Es muy posible que en algún momento hayas oído hablar del Método Montecarlo, o quizás navegando por las diferentes pestañas del Excel hayas llegado a ver alguna en la que se haga referencia a él.
No es que sea una funcionalidad que se use de forma masiva, pero sí que en determinados ámbitos puede ser muy útil al menos conocer que existe, y en su caso poder usarlo para sacarle todo el jugo posible.
Qué es el método Montecarlo
Se trata de una metodología que permite, mediante una simulación, calcular el valor final de un proyecto, una inversión, o una serie estadística en base a unas variables. Además, nos ofrece la posibilidad de realizar escenarios modificando las variables sobre las que se construye.
Inicialmente se utilizó principalmente en el mundo científico, pues requería herramientas de análisis avanzado, pero con la popularización del Excel ha llegado a la vida cotidiana de las empresas, que en muchos casos lo usan para hacer cálculos de rentabilidades y de riesgos.
Origen del método
Se cree que su uso se consolidó en la mitad de la década de los 40, y de hecho tuvo una aplicación práctica en el desarrollo de la bomba atómica empleada en la segunda guerra mundial.
Se tomó el nombre en honor al principado de Mónaco, considerado la base de los juegos de azar, y en particular de la ruleta, que refleja de forma gráfica el proceso realizado por la metodología de realizar diversos cálculos para estimar el valor de una variable.
Utilidades
Es especialmente útil para valorar proyectos empresariales y de inversión. Evidentemente, hay un componente de probabilidad que se basa en estimaciones, y cuantas más proyecciones hagamos, más preciso será el resultado estimado. En ese sentido, la capacidad de cálculo cada día es mayor, y favorece el uso de estas metodologías.
De todos modos, el resultado obtenido se basa en unos grados de confianza. Es decir, obtenemos un resultado y una probabilidad de acierto.
Hay variables que sabemos de partida, por tanto se asumen como datos del modelo. En cambio, las que desconocemos y queremos estimar, son sobre las que trabajaremos y denominamos variables dependientes.
Aunque, cada vez se aplica a más ámbitos, hay dos en los que se usa de forma habitual:
- Rentabilidad de proyectos: Calculamos la TIR y el VAN para poder determinar si es interesante hacer una inversión, o bien al contrario, qué inversión sería necesaria.
- Riesgos: Hay dos elementos básicos en la estimación del riesgo, la probabilidad de que ocurra el evento y la gravedad. Es decir, para medir el riesgo de incendio, estimaríamos qué probabilidad hay de que se produzca un incendio y qué daños podría ocasionar.