La nueva normalidad ya ha comenzado. Tras pasar lo peor de la crisis del COVID-19, el mundo empieza poco a poco a coger ritmo hacia un futuro diferente. ¿Eso qué implica? Pues que las cosas no van a ser tal y como eran antes de la pandemia. Al menos de momento.
Uno de los cambios más importantes, además del uso de mascarilla obligatoria en espacios cerrados o cuando no se pueda garantizar la distancia de seguridad, se va a dar en el comercio. O mejor dicho, se está dando ya, pues todos los que han acudido a alguna tienda ya lo han podido comprobar.
La forma de realizar cualquier tipo de compra en una tienda física ha cambiado completamente. Si antes de la pandemia ya se estaban experimentando nuevas fórmulas de comercio, ante el auge del canal online, ahora esos cambios se aceleran, sobre todo con el objetivo de que las ventas no sigan cayendo después de unos meses complicados en términos financieros.
El comercio —y la vida— se reinventa para que no surjan rebrotes del COVID-19 hasta que se dé con una vacuna o medicamento. Y tendrá sus repercusiones en nuestra forma de comprar.
Comprar de forma segura, el objetivo principal
Lo básico, en estos momentos, es que haya seguridad para el cliente y para el personal. De forma que, en toda tienda, sea del sector que sea, hay que seguir meticulosamente determinados protocolos: al entrar hay que aplicarse gel desinfectante en las manos, ya que vamos a estar tocando productos que luego otras personas tocarán. De hecho, en muchos comercios obligan además, a utilizar guantes. Igualmente, hay que usar mascarilla y las cajas tienen pantallas para separar el espacio entre cliente y dependiente.
Si nos centramos en el sector textil, es quizá donde más cambios podamos notar, pues ha sido uno de los grandes afectados por la crisis. Según un estudio de Boston Consulting Group, el mercado textil y del lujo sufrirá un descenso de ventas de cerca del 40% en 2020 respecto a 2019, es decir, unos 7.000 millones en ingresos.
El cierre de tiendas fue un duro golpe para esta industria. Porque, a pesar de que el canal online continuó abierto, muchas personas redujeron drásticamente sus compras al estar confinadas. Así, se enfrentan ahora a tiempos difíciles, con buena parte del stock sin vender, y con la ropa de las próximas temporadas llamando a la puerta.
El canal online es el protagonista tras el COVID-19
El mejor ejemplo de esta crisis es Inditex. Por primera vez desde su salida a bolsa, el gigante textil español ha registrado pérdidas, de más de 400 millones, en su primer trimestre fiscal. De ahí que ya haya anunciado que cerrará más de 1.000 tiendas este año. Asimismo, se espera que su modelo de venta experimente cambios considerables de aquí a dos años: el grupo va a llevar a cabo una inversión de más de 2.000 millones, de los que 1.000 millones irán destinados al canal online, el cual ya llevan tiempo potenciando y ahora quieren acelerar para lograr que una de cada cuatro compras en sus diferentes marcas sea digital en dos años.
Para ello, pondrán numerosas ventajas, como probadores online, simuladores, posibilidad de recogida inmediata en tienda, geolocalización en los establecimientos de los productos… Una nueva forma de comprar que tiene como pilares la agilidad, la comodidad, la cercanía o la rapidez.
Y tras Inditex irán sus competidores. Porque la cuarentena ha enseñado al mundo a comprar online —por fin—. Muchos se han acostumbrado y ya no quieren ni pisar los comercios.
La compra online de alimentación despega con la pandemia
Esta tendencia imprescindible para el textil también se extiende al sector de la alimentación, donde la mayoría hasta ahora era más reticente: el consumo online de alimentación se disparó más de un 80% durante el confinamiento, con más de un millón de hogares haciendo alguna compra online, a pesar de que los supermercados y tiendas de alimentación estaban abiertas, según los datos de Nielsen.
Así, este sector debe ahora consolidar este canal, pues el consumidor va a vivir a partir de ahora en la omnicanalidad: alternará la compra física con la online, procurando siempre la máxima seguridad. Es decir, comprará de forma física lo que sea de proximidad, mientras que en muchos casos evitará los desplazamientos y apostará por el online para lo que no esté cerca.
Además, se fijará más en el precio, pues de nuevo estamos envueltos en una crisis económica, con familias con sus miembros en paro o en ERTE, por lo que el precio volverá a marcar la diferencia en muchos casos. Es previsible un nuevo empuje de la marca blanca frente a la de fabricante y cazar ofertas volverá a estar de moda, y eso suele ser más fácil en el canal online.
Este ha sido solo un esbozo de lo que será el comercio en la nueva normalidad, pues necesitaremos convivir con ella más tiempo para saberlo todo. Pero sin duda, habrá cambios rápidos, necesarios para adaptarse a una nueva forma de vida, una nueva forma de hacer las cosas que ha llegado para quedarse.
Singular Bank ha obtenido los datos contenidos en esta comunicación a través de otras fuentes de información que considera fiables pero no se hace responsable de la completa exactitud de los mismos. Estos datos solo tienen una finalidad informativa y no deben interpretarse como una recomendación de compra o venta.
Singular Bank no se hace responsable de: (i) cualquier pérdida derivada de la utilización directa o indirecta de la información contenida en esta comunicación ni; (ii) del uso que se haga de dicha información. Las decisiones que cada inversor adopte, tanto de inversión como de nivel de delegación y asesoramiento, son su responsabilidad.
Singular Bank no se hace responsable del tratamiento fiscal de los productos de inversión. Antes de efectuar cualquier contratación, es recomendable informarse legal, regulatoria y fiscalmente sobre las consecuencias de una inversión.
Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras.
Ninguna parte de este documento puede ser copiada o duplicada de cualquier forma o medio o redistribuida sin el previo consentimiento por escrito de Singular Bank.