El sector de las infraestructuras parece haber capeado razonablemente bien el temporal de la pandemia generada por el virus COVID-19. Si bien algunos subsectores se vieron afectados de forma severa, las valoraciones, en general, fueron más resilientes que las de otras clases de activos alternativos.
Con una vacuna a la vista, los gobiernos siguen centrándose en cómo ayudar a la economía y los estímulos fiscales parecen una gran ayuda en ese sentido. Aunque el gasto público, en apariencia, se dedica a mantener el empleo, tampoco hay que perder de vista las grandes tendencias que veían venir desde lejos, como la salud, el envejecimiento de la población, la descarbonización o la infraestructura digital, lo que podría proporcionar gasolina para un tirón en las empresas del sector.
Además, en el caso de Europa, no podemos olvidar el Green Deal que —con un presupuesto de un billón de euros— impulsará nuevas inversiones en infraestructura verde. El plan de la UE es ser neutral desde un punto de vista de las emisiones de CO2 para 2050, lo que conllevará inversiones en energías verdes, transportes, eficiencia energética, edificios eficientes y otras tecnologías favorables al medio ambiente.
Sectores más y menos impactados por la pandemia
El virus COVID-19 ha impactado en todos los sectores de la economía, por lo que el de las infraestructuras no ha sido ajeno. Sin embargo, no todos sus subsectores la han sufrido por igual. Los activos más relacionados con el crecimiento económico como los puertos, los aeropuertos y las autopistas de peaje han tenido un mayor impacto; y las infraestructuras sociales, renovables y telecomunicaciones, menor.
Según las estimaciones de los analistas del banco suizo UBS, los ingresos del sector podrían haber caído hasta un 10%, con los aeropuertos como los más castigados. Por otro lado, los ingresos de las infraestructuras para telecomunicaciones se han revisado al alza porque los confinamientos, el teletrabajo, el aprendizaje online, el vídeo por streaming, el comercio electrónico, y un largo etcétera han impulsado la utilización de la banda ancha.
Un segundo impacto de la pandemia del COVID-19 ha procedido de los mercados de materias primas globales. En un momento dado, el precio del petróleo llegó a bajar más de un 50%, ante los confinamientos que colapsaron la demanda mundial. La decisión de Arabia Saudí de iniciar una guerra de precios en el mes de marzo de 2020 elevó su volatilidad.
Los precios del gas natural y la electricidad también se han visto impactados en muchas regiones por los confinamientos y el colapso de la actividad económica, si bien se percibe una cierta recuperación en estos productos. En particular, los precios del gas natural han encontrado cierto soporte en Estados Unidos, pues el cierre de algunas explotaciones de petróleo también paró la producción del gas natural, que se extrae allí como subproducto del petróleo.
Previsiones del sector de las infraestructuras
Si se miran las previsiones para 2021, los ingresos globales estimados han bajado solo un 6%, con todos los sectores mostrando señales de recuperación frente a sus cifras de 2020. Y esto es así como resultado de las positivas noticias que llegan del lado de las vacunas, que podrían ser una realidad para la población en general a medio plazo. Mención aparte merecen los ingresos de las empresas de telecomunicaciones que seguirán siendo muy fuertes este año gracias también al desarrollo e implantación del 5G.
Dicho de otro modo, los analistas esperan que el sector de las infraestructuras mejore sus cifras frente a las de 2020. Sin embargo, algunos subsectores tienen un futuro más incierto y podrían permanecer en niveles significativamente inferiores a los de antes de la pandemia:
- Aeropuertos tiene una previsión negativa para 2021. Se espera una recuperación, pero el subsector no alcanzará los niveles de 2019. De hecho, la estimación es un tráfico inferior en un 90% al de 2019.
- Las autopistas de peaje tienen previsiones de estabilidad porque se recuperó el tráfico, aguantó el transporte rodado de mercancías y aumentará más cuando mejoren las condiciones.
- También se espera estabilidad en los puertos porque los volúmenes de contenedores en EE.UU. y Europa se recuperaron con rapidez, y los puertos con exposición a Asia se beneficiaron de la recuperación acelerada de la región.
- Petróleo y gas tienen una perspectiva negativa ante los riesgos de infrautilización que harán que algunos activos no sean rentables. El coste de capital podría subir, aunque mejora la previsión para el gas natural.
- Renovables tiene perspectivas positivas porque no hay riesgos en los precios y tiene el apoyo de los gobiernos.
- Las eléctricas tienen una previsión estable porque las reguladas están protegidas, pero las no reguladas están más expuestas a la volatilidad de los precios de las materias primas.
- Las comunicaciones son positivas porque son una de las ganadoras de la pandemia y se pueden beneficiar de las nuevas inversiones en zonas rurales. Los centros de datos también tienen previsiones positivas por el aumento de las aplicaciones en la nube.
- Por último, las infraestructuras con colaboración público-privada o PPP (Public Private Partnership) tienen una perspectiva estable, aunque en salud afrontarán más riesgos operativos y algunos costes adicionales. Mientras, las no PPP forman una bolsa indefinida donde se percibe aumento de la demanda en salud, pero con unos costes operativos mayores.
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