Es ley de vida, llegará el final de nuestros días y nos tocará desembolsar el último pago. Existen formas para no dejar esa carga económica a nuestros seres queridos, y hasta se puede ahorrar algo en el funeral. Sin embargo, más tarde o más temprano, habrá que pasar por caja. Veamos entonces por cuánto sale la factura del entierro en España.
Aunque existe cierto secretismo en los presupuestos de las funerarias, el último estudio de la OCU revelaba que el precio medio de un sepelio en España es de 3.545 euros.
El sector de los servicios funerarios se ha visto afectado por la crisis económica y por la subida del IVA del 8% al 21%, en 2012. Como consecuencia, muchas familias españolas tuvieron que reducir en lo posible el coste del funeral. Por poner un ejemplo, tras la reforma del IVA, un entierro de 4.000 euros, pasó a costar 520 euros más.
En cualquier caso, el mercado objetivo de las funerarias en nuestro país es de unos 400.000 clientes al año. Para ser más exactos, en 2015 se registraron 422.276 defunciones, lo que generó un volumen de facturación de 1.475 millones de euros, incluyendo todos los servicios del funeral más los impuestos, según Panasef.
Cuánto cuesta morir en España
Como el estudio de la OCU utiliza datos de 2013, vamos a actualizar esa cifra de forma aproximada a partir del informe de la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef). Por tanto, atendiendo al número de fallecimientos y al total facturado, deducimos que en 2015 el coste medio de morir en España ascendió a 3.493 euros.
Y en qué se desglosa ese importe en términos medios:
- Destino del féretro, cementerio o cremación: 664 euros (19%).
- Certificados, tasas, misa, coronas de flores, lápida, esquela: 524 euros (15%).
- Impuestos: 594 euros (17%).
- Servicio funerario: 1.711 euros (49%).
El último concepto es el más amplio, pues incluye todos los servicios que suele gestionar la empresa funeraria: ataúd, traslados del difunto, tanatorio, asistencia, catering, coordinación, permisos administrativos, certificado médico, inscripción en el registro civil, libro de recordatorios, gestión con aseguradoras, tanatoestética, tanatopraxia, etc.
Volviendo al informe de la OCU, observamos una gran diferencia de precios según la ciudad donde se realice el entierro, en algunos casos hasta casi diez veces el salario mínimo interprofesional. Así por ejemplo, morir en Cuenca, la ciudad más barata, costaba 2.261 euros, mientras que en Barcelona, la más cara, el precio del sepelio ascendía a 6.441 euros. Madrid también se situaba por encima de la media, con 4.765 euros.
Ahorrar para el funeral vs. contratar seguro de decesos
Según la OCU, más de la mitad de los españoles tienen contratado un seguro de decesos. Considerando las primas pagadas y la esperanza de vida cuando se contrata, los fondos aportados superan con creces el coste del funeral. Como alternativa, en vez del seguro, es buena idea tener una cantidad reservada para ese fin. De hecho, la OCU defiende claramente esta opción y plantea dos casos, donde ambos superan el coste en la mayoría de municipios españoles:
- contratando una póliza con 45 años, se pagaría un total de 6.118 euros en primas.
- contratando una póliza con 65 años, se pagaría un total de 7.603 euros en primas.
Ahorrar en el funeral
En el precio del entierro o cremación, la posibilidad de ahorro queda muy limitada pues principalmente influye el municipio donde tenga lugar y la elección del fallecido y familiares sobre ser inhumado o incinerado.
En cambio, en el funeral es posible tomar ciertas decisiones que permitan una despedida más económica. En vez de aceptar directamente todos los servicios propuestos por la empresa funeraria, que como hemos visto ascienden en España a 1.711 euros de media, podríamos elegir los que mejor se adecuen a la economía familiar. Del mismo modo, con otros gastos como flores, lápida o esquela.
No podíamos dejar de mencionar otra alternativa, mucho más drástica, pero que permite un ahorro total: donar el cuerpo a la ciencia. Hay que romper muchos tabús y pensar muy fríamente para finalmente elegir esta opción tan altruista. Quien así lo hace no incurre en ningún coste, pues no existe ningún tipo de funeral, sino que el cadáver se destina al estudio en alguna facultad de medicina.
Como resumen podríamos señalar que morir en España no sale barato, todo lo contrario. Que la capacidad de ahorro en un entierro es reducida pero, que como en casi todos los aspectos de la vida (y muerte) del ahorrador, existe cierto margen de maniobra. Y que contratar un seguro de defunción es una elección muy personal, pero no es la única forma de costear el funeral.