Está claro que cada vez mostramos una mayor concienciación sobre el cambio climático. Los fenómenos medioambientales están atrayendo cada vez más la atención de la sociedad, que paulatinamente va modificando sus hábitos y se muestra muy exigente con las empresas y los políticos, exigiéndoles una mayor responsabilidad.
Y si nadie duda de la importancia que tiene el cuidado del medio ambiente en nuestra salud y bienestar físico, no todos se paran a pensar en los beneficios económicos que reporta el mismo. Esta tendencia genera oportunidades de inversión atractivas, ya que existe también un importante incentivo económico en la adopción de tecnología que ayude al medio ambiente.
En términos de inversión, “el clima y el medio ambiente” es una mega tendencia a largo plazo, que ha dado lugar a un universo de inversión que cuenta con una capitalización bursátil de más de cinco billones de euros.
En Nordea consideramos que este singular universo de inversión está poco analizado y malinterpretado por muchos inversores. Si uno compra una empresa que produce energía limpia, todo el mundo sabe que es una empresa verde y muchos son capaces de valorar correctamente el precio de su acción. Pero si los inversores amplían su horizonte y empiezan a buscar a compañías que pueden ayudar indirectamente en la transición a un mundo más limpio, pueden surgir muchas más oportunidades.
Gracias a la demanda sostenida de soluciones climáticas, este tema es transversal al desarrollo cíclico de los sectores y la economía. Por ello, en el entorno actual donde las inversiones tradicionales en renta variable están amenazadas por las elevadas valoraciones, fondos temáticos como el Nordea 1 – Global Climate and Environment Fund, ofrecen una oportunidad muy atractiva de diversificación frente a inversiones en renta variable “long only”.
Y es que, en contra de las asunciones que podamos tener, no debemos olvidar que es posible invertir en un fondo sostenible que lucha contra el cambio climático y a su vez obtener una buena rentabilidad en cartera.