencillas de desarrollar prolongadamente.

¿Cuáles son estas habilidades?

La principal es pensar en probabilidades. Aceptar que teniendo un método con porcentaje de acierto del 70 por ciento, sobre 10 operaciones a priori positivas, 3 acabarán en negativo, mermando así nuestra cuenta. Se debe tolerar y aceptar esas 3 operaciones negativas, ya que permite aprovecharnos de las 7 positivas. Suena sencillo a priori, pero es lo más complejo a lo que se enfrenta un trader novel.

Como traders tendemos a personalizar el resultado de una operación, si ganamos somos los elegidos; si perdemos, apenas levantamos cabeza; olvidándonos en ambos casos de la incertidumbre que impera en el mercado. Un trader pretende ser la parte que suma al método, cuando en realidad debería ser la parte que no resta. La pérdida ataca a nuestro ego. Olvidamos la probabilidad, nos sentimos superiores a la estadística y es un error.

Si entendemos el trading como un negocio, las pérdidas serán las “facturas” imprescindibles para el buen gobierno de la actividad, serán los recibos, los productos, el sueldo de los empleados, los proveedores… Todos los gastos que nos permiten seguir en el mercado, “abrir” el negocio.

Si intentamos tener el 100% de aciertos acabaremos dejando al trading, porque es imposible. Limitar pérdidas utilizando el stop correcto es la mejor vacuna para un trader.

En el trading, y en la vida, el límite lo pone cada uno

Por último, recordar que la vida no es lo que piensas, es lo que haces. Si no te arriesgas en nada, te arriesgas en todo. Elige un objetivo, como vivir del trading, e inténtalo. No hagas de la búsqueda de la perfección una excusa perfecta para no arrancar. Queremos ser felices, no hacernos desgraciados.

Pensamos demasiado, sentimos muy poco, vivimos aún menos. No nos entreguemos a los que nos esclavizan, reglamentan nuestras vidas y nos dicen qué tenemos que hacer, decir y sentir. Si estás dispuesto a estos cambios, siempre encontrarás personas que quieran ayudarte. Yo soy una de ellas. Nos vemos en la siguiente estación.

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